Escuchando el editorial que hace en su programa taurino mi amigo Álvaro Ramos, me he puesto a pensar y darle vueltas a la cabeza. Álvaro, en "De Berenjena y Oro", hablaba de la ilusión que hace falta para que la Plaza de Ciudad Real vuelve a ser como antes. Una ilusión que poco a poco va minando en los ánimos de los sufridores aficionados. Estamos ya en marzo y aún no se sabe quien manejará los hilos de la Fiesta Nacional en Ciudad Real. Pero si los que van a venir van a ser tan malos como los que se han ido, así nunca volverá esa ilusión. Se irá perdiendo y cuando realmente venga un romántico de la fiesta, no van a saber apreciar su labor. Ya que son muchos años en los que la desidia reina en los tendidos de nuestra preciosa plaza. Entre los políticos y los empresarios que vienen a llevarse el dinero van a conseguir, o mejor dicho, están consiguiendo, que las páginas que se escriban de este coso, no sean precisamente de oro, sino páginas negras que traen consecuencias negativas al respecto. Ojalá que los sueños de la mayoría de aficionados se cumplan y podamos disfrutar de una feria digna, como las que teníamos antaño. No hace falta que haya una gran cantidad de festejos para conseguir esos propósitos. Lo que siempre importa en la Fiesta es la calidad y no la cantidad. Apostemos por la calidad. Olvidándonos de cuanto más toreros hagan el paseíllo en nuestro coso mucho mejor. No. Eso es un grave error. Mejor recuperar esta plaza y afición que están en estado crítico. Como digo. Ojalá que la ilusión vuelva para que volvamos a creer en lo nuestro. Que no le demos de lado. Que una plaza que fue creada en 1843 y reformada en 1873, sobreviviendo a una guerra, no sea capaz de sobrevivir a la guerra que existe en la administración y despachos. De eso no entienden ni su albero, ni sus tendidos, ni corrales, ni chiqueros. Solo entienden cuando se crea una obra de arte en el ruedo y tienen que abrir la puerta principal de este precioso coso. |