Qué mala leche han tenido algunos periodistas españoles al informar de las instalaciones de la enfermería de la plaza de Aguascalientes y a los médicos que en ella están. Han juzgado frívolamente al comunicar en sus respectivos medios, del asunto relacionado con la cornada de José Tomás sufrida el pasado sábado.
Tercermundistas es lo menos que les han dicho.
¡Infames!, gracias a esos médicos y a esa enfermería es que el torero madrileño está vivo.
Los médicos mexicanos están a la altura del que sea, de cualquier parte del mundo. Le han salvado la vida al diestro español, igual que lo hicieron el año pasado con Enrique Espinoza El Cuate, un torero con menos fama que Tomás.
El Cuate fue herido en El Relicario de Puebla el pasado 5 de junio también de una cornada de Femoral y los médicos que estuvieron en la plaza fueron capaces de estabilizarlo, llevarlo al sanatorio Betania y ahí salvarle la vida.
Las cornadas de José Tomás. Foto: Mariano Zafra - elpais.com
De tal modo que no fue circunstancial que los galenos de Aguas hayan logrado que sobreviviera José Tomás.
Entiendo que los 10 mil kilómetros de distancia entre ambos países generen incertidumbre a los informadores hispanos, pero como algo tenían que hacer y decir en sus tiempos y espacios, algunos se pusieron a especular diciendo una sarta de mentiras y ofensas a la medicina mexicana.
Han circulado infinidad de correos con información, gráficos, videos, textos de la cornada del sábado 24 en la feria de San Marcos. El colmo de la estupidez es un video publicado de una parte del noticiario de Telemadrid. El comunicador refiere como ¡un milagro!, lo sucedido en Aguascalientes.
Milagro, me parece a mí, que aquel ente cuyo nombre: José Antonio Begoña, pueda hablar sin que parezca que exista alguna relación entre su lengua y lo que tenga como cerebro.
Así se arranca el señor Begoña para iniciar su participación:
“Ahora vamos a profundizar en el milagro que se produjo el sábado en Aguascalientes, Colombia, porque el padre de José Tomás ha dicho que su hijo está vivo ¡de milagro!, que no tiene más explicación y en Telemadrid si alguien sabe de toros y toreros es Miguel Ángel Moncholi”.
El señor Moncholi es más cauteloso en sus palabras; sin embargo, afirma que el subalterno David Martínez es quien le toponea la herida al torero herido. Insisto, son 10 millones de metros de distancia y si no se tiene certeza de algún dato, se aclara y punto, para no afirmar barbaridades.
El peón que mete la mano en el hoyo de la cornada se llama Alejandro Prado, un extraordinario subalterno mexicano.
Interviene una conductora de ese noticiario, mete su capote diciendo que no entiende como en pleno siglo XXI, puede haber una enfermería en tan malas condiciones con todo el dinero que se mueve en el negocio taurino, luego afirma que ni anestesia había. ¿Sabrá lo que dice esa persona?
Acá le pongo la liga, usted sabrá si quiere hacer corajes y/o ver periodismo primermundista http://www.youtube.com/watch?v=mxa6aF8b6TI&feature=related
Dr. Rodríguez Ángulo, milagroso médico poblano quien salvó al Cuate Espinoza
Así como José Tomás alguna vez pisó callos en España al darle una entrevista a un periodista mexicano, cuando dijo que Ponce toreaba muy lejos de los cuernos de los toros, ahora les ha dado el disgusto de que un toro mexicano le haya pegado esa cornada, quizá la más grave de su carrera. Si hubiera sucedido allá, todo estaría normal pero… en México.
Y si quieren hablar de que José Tomás está vivo por la gracia de Dios, puede que tengan razón, pero no es uno sólo, son varios los milagros que coincidieron.
La mano salvadora que taponea la herida, las hábiles manos que estabilizan al torero, la pericia del conductor de la ambulancia en el traslado del herido de la plaza al sanatorio, los médicos que ordenaron la transfusión, las manos que intervinieron al diestro lesionado, los que cerraron la herida, los rezos de aficionados hidrocálidos, en fin, la lista es larga; todos mexicanos y todos hicieron posible eso que llaman ¡milagro!
Si se pudiera hablar con Manolete o Paquirri, quizá dirían que hubieran preferido haber caído heridos en México que en su propio País y que los atendieran médicos mexicanos; sencillamente porque en México salvan a los toreros… aunque sea de milagro.
Colombia y México son dos países que, ciertamente, están en un continente diferente al que usted habita José Antonio Begoña y, por cierto, Aguascalientes está en México.