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Antolín Castro  
  España [ 01/04/2006 ]  
RAFAEL DE PAULA: LA OVACION DE SU VIDA

Sonaba una ovación, que era la ovación de la tarde, que era la ovación de la temporada y que, seguramente, será para Rafael, la ovación de su vida. También para muchos de los asistentes será la ovación de su vida, ya que pocas veces es posible ser parte de un momento tan sincero y emotivo como el de esta tarde. Allí estaban veintitantas mil almas y cuarenta y tantas mil manos, dale que dale hasta enrojecer del todo. Miraras donde miraras, había manos aplaudiendo.

Y como quiera que Paula siempre lo hizo todo despacio, fue recorriendo paso a paso el camino hasta llegar al centro del anillo, con un andar, el suyo, pero con muchas más dificultades que nunca le hubiéramos visto.  Pero era él, humilde y calmoso, saboreando y absorviendo cuantos sonidos salían de aquellas manos entregadas a su persona. Y no le daba tiempo de mirar las lágrimas que recorrían los rostros de muchos de los que aplaudían, pues sus ojos estaban tan húmedos como los de los aficionados, entre ellos los míos.

Tiempo, tiempos para el recuerdo. Durante ese tiempo, de ida y de vuelta, lo he visionado todo de golpe, como si ayer fuera. Como fui capaz de escribirlo, para La Reserva del Toreo, hace ahora veintitrés años:

Quiero contarles a nuestros lectores, algo, que quizás pueda parecerles extraño, pero es mi verdad, algo que sentí hace unos años en Madrid, viendo torear con el capote a RAFAEL DE PAULA: Descubrí el valor auténtico de los Toreros. Es algo que te embarga y te emociona, haciéndote sentir la magia de este arte sin igual, al tiempo que te rodea y te aprisiona un angustia de miedo, que el torero en la culminación de su obra, ha llegado a relegar a un plano lejano y ausente; para él no existe el miedo en ese momento, ha logrado rebasar la difícil frontera del peligro, traspasando, transmitiendo ese peligro y su miedo al espectador. Es ese momento en que en su total relajación, nos hace verles como seres superiores, haciéndonos explotar de emoción cuando culminan su obra.
Lanceaba en un quite, era evidente que había surgido el momento clave de la inspiración, el toro iba y venía envuelto, mecido, arrumbado en el vuelo de su capote; cada vez más despacio, como queriendo parar el tiempo, como si fuera movido por una suave brisa, abierto el compás, bajas las manos y ganando terreno en cada lance. El toro no lo entendió, -no tenía nada que entender- fue ciñéndose al cuerpo del torero, todos vimos que la cogida era inevitable, todos menos él. No tenía tiempo en esos momentos de arte. ¿Quién piensa en miedos, quién ve peligro?. Rafael pasó a la enfermería y dejó en la arena el aroma, el sabor del valor auténtico, prendiendo en los aficionados una sensación de ahogo y admiración a la vez. Había surgido espontáneamente el arte, el valor y la inspiración de EL SENTIMIENTO GITANO
.

Con la misma lentitud que ahora camina se sucedieron aquellos lances del recuerdo. ¿A alguien le extraña que haya llorado?. ¿Cómo no he de llorar si momentos como esos ya no los veo?. Vuelve a hacer el paseíllo torero, vuelve hasta el centro del ruedo, que se me inunden los ojos, como a ti se te iba el miedo. Y tras de este misterio, y al sonar de los clarines, volvimos a la realidad.

Tras la ovación impresionante a Rafael, la gente quería más ovaciones, y mira que lo querían, pero la fiesta que existe hoy se lo impedía. Pero no se asusten, que hubo... pero pocas y muchas menos de las que presumíamos todos que debería haber habido. La fiesta de hoy lo ha impedido. Todo a favor: dos toreros esperados y queridos, los toros escogidos, despuntados, el público deseando aplaudir, sin protestar los exigentes de la plaza; ¿caben mayores facilidades?. Pues no ha podido ser, todo debido a la fiesta que se usa hoy en día.

Joselito y Morante de la Puebla han tenido disposición y ganas de hacer cosas, pero es imposible cuando el ganado es una auténtica ruina. Se truncaron las expectativas y deseos del público y de ellos. Seis ovaciones cariñosas en una tarde donde ha surgido una ovación de las de época, no es suficiente, y mira que había ganas, pues no pudo ser. La culpa la fiesta de hoy, que no es otra que la que ofrece toros inválidos que no admiten ni lidia ni nada.

Ganaderías de todos los colores, no solo un encaste, y nada: a rodar, a rodar. Así es imposible que haya fiesta. La emoción y el nivel los dan el toro en plenitud, no solo los deseos y las buenas formas de los toreros. Por eso esto pierde interés. Repetimos, plaza llena, público amable, toros escogidos pero falta la materia prima: la casta, la bravura, la fuerza. Sin esas esenciales características del ganado, todo se queda en amagos, aunque sean de arte, amagos.

Comenzó la faena a su primero Joselito, que había brindado al maestro, y creímos que esto era el toreo de antes, pero se acabó todo pronto. Se abrió de capote Morante en el suyo, abrió el compás, meció el capote y era eso lo que se estaba esperando, pero se acabó pronto. Todo se acabó muy pronto. Hasta el buen público se acabó cansando y reclamó devoluciones necesarias.

Tanto el madrileño como el sevillano mostraron momentos de clase y torería, pero finalmente nada trascendió. Cuando el toro no tiene emoción nada trasciende por muy benévolo que se muestre el público. El pecado capital de nuestra fiesta se puso de manifiesto en este esperado festival con toda su crudeza. Para terminar de arreglar el triste discurrir de los toros de hoy, en el sexto, Morante hizo caso omiso del cambio de tercio ordenado por el presidente del festejo, ordenando a su picador, que ya se había despedido del usía, que picara nuevamente. Luego el toro... rodó por la arena varias veces.

La gran ovación a Rafael de Paula, los detalles de Joselito y Morante y... la triste historia de la fiesta actual: con estos toros ni sobrevive la fiesta ni la ilusión y mucho menos se nos saltarán de nuevo las lágrimas.

Ilustración: "Quejío" del pintor José Criado quien expone en Madrid a partir del día 22

 
   
 
   
Alejandro Tellez 03/04/2006  
 
GANADO.- lo contrario de ganado. es perdido. y en este caso.-la aficion perdio por el mal ganado. no pasa, pero sucede. cuando menos. hay una disculpa. mi enhorabuena para el pintor JOSE CRIADO.
 
   
Susana Campillos 02/04/2006  
 
Epero equivocarme, pero creo que nunca asistiré a un festejo (aunque sea festival) en el cual todo estaba predispuesto para el triunfo. Pero que falta de respeto a Rafael de Paula y a los 23.000 espectadores que abarrotaban los tendidos, por parte de quien eligió el ganado. Poco a poco no minan la ilusión a los cada vez menos aficionados...
 
   
Gil López 02/04/2006  
 
Sinceramente tengo que unirme a su cronica,pués describe con una precisión totalmente objetiva lo que sucedió ayer en Las Ventas,emoción al ver al maestro y tan solo detalles en los toreros.Increible que la primera plaza del mundo,se preste a éste tipo de ganado.
 
 
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