Hasta ayer nadie había sacado a Casillas de la portería del Real Madrid desde que la titularidad es cosa suya. Un portugués provocador lo ha hecho en el partido contra el Málaga… y perdieron. La jugada, caso de haber ganado, no hubiera tenido el mismo eco, aunque es seguro que mucho, pero perdiendo se escenifica mucho más el ‘sacar de sus casillas’ que suele utilizar el actual entrenador.

Ese entrenador, Mourinho, es el que manda y puede tomar todas las decisiones que quiera, su independencia y su forma de hacer quedan patentes con la decisión, pero ¿la decisión fue acertada?

Ese es el aspecto a discutir. Un gran entrenador ha de tener en su currículo muchos méritos, pero también en su hoja personal ha de acreditar tenerlos. Me da la sensación que suele mezclar ambos aspectos y de esa mezcla suele salir una ‘especie de la jodimos con vistas al Cairo… incluso con cantos dorados’. Una vez permitida esta licencia con un dicho popular, concreto:

La personalidad de Mou es apasionada, visceral, protagonista, un tanto soberbia y mal educada. Su actitud con la prensa denota siempre un ‘mirar por encima del hombro’, una falta de humildad y, necesitando el puesto de una fuerte personalidad, no está permitido perder los papeles… y los pierde con frecuencia.

Esa necesidad que tiene de ‘sacar de sus casillas’ a todos, con lo cual disfruta, ha llegado hasta sacar a Casillas y eso son palabras mayores. Casillas no será insustituible pero es el actual mejor portero del mundo, además de campeón del mundo y de Europa con la selección española. Podemos decir, si solo es una cuestión técnica, que Del Bosque ha de tomar nota para la selección -se supone que el entrenador de cada club sabe cómo están sus jugadores- y prescindir de Iker. Cuando alguien no está en forma, tanto como para ser sustituido por un desconocido, y todavía sin méritos, llamado Adán, significa que debe estar muy mal. Ese mensaje técnico de Mou debería pesar en la decisión de Del Bosque ¿o no?

El caso es que le faltaba este numerito al tal Mou y lo ha hecho, además de con premeditación, para ‘dar’ las Navidades a todos los madridistas del ancho mundo.

Casillas, por su experiencia, por su dilatado historial, por su imagen de salvador de la portería madridista y de la selección, -no es visible que exista un malísimo estado de forma- es un freno físico y psicológico para los delanteros rivales y eso es un punto a favor del Real Madrid. Además, Adán no ha demostrado estar muy fino, -es normal- en los partidos de copa recientemente jugados.

La conclusión no puede ser otra que la de que el entrenador portugués o bien es muy listo o es muy tonto. Listo si esta decisión forma parte de buscarse una salida provocada -no termina de estar cómodo aquí- y tonto si lo que quiere es imponer su endiosada personalidad a los intereses del Real Madrid. Perdió el partido, perdió crédito, perdió en relación con el Barcelona, perdió hasta con su antecesor Pellegrini. Se puede ser un señor y ser buen entrenador y hay varios ejemplos que lo demuestran.

Por si fuera poco lo de la osadía técnica no ha lugar a la ejemplarizante que hubiera podido ser razonable. Dos paisanos suyos, Ronaldo y Pepe, podían salir del equipo alguna vez aunque solo fuera por carácter disciplinario, en el caso de Casillas no ha lugar ese castigo, es un caballero en el campo y fuera de él. Sin embargo, los dos citados, paisanos suyos, hacen méritos suficientes para que esa vía, la disciplinaria, pudiera aplicarse de vez en cuando.

Parece que aplica el 'sacar de sus casillas' con calculada precisión. A unos si y a otros no (españoles unos, portugueses los otros), aunque él no quiere nunca salirse de las suyas, sus casillas. O algo así.