Martín Escudero es un torero joven, pero con aires de grande

-Cuando todos creíamos que su estrella languidecía por la falta de contratos, Martín, ha toreado usted en Valdemorillo y, de repente, se ha encendido la luz de la esperanza, no en vano, su actuación ha tenido un calado fantástico entre los aficionados. ¿Cómo se siente tras dicha actuación?

Muy contento porque empezar es importantísimo; digamos que, ha sido un golpe de atención para que me tengan en cuenta. Me sentí muy capaz y de no haber sido por los fallos con la espada, en vez de una oreja pude haber cortado varias y salir por la puerta grande como era mi intención.

-Tiene razón, matador, pero para nosotros, los aficionados, su gran éxito es la forma en la que toreó usted que, por momentos, si me lo permite, le vimos un aire a José Tomás que, posiblemente usted no haya estudiado, pero que le salió así. Esa comparación, ¿cree usted que es buena o mala?

De que no copio a nadie puedes afirmarlo. Pero sí, que se me compare con un torero tan grande, por Dios, eso llena de orgullo a cualquiera. Claro que, de momento son todo sueños, pero que los quiero hacer realidad.

-Imagino que es usted consciente de que ha elegido la profesión más dura del mundo y, sus razones tendrá para ello, las que aplaudimos pero, en realidad, ¿qué le motivó para ser torero?

Es cierto que, por mis venas corre sangre relacionada con el mundo del toro, no en vano soy sobrino del ganadero Adolfo Martín, algo que, genéticamente quiero pensar que tuvo mucho que ver dada la afición que me entró por ser torero siendo muy pequeño.

En Valdemorillo con la diestra

-El pasado año logró usted grandes triunfos antes de su presentación en Madrid y, para su infortunio, Madrid no le fue propicio; en su primera tarde sufrió la cogida más espectacular de la temporada y en su segunda comparecencia los toros no ayudaron en lo más mínimo. Luego vino su alternativa triunfar en Soria que, como pudimos ver no tuvo eco entre los empresarios. ¿Qué pasó?

Pasó lo que les sucede a muchos compañeros que, tras la alternativa no encuentran apoyo y no queda más remedio que entrenar, llenarse uno de paciencia y esperar que vengan tiempos mejores.

-Tiempos que, para usted, han llegado tras su actuación en Valdemorillo.

Tampoco es que tengamos la temporada “hecha” pero no es mal comienzo que todo el mundo hable de mi actuación en Valdemorillo. Ahora, como siempre, toca esperar, seguir llamando a puertas y confiar muchísimo en que mi apoderado pueda hacerme un hueco en los carteles.

-¿Por qué eligió usted a Raúl Galindo como apoderado?

Muy sencillo: nosotros, los toreros, aquello de sabernos arropados por un hombre que ha sido matador de toros eso nos reconforta muchísimo; luego, las cosas saldrán como tengan que salir, pero en mi caso, como te digo, ver a Raúl a mi lado ya me llena de convicciones.

El joven matador toreando al natural

-Estoy seguro que, tras su actuación en Valdemorillo, Martín Escudero, si de nosotros dependiera, digamos de los aficionados, usted debería de torear en todas las ferias. ¿Secunda usted mi sentir?

Por supuesto, eso no lo duda nadie. Claro que, luego, como se sabe, hay que luchar contra los imponderables que surgen en el mundo del toro, aclimatarse a las circunstancias que lo rodean y, ante todo, a tener una perseverancia fuera de lo común para cualquier otra profesión.

-Fíjese, matador, que me pongo en su lugar y debe ser amargo ver que se han montado ya las primeras grandes feria de España y usted no aparece en los carteles. ¿Cómo se digiere esa amargura si así me lo permite que se lo exprese?

Con mucha paciencia. Son otros compañeros los que me motivan puesto que, como sabes, toreros en idénticas situaciones a la mía, al final, dada su perseverancia, han visto cumplidos sus sueños, López Simón es un ejemplo de lo que digo.

-Oiga, matador, a nivel de estrategia, ¿no cree usted que hubiera sido positivo anunciarse en los carteles con su apellido alemán, Tischbiereck?

Sinceramente, creo que no. Por eso me anuncio como Martín Escudero, nombres muy taurinos que, llegado el caso son los que me llevarán a la gloria que ansío.

Quieta la planta por manoletinas

-Imagino que el señor Galindo ya estará tocando puertas, moviendo resortes para que le contraten a usted. ¿Le ilusionaría confirmar su alternativa en Madrid?

Por supuesto y, no debemos de olvidar que, conforme está montado el mundo de los toros, es Madrid la única plaza en el mundo que nos puede abrir las puertas de todas las plazas.

-De todas las plazas que previamente no hayan cerrado los políticos, ¿verdad?

De ese tema prefiero no hablar porque me parece de una crueldad sin límites; dejémoslo así, pero todo el mundo sabe lo que pensamos los toreros al respecto.

-Eso digo yo, ¿qué piensan los toreros?

Que se trata de un hecho bárbaro, con malas artes y peores intenciones puesto que, como es lógico y eso lo saben hasta los niños chicos, nosotros, los toreros, en cuanto a la defensa del animal somos siempre los primeros; pero tampoco tenemos la culpa de que el toro de lidia nació para ser lidiado y muerto en la plaza sin que nadie, en su sano juicio, puede tildarnos de bárbaros y lo que es peor, muchas veces de asesinos. Recordemos que el torero no piensa nunca que tiene que matar un toro; lo que nos motiva es crear una obra bella frente a dicho animal.

Un triunfo que esperamos tenga repercusión y repetición de los éxitos