Confieso que, ante mi indignación de lo que pasó en la corrida anterior respecto al triunfalismo absurdo que reinaba en la plaza, en el día de ayer no me dio la gana sentarme en el cemento y, preferí llevarme el bochorno en el sillón de mi casa. Barruntaba que, el disgusto sería el mismo, eso sí, con menos calor y más cómodo, por supuesto. Bien es verdad que, ante el televisor, tuve que soportar a ese hombre de la huerta de Valencia que, su gran mérito es haber sido subvencionado de por vida por los políticos, cosa que no me parece nada mal, pero para decir tonterías y estupideces, mejor que le lleven el jornal a casa y estaremos todos más contentos. Me refiero a El Soro que, el pobre, gran banderillero, una desdichada lesión le apartó de los ruedos y, como explico, la caridad de los políticos para con el diestro valenciano, propiciaron el puesto de trabajo que ahora disfruta. No estoy en contra de la buena voluntad de los responsables de Canal-9 por aquello de haberle dado un trozo de pan a El Soro, lo que si que me parece lamentable es que, como en este festejo, las cámaras muestren un primer plano del toro romo de pitones y que, El Soro, por su cuenta y riesgo, emita exclamaciones a favor del toro aludiendo la grandeza de dichos pitones, su calidad astifina cuando, como todo el mundo pudo ver, la corrida olía a serrucho.

Con poco más de media plaza se lidiaron tres toros de Sánchez Arjona y tres de Charro de Llen, pobres todos de presentación, dispares en su juego y, sin aparente peligro ninguno de los lidiados. El segundo de Manzanares resultó manso de solemnidad y, el último de la tarde, el presidente, en un gesto absurdo y de mal aficionado, devolvió el toro al corral por manso. Además de incumplir el reglamento, el presidente, cometió la torpeza de devolver al toro tras ser picado y, como todos sabemos, en muchas ocasiones, un toro manso ha sido muy válido para la muleta en el último tercio. Error monumental del presidente que, sin lugar a dudas, buscaba el protagonismo por aquello de tener las cámaras de la televisión frente a sus narices.

Manzanares ha salido derrotado de su pueblo. Era la máxima atracción de la feria y, en dos corridas a modo y de total lujo, se ha llevado una triste oreja. No encontró el acople en su primero y se acobardó en su segundo que, rajado por completo no le dio opciones. Menos mal que, con la espada estuvo certero porque, aquello pudo haber sido peor. En su primero tenía que haber dado la medida del gran torero que entendemos lleva dentro pero, el chico, no está para muchos trotes. Le cuesta horrores hacerse el ánimo y, seguirá toreando por ser quien es, pero no porque se esté justificando; de todos modos, en breve, en su pecado, llevará su penitencia.

Mejores que Miguel Ángel Perera, conozco a quinientos que, todos, se hicieron banderilleros. En su primero, torito mansito, a modo, sin apenas fuerzas y que metía la cabeza con verdadero primor, Perera, lo molió a derechazos sin alma y sin sentido. Lo mató con rectitud y prontitud y, todo el mundo quedó en silencio. Lo triste de la cuestión es que, al ser preguntado el diestro por las condiciones del toro, Perera confesaba haber estado frente a un barrabás. Desde luego, el día que a Perera le salga un toro con malas ideas, con toda seguridad, le retira del toreo. En su segundo, un tanto más violento que su primero, estuvo valentón, afanoso y bullidor pero, el toro, pedía mucho más. Quiso torear de cara a la galería y, gracias a una magnífica estocada, le regalaron una oreja. Yo entiendo que, la faena, por supuesto, no era de oreja; si acaso, de vuelta al ruedo y, el diestro, al ser preguntado, en un gesto de soberbia, dijo que le habían robado la segunda oreja. Con semejantes planteamientos, no llegará muy lejos este hombre. Carece de humildad, muele a trapazos a sus toros y, para colmo, se cree Antonio Ordóñez en sus mejores tiempos. Claro que, el maestro Manolo Cortés, que ahora es su apoderado, en vez de inculcarle las bellas condiciones que él tuvo como torero, para colmo, le alienta en sus gestos de soberbia puesto que, Manolo Cortés, también dijo que, el primer toro de Perera era un barrabás. ¿Se habrá vuelto loco el maestro de Gines?

Palazón que el pasado año se erigiera triunfador total de la feria de Alicante, acudía a su plaza cargado de ilusiones. El trato que le ha dado la empresa no puede ser más exquisito. Sus formas de entender el toreo, en realidad, son muy bellas y, así lo demostró una vez más. Tanto con el capote como con la muleta, el toreo de Palazón tiene sabor, torería y aromas de torero caro; quizás que, en su primero, perdió algunos tiempos muertos que, en realidad, fueron los que enfriaron un poco el ambiente. Cortó una oreja pero, supo a poco. El pinchazo previo a la rotunda estocada, de haber tenido más continuidad la faena, con toda seguridad, el premio hubiera sido mayor. Como digo, tiene calidad y empaque pero, necesita torear, placearse y adquirir más técnica; pero ahí está la madre del cordero. El quiere torear pero, ¿donde? Con ojos de estupefacción veía como le devolvían su segundo enemigo, el toro más hermoso de la corrida que, nunca lo sabremos, igual en la muleta pudo haber dado la medida para que, Palazón, rubricara una tarde de éxito. Se quedó con las ganas y, el sustituto, le planteó muchos problemas que, el chico, no pudo resolver. Difícil y complicado su futuro que, con toda seguridad, deberá de plantearse.