Ese gran invento llamado televisión que tanto nos entretiene -o nos envenena, según se mire- en ocasiones nos quita el humor, justamente, si de retransmisiones taurinas se refiere.
Ciertamente, los toros deberían de estar prohibidos en cuanto a sus retransmisiones respecta, de forma muy concreta en La México puesto que, lo que vemos domingo a domingo no deja de ser un escarnio, una burla hacia los aficionados y, sin duda, hacia la dignidad de la propia fiesta de los toros.
El Pana, el único diestro en activo que ha llenado La México
Y nos quejamos nosotros de que en España la fiesta está adulterada; craso error, pensamiento nefasto puesto que, para nuestro consuelo, en España nos queda Madrid, Pamplona, Bilbao… y algunas plazas más en que, todavía, el toro sigue siendo el rey. Pero lo de México, como digo, clama al cielo. Si en El Embudo de Insurgentes sale el novillito adulterado, ya podemos darnos una idea de todo lo que pasará en los estados.
Tras todo lo visto en los últimos años, en dicha plaza, la última vez que salió el toro digno fue el día en que teóricamente se despedía El Pana que, los Garfias de aquel día tenían auténtica presencia de toros. Ahí están las imágenes.
Para colmo, nuestras figuras acuden a dicha plaza como si se tratara de una heroicidad por su parte. Hay que tener poca vergüenza para ser adalides de dicha burla y semejante escarnio. No se comprende que, por ejemplo, Miguel Ángel Perera, el gran triunfador de la temporada española, el auténtico ídolo de la feria de Madrid en la que mató el toro de verdad, se apunte a dicha parodia mexicana; será por aquello de darse una vueltita y matar el gusanillo de su afición. Como digo, mejor hubiera sido, ante todo, más digno quedarse en su casa y no mancillar su nombre siendo pura comparsa de tales fraudes.
Pobre México. Un país tan bello no se merece una fiesta tan indigna como la que tienen. Sin duda alguna sigue siendo un milagro que en dicho país azteca sigan quedando aficionados; lo que vemos por la televisión es tan dramático, de ahí la pregunta que nos hacemos. Por todo lo sabido, La México no se llenará nunca más; echaron a los aficionados y, como siempre pasa, ahora se lamentan.
Sabedores de todo lo que ocurre en México, cualquier aficionado tiene derecho a preguntarse cómo Eulalio López El Zotoluco hizo aquella machada enorme en la última temporada en que estuvo en España. Hay que tener mucho pundonor, mucha vergüenza para venir a España, como el Zotoluco lo hizo y, tras matar los novillitos que suele lidiar de forma habitual en su México, cuando vino a España se enfrentó con la durísimas corridas de Miura, Victorino… al igual que hiciera Arturo Macías que, enfrentándose a dichas corridas, por poco se deja la vida en España; claro, por eso no han vuelto jamás.
Lo dicho; nos quejamos en España, casi siempre con razón, pero si lo que aquí ocurre lo comparamos con México, nuestra fiesta es el prototipo de lo que nosotros anhelamos; y mira que tenemos razones para quejarnos.
Foto: Emilio Mariel
