Que Pepe Moral -¡qué buen torero es Pepe!- igualara en trofeos y saliera por la puerta grande de Dax junto a El Juli, eso es lo más normal del mundo; y lo es porque, cualquiera de los que se visten de luces con esos animalitos que lidian las figuras puede estar a su altura, a poco que les embista un animalito.
Dicho esto hay que hacer un alto en el camino para analizar la faena cumbre de Curro Díaz en Villarrobledo; si, era un pueblo, como tantos en los que se dan toros en España, pero las connotaciones del éxito de Curro Díaz son dignas de encomio. Como siempre, claro está, lamentaremos el escenario, pero nunca la obra.
Curro Díaz, arrebatador en el ejercicio de su arte
Los que hemos tenido el enorme valor de apostar por la carrera, vida y obra de Curro Díaz, un hecho como el referido nos llena de alegría. ¡No puede ser de otro modo! Algunos, al respecto de este diestro, hasta dudaban de él argumentando que tenía miedo escénico ante las llamadas ganaderías duras y, craso error, sencillamente porque el diestro de Linares ha dejado en ridículo a cuantos pensaban que no podía.
Curro Díaz le cortó el rabo al primer toro que ha lidiado en su vida de Miura. Tras todo lo visto, imagino que don Eduardo Miura sugerirá, pedirá, incluso reclamará a los empresarios que pongan siempre a Curro Díaz con sus toros. Cortarle los máximos trofeos a un toro de Miura no es nada habitual; igual se han cortado muchos rabos a estos toros, pero yo solo recuerdo el que cortó Paco Ruíz Miguel en Sevilla hace ya muchísimos años.
Me alegro por Curro Díaz y su gran éxito, pero ante todo, el primer satisfecho y contento no es otro que el propio diestro. Un triunfo el suyo que le llenará de convicciones, que alejará de toda duda, que le dará mucha moral, que le fortalecerá en su interior porque, anímicamente, con toda seguridad, su triunfo ha sido mucho mayor que los trofeos esgrimidos ante la afición de Villarrobledo.
Para colmo, Curro Díaz toreó como los toreros sueñan, algo muy propio en este diestro singular, con mérito añadido de que estaba creando la bella obra artística frente a un toro de verdad; un Miura nada más y nada menos. Un poco lo que hizo Manuel Escribano hace unos días en Alicante pero, en el caso de Curro Díaz, con una obra de arte inolvidable. ¿Cómo imaginan todos que resultó la obra creada por Curro Díaz en ese pueblo manchego? Imaginen, sueñen y, al despertar encontrarán la faena soñada, como dije, la que sueñan todos los toreros y que muy pocos son capaces de llevarla a cabo.
Curro Díaz no está en los grandes circuitos de las ferias de relumbrón, para suerte de Morante puesto que, con el valor de Curro Díaz, su arte y su inspiración, de estar entre los grandes, muchos lo pasarían fatal. Ahí tenemos, como ejemplo, esa salida en hombros a la que me refería en el principio de estas letras en que, la cara de El Juli, saliendo en hombros junto a Pepe Moral en Dax, parecía la cara del peor enemigo del diestro de Sevilla.
Curro Díaz, esté donde esté, lo realmente es que está; y lo está para crear arte, para inmortalizar a los toros como en el caso de Miura citado en que, para colmo, como nos han contado, don Eduardo Miura felicitó como a nadie a Curro Díaz tras su obra inmortal. Y tiene razón don Eduardo Miura puesto que, a sus toros, pases se los dan por tropel, pero aquello de que se cree una obra de arte frente a un animal de su ganadería, ello no es nada propio, de ahí la grandeza de Curro Díaz y la satisfacción de don Eduardo Miura.
Foto de Arjona