Como sabemos, en este fin de semana se ha celebrado la feria de Olivenza, ese festín de las figuras que lo tienen como aperitivo antes de la llegada de las grandes ferias. Corriditas a modo, público amable, presidencia generosa; toda una fiesta para uso y disfrute de las figuras de la torería andante. Como pudimos ver, en Olivenza era todo de lujo; ganaderías bobaliconas y las máximas figuras en los carteles oliventinos.
Padilla saliendo en hombros en loor de multitud de Olivenza. Foto: que.es
Y como quiera que Olivenza es un coto cerrado para los señoritos del escalafón, como una especie de milagro, este año dieron entrada a Juan José Padilla, no podía ser de otro modo. Padilla, por las circunstancias sabidas era plato apetecible en Olivenza y en cualquier feria. Y qué curioso. Si lo analizamos nos caemos de espaldas, tras veinte años de alternativa, Juan José Padilla se presentaba en Olivenza. Insólito, ¿verdad? Esto viene a demostrar lo que digo, que es la fiesta de las figuras en dicha plaza pacense y que los que no lo sean, no tienen cabida en dicha feria.
Pero este año, el morbo de Padilla era bocado apetecible para la empresa; tenía que quedarse tuerto el muchacho para que le contrataran en esta plaza. Tremendo, pero cierto. Cierto es que, sin que sus toros fueran los mejores, Juan José Padilla no defraudó a nadie; su ilusión, su fuerza, su poderío, su vitalidad, su manera de sobreponerse a todo, fueron elementos a tener en cuenta para que el diestro saliera en hombros de Olivenza.
Por lo que hemos podido ver, barrunto que en el transcurso de la temporada, Juan José Padilla, con visión en un solo ojo pondrá contra las cuerdas a las figuras que, inocentemente, han accedido a torear con él. Pronto, muy pronto desistirán; ya lo comprobaremos. Padilla, curtido en mil batallas frente al toro de verdad, todos los años cuando le contrataban para la feria de Jerez junto a las figuras, les doblegaba a todos.
Ahora, esas mismas figuras que siempre le huyeron, por “lástima” han accedido a torear con él por aquello de su “minusvalía” y les saldrá cara la broma a las figuras. Ayer ya lo anunció en Olivenza; con ese tipo de toros, con la boina los torea Padilla, con un ojo solo y de tener bolsillos su traje, con una mano en ellos. Como fuere, Padilla entra ahora a formar parte de los carteles donde existe el dinero, la gloria, el público en tropel y, aunque el toreo que en dichos ruedos se practique no se ajuste a lo que entendemos como la autenticidad de la fiesta, Padilla ya ha pagado el canon necesario como para que ahora se le invite a dicho festín; para que pueda torear relajado, contento, dichoso; para comprobar que, con un solo ojo, el diestro de Jerez ponga contra las cuerdas a sus compañeros; claro que, de seguir así, cuando los demás quieran darse cuenta, Padilla se habrá llevado del toreo más dinero en esta temporada que en los últimos dos decenios que lleva como matador de toros.
Me alegro muchísimo por Juan José Padilla. Como quiera que no hay mal que por bien no venga, el destino ha querido que Padilla pueda saborear las mieles del éxito; Padilla perdió un ojo, pero le sobran cojones para arrinconar al más preciado de los toreros. Ayer, en ese ensayo general que fue Olivenza lo pudimos palpar; a partir de ahora, todo lo demás. Que se ajusten los machos sus compañeros.
Con el debido y máximo respeto para el jerezano y su hazaña, pero demostrado queda: 'El tuerto es rey'.