Sin duda que, Ceret, como feria taurina de Francia, solo merece elogios; es la feria del toro por antonomasia y, aquello de que se le rinda culto al toro es algo fantástico. Haber conocido dicha feria me llenó de convicciones respecto al toro; pensar, saber y comprobar que en una plaza de tercera, el toro es el gran protagonista es digno de alabanzas al más alto nivel.
En Ceret el toro es lo primero
El toro, como tal, así lo debemos de recordar constantemente, es el gran actor de la fiesta de los toros; sí, es binomio entre el toro y el torero es ineludible, pero existen muchas clases de toros, desde los bobalicones que lidian las figuras, hasta los toros auténtico que suelen lidiar los toreros que, para mayor dicha, en esta ocasión, hasta podrán ver en Ceret, la grandeza de Curro Díaz e Iván Fandiño entre otros hombres admirables que acuden a dicha feria repletos de ilusiones.
No es normal lo de Ceret, o si acaso muy parecido a lo que ocurre en nuestra Azpeitia; plaza pequeñas, de tercera, pero con una verdad de primera, justamente, la que sustenta dichas ferias para engrandecer un espectáculo tan bello como la fiesta de los toros que, organizada como en Ceret, alcanza rangos memorables.
Uno añora, en calidad de aficionado no poder asistir este año a Ceret, la plaza en la que queda uno conquistado para siempre; el ruedo donde la verdad alcanza dimensiones inusitadas. En Ceret todo es pequeño, todo es humilde, menos el toro que sigue siendo el rey de la fiesta.
La plaza de Ceret la recordaremos por muchas cosas, todas ellas auténticas y aleccionadoras; pero siempre vivirá en nuestro corazón el día en que, el maestro Luis Francisco Esplá, con aquel arranque de verdad que rociaba su vida y su carrera, por poco le entrega su alma a Dios, todo ello por defender la verdad más absoluta.
Así es la fiesta de los toros que, cuando alcanza las dimensiones de Ceret, su grandeza es incuestionable. Está muy claro que, en Francia, como en España, existen las dos caras de la moneda y, la cara será siempre Ceret, sencillamente porque allí se expone la verdad para deleite de los aficionados.