S.I.18.- Hoy tocaba el encierro de José Escolar y no era una cita menor. Tras el encierro de Saltillo ayer el que más y el que menos pensaba que podíamos pasar otra tarde de sobresaltos.

Digamos que nada tuvo que ver, por suerte y dedicación ganadera, este encierro con el de ayer. En el cartel toreros avezados en este encaste, lo que garantizaba un poco más las posibilidades.

De verdad… no nos equivocamos. Los toros, incluso, proporcionaron la oportunidad de que los toreros, además de defenderse por las inciertas embestidas del conjunto del encierro, pudieran mostrarse toreros. Muy toreros diría yo.

De verdad… al murciano Rafaelillo fue a parar el peor lote, ambos se negaron a pasar, y el torero hubo de torear sobre las piernas para deshacerse de sus embestidas descompuestas y de la reposición de ambos animales. Los cuatro toros que ha matado el murciano no le han posibilitado opciones para estar bien. Hoy por lo menos no ha tenido que soportar un palizón como el que el otro día le proporcionó un miura.

De verdad... ha estado Fernando Robleño. Foto: Plaza1

Hacía su único paseíllo el madrileño Fernando Robleño y de verdad… que estuvo bien con su primer oponente. Una faena en la que tanto los cites como los muletazos eran siempre de verdad. No estamos acostumbrados a ver a los toreros modernos adelantar la pierna de salida y eso Robleño lo ha hecho de forma sostenida. Vibró la plaza con su trasteo y, creemos, que pasarse de faena le impidió llegar a cortar algún trofeo. En el otro, a pesar de esa verdad mostrada, no podía haber lucimiento, solo oficio y clara solvencia. Deja en alto el pabellón Robleño, le hemos visto mucho más reposado que en pasadas temporadas.

De verdad… se puede considerar la actuación del colombiano Luis Bolívar. De sus manos en el sexto podemos haber visto los mejores naturales de la feria, nacidos desde la verdad del cite y la autenticidad en los remates. Ese sexto fue el mejor toro, que acudió alegre al caballo, de largo como quiso su matador, y que de verdad… es el tipo de toro que nos gustaría ver con más frecuencia. Un toro bravo en todos los tercios, primero su picador que aún sin acierto hizo bien la suerte, en banderillas se desmonteraron Martín y Sánchez y después Bolívar embarcó en sus muleta y sentidos las nobles embestidas de un toro encastado, no tonto.

Por si faltaba algo, de verdad… se tiró a matar el colombiano, encunándose al tiempo que agarraba la estocada, quizá delanterilla lo que impidió la muerte inmediata del toro y que le obligó a descabellar. El premio se quedó en la ovación sincera de los tendidos.

De verdad… la fiesta puede tener mucho mayor interés si en la plaza se dan cita toros y toreros como hoy. De verdad… ¿queremos la otra?