Eran ocho de Mayo, seis de Escolar y tres de Córdoba, Murcia y Salamanca respectivamente. Estos datos numéricos conforman lo que se puede contar del primer festejo de la Feria. No dio mucho más de sí. No hubo encuentro ni con el arte ni con el triunfo. Cabe sólo destacar la voluntad de los actuantes y la mala leche de los varilargueros, a los que les da igual la condición de los toros. Para ellos solo vale “leña al mono”.
Gran presentación de los astados de José Escolar, preciosos de lámina y trapío. Encornaduras variadas pero agresivas y comportamientos dispares para la lidia. Toros de otra época para toreros de esta. No podía haber encuentro. Moreno, Rafaelillo y López Chaves querían, pero ¿sabían?.
Hubo toros propicios para el triunfo pero en manos más expertas. También hubo dificultosos como corresponde a la raza y casta brava, cuya procedencia en esta ganadería es inequívoca. Pero en todo momento produjeron la emoción que requiere una corrida de toros. Los tres espadas quisieron, pero no pudieron encontrar la forma de acoplarse a tan difícil papeleta; el toreo de salón sólo es posible con los toros de salón o lo que es igual: las corridas de las figuras.
De esta guisa, no hay nada que hacer. Ni uno sólo de los matadores quiere aprender y adentrarse en su profesión para enfrentarse a los toros en plenitud y, consecuentemente, les falta oficio y mentalidad. Cierto es que al público también les falta esa cualidad y la parte de afición que la mantiene es tan minúscula que adquiere poco peso en la fiesta actual. Conclusión: a joderse y aguantarse. Los toreros que se enfrentan a estas corridas lo hacen solamente por necesidad y obligación, que no por vocación y darían cualquier cosa para cambiar su situación. Un trámite necesario para poder torear algo y tener boletos para optar a la golosina que supone el cambio en el escalafón.
Los tres le echaron ganas e incluso Rafaelillo saludó a la muerte de su primero por la magnifica estocada que le propinó, pero todos sus quehaceres fueron un quiero y no puedo donde terminaba mandando siempre el toro. Los picadores sí cumplieron con su misión, que no es otra que masacrar, destacando en este menester prácticamente todos. Lanzazos traseros y en los costillares es su especialidad.
La Feria suele empezar con los toros de seriedad y así, también suele acabar. Pero entre medias ya tendremos ocasión de ver astados que se ajustan al llamado toro de hoy, a esos sí tienen posibilidad de torearlos de salón. Si bien esos días no estarán en los carteles los toreros esforzados y honrados de hoy. Toros ya hemos visto y malos picadores también. Mañana, Dios dirá.