24ªS.I.- No se podía uno imaginar que íbamos a tener este final de feria de San Isidro, aunque desde el anuncio de la misma las quinielas hablaban de ella como mala y penosa. Pero a cada cual le invade cierto optimismo y piensa que puede mejorar lo que está mal hecho de entrada. Los aficionados mas conspicuos, esos, no esperaban nada mas que lo que ha sucedido. Claro que nunca imaginaron que la ganadería que cerraba, Adolfo Martín, ni siquiera iba a venir. Demasiado para el cuerpo que diría un castizo.
Eso ha sucedido, que el final se ha volatilizado y esa supuesta corrida encastada, aunque pudiera pegar bocaos no ha venido y en su lugar han traído algo de Domecq. Aplicando el refrán: no queréis caldo, tomar dos tazas. Se de quienes se trasladaron a Madrid justamente para los dos últimos festejos, Palha y Adolfo, y se marchan jurando no volver. De una docena de toros con ganas de verlos, solo cuatro y gracias. Una plaza como esta, la denominada más importante del mundo, no puede anunciar una cosa y dar la contraria. Los toros seleccionados para su feria con antelación no pueden verse de golpe sometidos a una crisis de achicamiento. No es entendible y mucho menos defendible la actuación de los implicados.
Contra este tipo de toro no sabe luchar Rafaelillo
Además, a mi me da la gana de sospechar, no puedo entender que se vuelva la tortilla en pleno 2010. Si antes los bailes de corrales eran las tardes de las figuras, en este año eso se ha reservado para las tardes en las que no estaban. O se ha obrado un milagro o a mi me da la gana de sospechar algo. Ni es entendible ni lógico. No se cambia la historia de la noche a la mañana por arte de magia. Doña Dolores Aguirre, muy enfadada, dijo que no iría a la corrida por lidiarse incompleta. Los aficionados se han enfadado también todos estos días por la misma razón.
Lo de hoy no podía acabar bien y no ha acabado. Lo de Marqués de Domecq adolecía de todo, presencia, fuerzas y casta. La terna, abnegada terna, no han podido ni pegarse con ellos, que era al menos lo que se esperaba que hicieran esos grandes profesionales con los de Adolfo Martín. A eso quería ir la gente a la plaza y supongo que hasta esos diestros también.
Tampoco es la especialidad de El Fundi, es la de otros
Sólo Javier Valverde ha escuchado aplausos en el último, el más potable de tan inválido -en todos los conceptos- encierro, aunque es seguro que porque se han podido dar dos pases seguidos y matarlo decentemente. El Fundi y Rafaelillo, ni poniendo sus mejores deseos han podido sacar nada en claro en tarde tan aciaga.
El lío ha estado en los tendidos que han acaparado la atención ante lo poco que sucedía en el ruedo. Lamentable que este sea el final de la otrora gran Feria de San Isidro.
Adiós al peor San Isidro en nuestra memoria y a partir del lunes la otra feria, esa del Aniversario, donde no sabemos si seguiremos en el mismo camino. Las quinielas apuestan que sí. Es decir, la ruina bovina y la nada torera. Cualquier aficionado se resiste a ese fatal pronóstico y acudirá nuevamente pensando que el milagro se obre cualquier día. Nosotros haremos lo propio y después se lo contaremos.