Si bien es cierto en muchas oportunidades he criticado con vehemencia las actuaciones de Julián López “El Juli” por aliviarse con ganaderías que ahora las llaman “artistas” por el planteamiento cómodo que producen sus embestidas nobles, bondadosas y hasta bobaliconas, debo aceptar, debo reconocer y debo ponderar las virtudes del torero de Velilla de San Antonio en la última corrida de la temporada bogotana.
Aceptar el reto de lidiar tres encastes diferentes en la misma tarde, es ya un detalle que se lo valora la afición capitalina que clamaba para que “El Juli” algún día se midiera ante un “Mondoñedo” consumándose el hecho y dejando constancia de que sí era viable y posible enfrentar un astado de una ganadería que muchas figuras como él rechazan dizque por “dura”.
El Juli indultó en Bogotá
El gran triunfo del domingo 18 de febrero, lo consiguió “El Juli” frente a un Domecq de nombre “Lancero” marcado con el número 833 y que pesó 485 kilos, encaste que conoce perfectamente el torero, de Juan Bernardo Caicedo que tuvo bravura, nobleza, raza y el fondo suficiente para que se le solicitase unánimemente el perdón de la muerte.
20 años de alternativa le han dado al diestro español, la madurez, el sitio, el oficio, la experiencia, el conocimiento y el bagaje para descubrir y descifrar rápidamente el comportamiento de los astados y así lo evidenció con los tres encastes que tuvo en el cierre de temporada capitalina.
Capítulo aparte merece el reconocimiento de profesionalismo, de respeto, de valor, de suficiencia hormonal, de estar herido por el mismo ejemplar que indultó y permanecer en el albero hasta que el animal entró finalmente a chiqueros.
Argumentaron aficionados a la salida de la plaza: “Nos sentimos honrados con el gesto de “El Juli”, salimos pletóricos y más eufóricos hoy viendo su esfuerzo y sapiencia ante toros de encastes diferentes que si sale con las orejas en un mano a mano con ganaderías comerciales y fáciles”.
Queda demostrado que las grandes figuras cuando aceptan un tipo de toro diferente al que ellos eligen por supuestas garantías y dan el espectáculo que dio “El Juli” en La Santamaría, el público se vuelca y las plazas se llenan.
El ejercicio de las tres ganaderías de diferente encaste, “Mondoñedo”, Contreras – Ernesto Gutiérrez, Murube – Santacoloma y Juan Bernardo Caicedo, Domecq en mano a mano sirvió y llenó las expectativas de los aficionados que salieron más que satisfechos por lo visto en el redondel capitalino.