A veces los debates de política general interesan directamente o indirectamente el mundo de los toros, anticipando o provocando sus crisis o evoluciones, con consecuencias a veces radicales como el asunto de la prohibición catalana. Es que el ejemplo catalán no es azar. En efecto, Cataluña provocó con esa prohibición sorpresiva la primera gran crisis identitaria taurina española.
Pues ahora España esta atrapada nuevamente por el antagonismo catalán con el tema lingüístico educativo de la "inmersión". En efecto, los catalanistas estiman que la “inmersión”, o sea el hecho de estudiar únicamente en catalán, seria mejor que la “pluralidad”, que promueve estudiar en catalán y en castellano.
Quiere simplemente decir esto, que tras la prohibición simbólica (por ser estrictamente política), de los toros en la Generalitat, sigue la lógica del aislamiento cultural unilateral de Cataluña del resto de España. Pues no vemos como podrán identificarse a España como nación, los niños que nazcan en Cataluña, a los que se les prohibirá (nuevamente la prohibición...) estudiar y pensar en castellano, como idioma referente.
También en Francia se vivió esta semana un tema de política general con eso de las elecciones por venir, que pudo, pero por suerte no fue, tomar naturalmente un rumbo anti taurino. Se trata del problema de la carne musulmana halal y de la judía kosher. En ambas religiones, se mata al animal aun sin que esté aturdido, pues queda consciente y agoniza, a lo contrario (por lo menos se supone) de su muerte sorpresiva y radical en los modernos mataderos.
El debate nacional sobre si se producía mucha mas carne halal que “laica” era por una parte para denunciar el maltrato a los animales y por otra parte para estigmatizar una comunidad árabe cada día mas importante, que vive entre si de manera pacifica, pero que a veces aparece como conflictiva con los indígenas galos.
El debate se quedó en los temas religiosos, culturales y políticos, pero nunca, por sorpresa de los taurinos franceses que se expresaron en portales nacionales, en lo taurino. Es que tal vez por lo de no querer discriminar a comunidades influentes como las árabes e israelitas, el presidente Nicolás Sarkozy pidió a su primer ministro François Fillon de recibir los miembros religiosos de estas comunidades en forma de excusa por haber hablado como lo hizo el primer ministro.
Si es que Fillon (aficionado ocasional) habló como un populista, del “problema ético” que representarían estas carnes halal y kosher, y de los modos arcaicos de matar a los animales para estas carnes.
François Fillon en el callejon de Bayona - Foto Jean-Daniel Chopin
Pues, ¿y que decir de las cotidianas críticas en ese sentido que recibimos los aficionados franceses de los extremistas anti taurinos? Las mismas insultas y casi los mismos argumentos. Arcaicos seriamos también, como las minorías musulmanas y judías que si en Palestina aparecen como enemigas irreconciliables, pues en Francia han mostrado a lo contrario esta semana, la ruta eficaz de la defensa común de intereses propios.
Fillon recibe a la comunidad musulmana tras polemica sobre carne halal -08/03/12
Y estos intereses son los mismos que han protegido indirectamente esta vez a los taurinos y que protegerán aun mañana a los aficionados a los toros en Francia, de una prohibición arcaica al estilo catalán.
