La feria de Cali que acabamos de vivir, sigue en una fase de transición que  lleva ya varios años y empieza a preocupar que no se presenten síntomas de consolidación. Seguimos viviendo una feria facilota y sin entidad en donde se premian cosas sin mérito y hay veces que más que una plaza de primera categoría parece una verbena.

En esta feria, la que va del 26 de diciembre al 2 de enero, el resultado en trofeos es de veintidos orejas, pero siendo justos no deberían llegar a trece. Se le dio la vuelta al ruedo a tres toros y ninguno la mereció, afortunadamente nos alejamos de la “indultitis”, tan común por estos lares.

Hay ciertos criterios que desvalorizan la categoría de la plaza, se concede música desde que el torero inicia la faena, se otorgan orejas con estocadas infames, como la de Serafín Marín, que fue un bajonazo descarado, hay toreros que gozan del beneplácito de la afición y con que den dos tanditas aceptables de muletazos se les piden las dos orejas… y se las conceden. Diestros que sin coger la mano izquierda cortan dos orejas, por cualquier par de banderillas se hace saludar. En fin…

Todo esto se puede subsanar con un palco decente y con criterio, pero en los últimos años no se ha podido lograr. Lo grave es que todo esto puede ser consecuencia de un círculo vicioso del que está siendo muy difícil salir. La empresa, que a toda costa quiere recuperar las entradas de antaño, busca que la feria resulte triunfal y permite asesores de manga ancha y sin criterio que conceden orejas por doquier.

Preocupa también el hecho que la plaza no se llenó ninguna tarde y van ya muchas temporadas sin que esto se logre.

Pasemos ahora al balance de los que pisaron el ruedo.

TOREROS

El balance en cuanto a matadores es preocupante. Pocos aprueban el examen.

Con sobresaliente

Luis Bolívar: Fue quien toreó con más verdad en todo el ciclo. Grato ver que hay sucesores en la torería colombiana.  Con valor y con el concepto interiorizado del toreo que vale. Sale lanzado de la feria.

César Rincón: En maestro y en gran nivel, da gusto verlo disfrutar en la cara del toro. Pero ambas tardes se enfrentó a corriditas de toros.

Con aprobado

Miguel Abellán: Más asentado que antes, más sereno y aplomado. Sigue con el valor de siempre. Las dos orejas que se llevó en la última tarde fueron por seguir en el ruedo luego de tremenda voltereta. Eso sí, la mano izquierda no la utilizó ni por equivocación.

Sebastián Castella: Se le debe abonar que siempre quiere agradar e intenta el lucimiento con cualquier toro, pero parece que tiene solo una faena. Cambiados por la espalda para iniciar, dos tanditas de derechazos sin estirar el brazo, sin profundidad, y luego se deja el toro muy en corto para el arrimón con circulares. Con eso le basta para que Cali se le entregue. Muchas orejas no merecidas.

De ahí para abajo, muy poco.

Paco Perlaza: Igual que otros años, se pensaba que con la temporada que había hecho en la provincia y en Venezuela lo veríamos más cuajado, pero estuvo estancado y sigue sin rematar las faenas con la espada. En esta etapa, quedarse en el mismo sitio es retroceder.

Sergio Martínez: Dio unos buenos naturales el día de fin de año pero se le fue el mejor toro de la feria, que era para reventar Cali y erigirse como triunfador. Tiene cierta calidad pero es muy frío.

Diego González: Sin suerte durante toda la feria. Preocupa que no vaya a pasar de lo que es hoy en día, tiene calidad pero le hace falta suerte y a veces también decisión para pisar el acelerador.

Antón Cortes: No mostró nada de arte gitano, si acaso algún lance con el capote. Se le vio por debajo de un toro de Fuentelapeña. No dijo nada.

Matías Tejela: Decepción total. Si este es el relevo del escalafón que mal que estamos. Sin sitio, sin saber como meterle mano a un toro enrazado de Alhama. Algo intento solventar en el festival pero era un festejo menor.

Serafín Marín: Es un torero con pundonor, pero estuvo vulgar y sin clase, parece aburrido. Cortó una oreja luego de un bajonazo infame.

Juan Carlos Cubas: Todavía no encuentro justificación para que entrara en la feria. Está muy verde. Con valor, pero sin planteamientos de faena claros. Sin norte.

Los rejoneadores, José Luis Rodríguez y Fernando López, tuvieron actuaciones agradables al público sin llegar a grandes cotas. Cada vez gana más espacio el arte de torear a caballo en Colombia.

GANADERIAS

Las ganaderías salen también con un interrogante grande.  La mayoría, en ese punto de sosería que desespera a cualquiera.

Las que pasan

Alhama:  Como el año anterior, con casta e interesante. Sirvieron cuatro toros. Sobre todo “Pachanguero” y “Cienfuegos”.

Guachicono: Así tienen que venir todas las corridas a la feria de Cali, excelentemente presentada. Un toro bueno, “Soñador”, y otros dos que sirvieron. Preocupa algo la sosería de algunos ejemplares.

Ernesto González Caicedo: Alcanza a pasar, pero por debajo de  la expectativa, que era alta, por los recientes indultos y encierros de años anteriores. Sigue siendo la reserva de Santacoloma.

Las que se rajan

Ambaló: Con la casta justita. El toro “Buenasuerte” tuvo la buena suerte de caer en las manos de Rincón. Además muy justita de presentación.

Icuasuco: Dio un paso atrás, porque en años pasados había lidiado encierros interesantes, sobre todo en Bogotá. Mansos y sin codicia.

Puerta de Hierro: Aparte de mansos, con peligro. Muy justitos también de presentación. La taparon los toreros que la lidiaron. Está en la feria porque es de los gerentes de la  empresa.

Fuentelapeña: Parece que la mano de Don Abraham hace una falta inmensa, toros descastados y sin raza. Algo mostró un ejemplar, pero no fue mucho.

Salento: Mansos, bajitos de casta. No deberían repetir el próximo año.