Javier Bernaldo fue un diestro de detalles en su carrera, detalles grandes, como aquella famosa ¡media de Bernaldo!
Esa media verónica fue un remate realizado hace 26 años en la plaza México, toreaba con el capote a “Faraón”, un toro de Huichapan, de pronto un recorte, una media verónica que iluminó La México, el remate se conoce como “la media de Bernaldo”.
La tarde del 24 de abril de 1988, Jorge Gutiérrez cortó tres orejas en su lote, de las de antes, de las que valían, a Bernaldo le sonaron uno y dos avisos en el suyo, pero cuando la gente salía de la plaza, recordaba, paladeaba y comentaba aquel remate de un quite por chicuelinas. Han transcurrido 26 años, aún se recuerda la media de Bernaldo.
Nadie lo sabía pero aquel domingo fue la última actuación en la plaza México de Francisco Javier Bernaldo De Quirós González; un torero del que se dice no tenía ambición aunque estuvo tocado por los duendes del arte sin demasiadas oportunidades de torear.
Javier Bernaldo regresó a la monumental de Insurgentes convertido en ganadero. Adquirió la dehesa de Los Morales en 1993, le cambió el nombre a Bernaldo de Quirós. En junio de 1994 lidió su primera novillada en la plaza más grande del mundo, en 2001 lo hizo con una corrida de toros.
Javier Bernaldo, otro ganadero de media casta
Precisamente, un encierro de Bernaldo de Quirós se lidió en la quinta corrida de la temporada que se efectúa en la capital del país, la llamada temporada grande. De grande no tuvo mucho el encierro, fueron protestados algunos astados por su falta de trapío, sobre todo el segundo por su cornamenta.
Todos los que le entienden, aunque sea un poquito, a la fiesta de los toros sabían cómo iba a salir el encierro del torero en retiro: descastado y débil.
Para nadie fue sorpresa que no hubiera suerte de varas en esta quinta corrida, que los seis bureles fueran descastados, que a pesar de que sólo le dieran un piquetito se cayeran, que la gente se aburriera en lugar de emocionarse.
Entonces ¿a qué le tiraban, para qué comprar un encierro así?
Sencillamente porque Miguel Ángel Perera lo pidió.
América, México concretamente, no merece un esfuerzo de las figuras españolas. Nos ven como un pueblo subdesarrollado al que siguen conquistando, al que le pueden dar atole con el dedo, siguen trayendo espejitos que se le cambian por oro porque, evidentemente, no valemos como aficionados, ni como personas.
De tal forma que la empresa acepta las condiciones de las figuras extranjeras ofreciéndoles corridas que representen el mínimo de peligro. Toros descastados con los que parece que sólo vienen a jugar, tal como se vio Miguel Ángel Perera con el segundo de su lote.
Bernaldo de Quirós ganadería de media casta
El público se conforma con un arrimón de los toreros extranjeros ante un toro inválido, quienes siempre tienen el recurso de toro de regalo.
A Miguel Ángel Perera le funcionó la estrategia y hasta cortó dos orejas. No sirvieron sus toretes de Bernaldo, le arreglaron el problema con un torito de regalo. Realizó una faena corriente, embarullada, premiada exageradamente y hasta salió a hombros.
La salida a hombros de la plaza México es intrascendente para ellos aunque declaren lo contrario, ni siquiera la comparan con la de algún pueblo español. Total, hay prensa alcahueta que se encarga de magnificar el supuesto triunfo de Perera. El próximo año volverán a solicitar otro encierro descastado, puede que nuevamente sea de Bernaldo de Quirós.
El domingo pasado la gente que le entiende un poquito al asunto taurino volvió a salir de la plaza México hablando de la media de Bernaldo… la media casta.