Antonio Pérez un torero ilusionado con su futuro

-Entrevisté, a lo largo de mi vida a cientos de toreros pero, Antonio querido, ¿qué se le pregunta a un chaval que es y dice ser torero pero que no actúa en ninguna parte?

Lo has reflejado tú muy bien en el prólogo que me dedicas; casi que dijiste todo, por tanto, poco puedo yo añadir aunque, si te parece, contaré muchas cosas.

-Pongámosle vida a tus ilusiones. Empecemos por Perú si te parece.

El tema, digamos que la pregunta o invitación que me haces me parece apasionante. ¡Perú! Para mí es el todo. Y lo triste de todo es que lo que allí hacemos no tiene repercusión alguna en España. Aquello es la prueba de fuego más grande que un torero pueda tener; es decir, no lo digo por mí, pero si todo chaval que quiere ser torero y es capaz de vivir aquellas experiencias, sin duda, quiere ser torero.

-Ese es tu caso, amigo.

Sin duda alguna. Fíjate que, tras todo lo vivido en aquellas tierras, pienso ahora en Manolo Escribano y, de haber sufrido allí esa cogida tremenda, ahora ya sería historia el diestro de Gerena.

-¿Por qué, Antonio?

Porque allí no hay medios. Ya viste lo que le sucedió días pasados a Renato Motta, el novillero peruano que, con una cogida similar a la de Manolo entregó su alma a Dios.

En un afiche para su contratación

-Puntualízame; no hay medios porque no existen o porque no quieren que los haya.

No existe el menor atisbo de crítica en mis palabras; aquello es todo tan humilde que no hay medios, no existen; es todo un milagro lo que sucede en Perú que, como imaginas, nos pasamos más tiempo rezando que toreando; rezando para que no exista cogida alguna puesto que, es ahí donde uno se juega la vida de verdad.

-Escuchándote, amigo, pienso que eso tiene una solución muy sencilla; en Perú que toreen los peruanos; es decir, quedándose uno en casa se solucionan todos los problemas. ¿No te parece?

Así podría ser, pero nada que ver el mundo de los toros con ninguna otra profesión en el mundo; nosotros somos de otra galaxia y, si vemos que en Perú, por citarte el país donde he toreado muchísimo, allí nos dan toros, no lo pensamos dos veces. Es tanta la ilusión del que aquí no torea que, pensar que allí puede hacer una temporada de veinte corridas de toros, la locura está servida; para allá vamos todos. Y somos muchos los que cruzamos el charco para ello.

-Por lo que me dices, asumes el riesgo de forma voluntaria, por tanto, no caben luego las quejas. ¿Cierto?

Pero es que yo no me quejo; todo lo contario. Pese a todo siempre le cuento a todo el mundo que sigo en activo como matador de toros gracias a Perú que durante varios años ha colmado todas mis ilusiones. No he llevado la contabilidad de los festejos allí toreados pero, deben ser más de cuarenta corridas de toros que me han hecho muy feliz; he toreado, he triunfado, he ganado un dinero. ¿Qué más puedo pedir?

-Según me han contado, Antonio, allí eres un auténtico ídolo. Cuéntame, por favor.

Soy un hombre de una entrega desmedida y eso cala en aquella afición que, lo único que anhelan es pasarlo bien, disfrutar con la fiesta que aman que, como entiendes, a los toros los aman con locura desmedida. Allí, amigo, en cualquier pueblo pequeño te encuentras con una plaza con ocho o diez mil localidades; todo una locura al más alto nivel y, ¿sabes lo mejor? Que se llenan todos los días; aquellos aficionados son admirables. Allí, como te decía, todo es humilde; los aficionados ahorran durante todo el año para la corrida de feria y, los llenos son tremendos; jamás he visto una plaza media o con poca gente; todo es divino. Aquella afición merece un respeto y, ante todo, los sacrificios que allí hacemos los toreros al jugarnos la vida.

El de Mejorada citando al toro con la diestra

-Me llamó la atención, Antonio, aquella vez que me enseñaste una foto en un pueblo peruano, no recuerdo su nombre, pero el ruedo es humano; es decir, la gente, en círculo, cubren la plaza y allí se torea. ¿No es eso una locura en toda regla? No es que puedan sufrir los toreros, son los mismos espectadores los que se juegan la vida.

Es cierto lo que dices y, rebatirte sería una falacia. Pero se trata de una tradición ancestral en que, durante tantísimos años se ha celebrado de tal modo y lo ven de una normalidad aplastante; hay un riesgo enorme, pero allí pueden con todo.

-Tomaste la alternativa en Málaga con un cartel muy extraño, con anécdota incluida la que te pido me la cuentes.

Ante todo permíteme que te diga que, mi alternativa, antes del día que tú citas, se frustró durante seis ocasiones, siempre por la lluvia y otros imponderables, por ello cuando me vi en la puerta de cuadrillas de Málaga, no me lo podía creer. Y sí, la anécdota que mencionas no es otra que, Juan Muñoz, el que había sido matador de toros malagueño, tras muchísimos años retirado, reapareció para doctorarme algo que me hizo muy feliz, al tiempo que nos acompañó Marc Serrano, el diestro francés.

-Han pasado seis años desde tu doctorado y, por lo que veo, todavía albergas esperanzas respecto a tu futuro. O eres muy loco o muy cuerdo, tú verás.

Que Dios me perdone si lo que hago es pecado; pero yo estoy convenido de mi valía, es más, entreno más que nadie en el mundo; en el invierno hago muchos tentaderos; es decir, mi vida es de torero. Habrán toreros que entrenarán como yo, pero dudo que nadie en el mundo lo haga con más énfasis que mi humilde persona; vivo para el toro.

-Pero mientras todo eso ocurre, matador, hay que comer, ¿no te parece?

Por supuesto. De goma no soy. Me apaño con lo que tengo; gané un buen dinerito en Perú, el que voy administrando con cautela y, como quiera que no tengo vicios y soy soltero, me arreglo divinamente.

En un reciente tentadero junto a El Inclusero y Frascuelo

Dentro de todos los males, Antonio, te queda Mejorada del Campo, tu pueblo que, como se sabe, has toreado en varias ocasiones, como lo harás Dios mediante este año ¿verdad?

Es una gran suerte tener un pueblo que me quiera y, para colmo, que se den corridas de toros, algo que me llena de alegría porque no todos pueden decir lo mismo.

-Eso que dices tú; ha habido muchos pueblos que se han dado toros toda la vida y, sus dirigentes, estúpidos ellos, han abolido las corridas de toros. ¿Qué piensas al respecto?

Que practican una crueldad inmensa; por lo visto quieren defender al toro como animal y destruyen la vida e ilusiones de muchos hombres que, como pueda ser mi caso, llegada la feria del pueblo, al igual que se me contrata a mí, anteriormente se ha contratado  a otros chavales; es la locura al más alto nivel, defender a un animal que ha nacido para engrandecer la fiesta de los toros; digo defender porque los llamados antitaurinos lo defienden, pero como te decía no les importa para nada que se quiebren las ilusiones de un ser humano. Si esa es la política que nos tiene que defender, que baje Dios y lo vea.

-Imagino que tendrás ganas de que llegue el día 19 de septiembre en que, con toros del Conde de Sobral, en tu pueblo, una vez más te jugarás la vida.

Es la ilusión más grande de mi existencia porque, no tener ni un solo contrato y verme anunciado en dicho festejo, vamos, que ni José Tomás alberga tantas ilusiones como yo.

-No tienes apoderado pero, Antonio, me han contado que Pepe Salamanca, el que era veedor de la empresa de Madrid está luchando para que te incluyan en algún cartel del verano en Las Ventas.

Eso sí sería tocar el cielo con mis manos; es la gran ilusión, la esperanza ante todo lo que he sufrido; digamos que mi gran prueba para certificarme a mí mismo que valgo para torero.

Paseando el triunfo de una de sus tardes en Perú