Al cronista que ha pasado por ser antes torero aficionado y ganadero, le gusta analizar el toreo. Ha visto a “Manolete” y los de su época, y desde allí a todos, hasta llegar a José Maria Dols Samper “Manzanares” hijo. Esta claro que el toreo como todo en la vida ha evolucionado; en este aspecto sobre todo el toro, el de “Manolete” era menos pesado, mas zancudote, mas repetitivo, mas ágil, tomaba mas puyazos que el de “Manzanares”, mas rematado, mas bajo, con mas peso; pero se pueden establecer paralelos del toreo de ambos a pesar del tiempo, ya que desde “Manolete” que implanto ligar las series más o menos se torea igual, condicionado al cambio de embestir de los toros.
El pase natural es el fundamental de la tauromaquia, se ejecuta con la mano izquierda y sin armar la muleta con el estoque, que queda en la mano derecha, por lo que el diestro tiene menos tela que mostrar al burel, ya que esta cae por su peso en forma natural. “Manolete”, citaba con la muleta al lado de la pierna izquierda puesto de perfil, muy erguido, muy vertical o sea con la muleta retrasada, mostrando primero el cuerpo y luego el engaño, esperaba que el toro llegara al trapo, para a cinco centímetros empezar a moverlo, en el primer tiempo del pase o sea “parar”.
Extendía todo el largo del brazo y “templaba” la embestida llevando al toro y así la “mandaba” para llevarla lo mas lejos posible de su cuerpo quebrando ligeramente la cintura, sin perder un ápice su compostura. Giraba casi sin moverse del sitio, otra vez erguido y repetía varios muletazos dejándolo llegar cada vez, y “ligando” así las series de pases. “Manzanares”, cambia el primer tiempo, el de “parar”, ya que cita con la muleta adelantada de su pierna derecha, con el medio pecho por delante y algo encorvado, así no “para”, sino “engancha” la embestida, con el cuerpo tapado por el engaño, poniendo este muy cerca de la cara del toro. “Templa” cuando se lo pasa todo por delante en un muy largo muletazo donde además de componer la figura, hace un adelanto de su cuerpo hacia el cuerpo del toro, a medida que le pasa este muy cerca, lo que se ve muy estético, y los remata muy lejos de su cuerpo, muy detrás de la cadera “mandándolo” lejos de si, gira casi sin moverse del sitio, dejándole la sarga en la cara volviéndolo a “enganchar” y repite así varios muletazos, “ligando” las series de pases.
El paralelo es casi total, salvo en el cite y la postura, y en el primer tiempo que es el de “parar” ya que “Manzanares” “para” la embestida “enganchándola”, citando con la muleta adelante. Deben de ser dos de los mejores pases naturales de la historia del toreo.