SAN MIGUEL EL ALTO, JALISCO.-  Tan pronto llegamos a esta hermosa población mexicana, ubicada a una hora de Guadalajara, a una hora y media de Aguascalientes y a 45 minutos de León, Guanajuato, de inmediato nos enteramos de que el novillero tapatío Guillermo Martínez, quien incluso, triunfó el domingo 26 de septiembre pasado en la feria de San Miguel El Alto, había decidido junto con su instructor Curro Calesero actuar el domingo 3 de octubre en la Monumental Plaza de Toros México... ¡sin la menor categoría!

Guillermo ha sido un novillero que ha ido evolucionando con paso firme gracias a las enseñanzas del propio Curro Calesero, en la Academia Taurina del Municipio de Guadalajara.

Cabe hacer aquí un comentario... cuando en la reciente temporada de novilladas del Nuevo Progreso un sector de la prensa local lo había condenado al olvido, fue gracias al licenciado Julio Téllez, quien en su programa Toros y Toreros de Canal Once, logró hacer valer sus cualidades al proyectar la grabación de su faena a un novillo de Vaca Hermanos, en donde se puso de manifiesto que Guillermo podría ser un gran torero.

De ahí vinieron cuatro festejos sucesivos en Guadalajara, en los que triunfó cabalmente, lo que le llevó al triunfo clamoroso en la apertura de la temporada novilleril de los señores Arroyo, en la Ciudad de México, y de ahí hasta el éxito conseguido en la Feria de San Miguel el Alto.

Guillermo había logrado una áurea y un respeto de triunfador... y de pronto, según se dice, porque Curro Calesero quiso quedar bien con Rafael Herrerías, empresario de la Plaza México, colocó a un novillero puntero, con todas las posibilidades para dar un aire renovador a nuestra vilipendiada fiesta taurina mexicana, y quien además tomará su alternativa el próximo 17 de octubre en Guadalajara de manos de Miguel Espinosa... lo colocó en una temporada que se desarrolla en la México sin ninguna categoría en la más penosa de las medianías.

Una temporada que lamentablemente ha tenido un promedio, según ha trascendido, de ochocientas personas en un coso para un aforo de 50 mil... las cifras delatan, que nadie va a la plaza más grande del mundo.

La falta de categoría para Guillermo Martínez, comienza en aceptar un cartel con dos desconocidos, quienes además de carecer de todo argumento para ser toreros, tienen una edad cercana a las 4 décadas. Uno de ellos, Jacobo Solís, fue uno de los supuestos “novilleros” que fueron a retar y provocar a las autoridades de la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, con el fin de que las nuevas reformas del Reglamento Taurino para la Ciudad de México que fueron hechas en beneficio del aficionado y de la tradición, fueran desaparecidas.

Pero esta falta de categoría sigue en incremento, pues partirá plaza, según las palabras del propio Guillermo “Para tener a la Plaza México en su curriculum”. No le importa que esto demerite su carrera ascendente... es simplemente para tener otra palomita. ¡Vaya con la lógica de “nuestro novillero” puntero.

Por otra parte, en otras épocas, los novilleros punteros iban a la Plaza México a torear como una gesta heroica... una hazaña taurina, y... ¡llenaban hasta reventar el coso mayor del mundo!

Lamentablemente, seguros estamos que por mucho que logre llevar Guillermo... no rebasarán las mil personas, y esto para las estadísticas demostrará, que: Ni es un novillero puntero ni un novillero que interese para convocar público y conmoverlo; y esto será muy grave en la carrera de un buen torero como Guillermo, quien en tres semanas tomará su alternativa con toda dignidad, con todo respeto... con toda categoría, justamente lo que no se ha dado Guillermo Martínez para ir a la Plaza México.

Cuando los toreros no tienen la capacidad de pensar... de reflexionar... de evaluar los pros y los contras, sólo nos demuestran que carecen de toda inteligente serenidad para darse un lugar en la fiesta, y cuando no se dan su lugar... pues, entonces, nadie los puede tomar con seriedad.

¡Qué pena!, Guillermo Martínez, teniendo todo un horizonte taurino por demás promisorio, prefirió sucumbir en aras de la mediocridad taurina, y eso habla, muy.... pero muy mal de él.

Los toreros deben tener categoría... y Guillermo Martínez demostró que no le interesa tener... ¡categoría!