Tras la corrida de ayer en Madrid hay que felicitar a Victoriano del Rio. Tras lo dicho, muchos pensarán que estoy loco por aquello de que dicha corrida salió nefasta. La felicitación al ganadero viene dada porque, todos, sin distinción, pensábamos que Victoriano del Rio había traído la mala, hace unos días, para Iván Fandiño y Diego Urdiales y, no, han sido horriblemente malas las dos, menos mal.
Como vengo explicando, algún duendecillo malvado pulula por Las Ventas, no puede ser de otro modo. Es inexplicable que los toros no embistan; parece que alguien lo quiere así. Suena como a brujería lo que digo pero, tampoco se entiende de otro modo. Los toros del ganadero citado, los que se pegan bofetadas todas las figuras por lidiarlos, por dos veces y en Madrid, han cosechado dos fracasos con estrépito. Barrunto que detrás de esos fracasos hay muchas más cosas. No tengo argumentos para otra cosa; la realidad fue la que todo el mundo pudo ver, pero de que todo suena sospechoso es algo inevitable.
¿Un mano a mano? ¿A competir o solo a cobrar? La Beneficencia antes mejor
El Juli y Perera, mano a mano. ¿Y ahora qué? No pasa nada. Ellos son las figuras y su fracaso en Madrid no les frenará para nada; tampoco exigirán más, pero torearán en todas las ferias con el dinero estipulado. Peor han quedado Fandiño y Urdiales con toros de la misma ganadería; mientras a El Juli y Perera no les afectará nada, el de Orduña y el de Arnedo las pasarán canutas, incluso mucho más Diego Urdiales al que los empresarios no le valorarán jamás, aquello de ser la muleta más pura del toreo.
A falta de muy pocas jornadas para que concluya la feria de Madrid, la misma, empresarialmente se ha desarrollado como los empresarios tenían previsto; vamos, que no han errado en nada. Ha habido los llenos que ellos pronosticaron y todo ha quedado en posición cero. Como siempre ocurre, la empresa ha salido triunfadora pero, ¿y los que pagan? Esos que sigan pagando y, ante todo, que no alcen sus voces; todo, como digo, ha salido bordado; ni broncas como antaño. La fiesta se ha descafeinado tanto que, apenas sabe a nada. Ni sustituciones ha habido, sencillamente porque lo que han sido heridos, solo tenían esa tarde, de ese modo, los que estaban de sustitutos, ahí quedaron todos en el banquillo de la desesperación.
¡Qué lejos está Madrid de Cáceres! ¿Verdad, Julián López? Sí, porque el pasado domingo, El Juli, en un gesto que le honra y que le hace grande como individuo, pudo palpar, en calidad de torero, lo que es la parodia de provincias para compararla con Madrid. Esa es la diferencia, por mucho que les pese a quién les pesa.
¿Merece la pena ir a ver los toros en Madrid? Sin duda, en el mes de agosto seguro que sí. En plena feria de San Isidro, el ocaso ha sido la norma. Y lo peor es que la historia se repite todos los años.
Foto: Muriel Feiner