En 1492 un genovés soñador logró convencer a Isabel la Católica de que la tierra era redonda y por tanto, que se podría llegar a “las Indias” sin seguir las costas de África. Todo sonaba perfecto pero; el infeliz de Cristóbal Colón no tenía ni la más remota idea de que, en medio de ese mar que creía vacío, ¡había todo un continente!, ese que, hoy conocemos como América.
Ahora bien, ese error trajo lo que, coloquialmente podríamos denominar “cola”; tras sus primeros viajes, la frecuencia de arribos de buques cargados de europeos se incrementó y poco a poco, las potencias del viejo continente; se repartieron los territorios encontrados, triste pero histórica ventaja del vencedor.
En los últimos tiempos, parece haberse extendido una corriente de auténtico odio contra Colón a su descubrimiento y la posterior conquista.
Cierto es que la conquista y colonia españolas, fueron brutales, agresivas y ambiciosas del oro que esta bendita tierra, tenía a raudales.
Pero, ¿se puede culpar solo a los conquistadores por lo ocurrido en América del sur, no estaremos olvidando que; el Tahuantinsuyo estaba ya en plena decadencia y que, prácticamente, no le quedaban guerreros tras las prolongadas guerras entre Huáscar y Atahualpa?.
Lo que nos lleva a la siguiente pregunta: ¿les hubiese gustado más, ser conquistados por los ingleses que, prácticamente, aniquilaron las razas autóctonas de la actual América del Norte?.
El odio contra Colón y la conquista española parece haber producido una amnesia masiva, nos hemos olvidado que Túpac Yupanqui, comenzó la expansión del Tahuantinsuyo hacia el norte; encontró poca resistencia en lo que hoy es el sur de Ecuador, pero; hacia el norte, las cosas se le complicaron considerablemente.
La confederación Cayambe-Caranqui, liderada por Nasacota Puento, un general “Shimiagae” logró frenar los avances del Incario por cerca de cuarenta años, hasta que fue su hijo; Huaina Cápac el que logró romper la muralla Cayambi-Caranqui a orillas de un lago que, desde entonces, se conoce como “Yahuarcocha” (literalmente, lago de sangre) porque, en esa batalla; las sus aguas se tiñeron de rojo por la sangre de los defensores.
La llegada del invasor incásico representó la pérdida de los idiomas, las celebraciones, los dioses y costumbres autóctonas. Los pueblos conquistados fueron desmembrados, enviando familias enteras a los más lejanos puntos del imperio, evitando así sublevaciones.
La invasión y conquista incásica no fue, bajo ningún punto de vista, menos cruel que la española, entonces ¿porqué se odia solo a los españoles?.
Es verdad que los conquistadores se llevaron mucho de tierras americanas, oro, piedras preciosas, obras de arte, pero; también dejaron mucho: el idioma en el que nos comunicamos, el arte religioso que ha dado fama universal a los indígenas que la crearon, sus iglesias y monumentos.
La llegada de los europeos a América creó la variedad que hoy la caracteriza, fue el ese mestizaje inicial el que hizo de este continente lo que es hoy.
Para bien o para mal hoy, no solo en América si no en todo el mundo, todas las etnias existentes son mestizas y es ese mestizaje, es el que ha hecho del mundo lo que es.
Si los españoles no hubiesen llegado a América, no podríamos escribir en castellano, no tendríamos la religión mayoritaria de estas tierras, no tendríamos los monumentos o la música que hoy tenemos y ante todo y por sobre todo; no tendríamos la maravillosa fiesta brava.
Lo ocurrido hace tantos siglos no puede ni corregirse, ni cambiarse; lo importante es aceptarnos como lo que somos; mestizos provenientes de razas mestizas, la española con todas sus mezclas y la resultante de la previa invasión incásica.
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