Pasado el tercer y último festejo de rejones de la Feria, a uno le queda la sensación que a los taurinos y a la gente del toro en general, -incluidos los presidentes- lo que les pide el cuerpo es gritar bien alto: ¡a ver si aprenden!.
 En este festejo, Bohórquez y Cartagena salieron también en hombros, con lo que se puede decir que los rejoneadores salen en hombros de dos en dos. Cinco, de nueve que han actuado, han logrado salir por la puerta grande y digo yo que ese -piensan los taurinos- debería ser el camino de las corridas de a pie. No se protesta ni un solo toro, allá penas su presentación, condición o fortaleza, la gente tiene como prioridad aplaudir y es, en esa atmósfera favorable y no crítica, cuando se puede tener un espectáculo de diversión y en paz. Ese es el objetivo, y en tanto no se llene la plaza con esos mismos espectadores todos los días, no van a parar.
 En este domingo soleado la plaza se llenó. Pero no crean que el cartel, Zotoluco, Sánchez Vara y Sergio Martínez, tuvieron mucho que ver. Los fines de semana, las de rejones los sábados y los domingos, son propicios para que todos aquellos que no pueden acudir durante los días laborables, intenten tener presencia en las Fiestas del Santo Patrón. Para este festejo, se anunciaban toros de la divisa legendaria del Conde de la Corte y con ello se daba un poco de lustre a uno de los carteles mejor rematado por los Lozano. Ustedes me entienden, ¡¡€€ - $$!!. 
 Y mira por donde, también a esta crónica del día le cuadra el titular: A ver si aprenden. Pero por distinta razón a la expuesta anteriormente, ésta razón de aficionados. Ocurrió que se desarrollaba el festejo como era de esperar por la inmensa mayoría: en tono gris por los toreros y por el comportamiento reciente de descastamiento de esta ganadería, cuando salió a la arena Director, de 579kg., de buidas defensas y cuello corto, que repite la falta de fijeza a los capotes de sus anteriores hermanos y nada bueno se podía presagiar. Hete aquí, que un picador llamado Manuel Montiel lanza el palo como debe ser y administra un puyazo en su sitio como ya no se ve, al que el toro responde con fijeza como tampoco se ve. Algo iba a cambiar, a ver si aprenden.
 De la suerte bien hecha, picando delantero, se puede ahormar debidamente a un toro. Martínez lo coloca de largo y ante la sorpresa de muchos el toro protagoniza uno de los momentos más bellos de la feria. Se arranca alegre al caballo y Montiel se agarra arriba aunque un poco más atrás. Ovación al picador, a ver si aprenden. En el tercio de banderillas, y ante el capote de Rafael García el toro es otro y se desplaza muy bien por los dos pitones. Con las banderillas Gimeno Mora nos da otra lección de entrega y verdad, cuajando un segundo par que pone el corazón en un puño ante los puñales del burel en su pecho, gran ovación a este buen rehiletero; a ver si aprenden.
 Pero quien más había aprendido era el toro, lógicamente, pero para bien. Sergio, serio y decidido, brinda al respetable que ya empieza a captar lo que son buenos momentos de la lidia, -a ver si aprenden- y da distancia a Director que acepta y galopa alegre a por la franela. Precioso pasaje, digno de una plaza y de una feria de primera. Las tandas se suceden con altibajos pero gran decisión, si bien el toro hubiera necesitado una muleta mejor; por el izquierdo, tanto humilla que necesita hocicar y hasta arrodillarse para seguir el vuelo de la muleta. Emotivo y auténtico, ese es el enfrentamiento entre toro y torero: a ver si aprenden.
 No queremos restar méritos al torero, que pudo estar mejor, sino resaltar lo que es la lidia y el toreo cuando todo se hace en plenitud. Emoción, mucha emoción. Le cortó una oreja tras un espadazo algo bajo y perpendicular, pero eso era un tema menor. La gente hoy, tras lo presenciado, prestó su unanimidad sin usar el calibre. Eso no resulta, y se rasgan las vestiduras muchos, cuando lo que se hace se hace con un toro moribundo y una lidia exclusiva para mantener el inválido; eso levanta enfrentamientos, pero porque ya es un enfrentamiento en sí y una burla a quien enarbola su afición, el enfrentarse a tal tipo de ganado, y además presumir. A ver si aprenden.
 El resto de la tarde transcurrió bajo la emoción de unos toros que dieron problemas para con los capotes y que se dejaron muchos en la muleta. Zotoluco solventó con dignidad y oficio su actuación, pero sin brillar y Sánchez Vara, todo voluntad, le venía grande el compromiso en Madrid. Cierto es que en el verano pasado cortó un apéndice que le ha traído hasta aquí, pero no es menos cierto que está curtido en las plazas de los pueblos donde la exigencia ortodoxa no existe. Y de eso pecó y mucho; y tuvo un toro para triunfar. También Martínez tuvo el sexto para torear, con lo que completó un gran lote, pero le falta más rodaje y le sobra frialdad. Debe valorar lo hecho y rectificar aspectos fundamentales. Piense que hoy, con su primero, y también con su segundo, tuvo la oportunidad de abrir la puerta grande.
 No obstante, las ganas, la entrega, la ilusión de los actuantes dignificó la tarde, cuando nos marchamos sin ver la dignidad por ningún lado casi todos los días. Vaya también este mensaje para todos los que actúan en la Feria: a ver si aprenden. Por cuanto al encierro del Conde, hay motivos para alegrarnos, no en vano es casi la madre de todas las ganaderías actuales y es grato ver como se puede estar remontando una etapa muy negra de la ganadería. En cuanto a esto, también un mensaje a los ganaderos: a ver si aprenden. Los presidentes, ya lo han visto, no se piden devoluciones por pedir, -hoy uno y es que cómo estaba- también se les debe recordar que: a ver si aprenden. Pues eso, ¡¡a ver si aprenden!!