No se puede caer más bajo ni es posible tocar fondo de forma más lamentable. Dictadorzuelos de tres al cuarto, en una semana, se permiten el lujo de pisotear de forma humillante nuestro nombre y nuestra democracia. Representantes de Marruecos o Venezuela, unos impresentables, que ejercen el poder de forma autoritaria, no exenta de falta de respeto al conjunto de los derechos humanos, nos insultan ante la pasividad y pusilanimidad de nuestros gobernantes. El Rey, con su presencia en Ceuta y Melilla y más tarde con su inequívoca forma de reclamar el silencio al déspota Chávez, nos ha salvado cuando el KO era inminente.
Los amigos son para las ocasiones, y no me estoy refiriendo a que el Rey sea amigo, sino los distintos amigos que ha ido cosechando nuestro presidente ZP. Cada uno de ellos, de los muchos que ha hecho durante su mandato, o antes del mismo, llegado el caso le ayudan para que quede patente que no es más tonto porque es imposible.
El Rey de Marruecos, de cuyo nombre no quiero acordarme, lo mismo le pone un mapa con Ceuta, Melilla y Canarias como parte de Marruecos, cuando era él la oposición del gobierno español, que le mete en un lío porque nuestros Reyes visiten, ya era hora, nuestras ciudades del norte de Africa. No le responde como le correspondía y el otro abusa de la amistad. Un buen amigo, diría yo.
El último capítulo lo ha protagonizado el llamado gorila rojo. Un personaje encantador que nos ilusiona cada mañana cuando nos canta para que le aplaudamos sus monerías. Todo un personaje... impresentable. Para todos es un impresentable menos para Zapatero. Ahora, tras lo sucedido en la cumbre, que con personajes así debería de llamarse “lumbre” por lo incendiarios de los mismos, de forma blandita le dice que ni una más. Este ZP no duraba, como árbitro en el fútbol juvenil, con sus modales de cursi, ni el tiempo de un partido. El Rey estuvo a la altura y él, dale que dale: hay que ser buenos, alianza... tolerancia, talante, y el otro toma que toma. Un buen amigo para las ocasiones.
Estos dos son los amigos de las ocasiones de este noviembre, pero hay mas. Está Otegi y el chulo de De Juana, unos amigos para y por la paz. Tampoco le dejan mal en las ocasiones que hace falta. También el Presidente de Turquía, socio prioritario y amiguísimo para su Alianza de Civilizaciones, ahí le tienen incursionando en Irak arrojando bombas; otro ejemplo de amistad imperecedera e indubitada. Como es un buen amigo, no le censura esas bombas y es que la amistad da para mucho.
La amistad con Francia era prioritaria al llegar al poder y el amigo actual, Sarkozy, le ayuda gestionando y trayendo a nuestras azafatas. Lo ha hecho por la amistad que les une, seguro. Que dice que el próximo año, en terrorismo, irán mejor las cosas, los amigos de ETA le dejan dos muertos al día siguiente, consecuentemente con el culo al aire y le fastidian su pronóstico y el seudoplan de paz. Los distintos nacionalistas le ayudan en Cataluña y Vascongadas a marchas forzadas, pues para eso son amigos. Su amigo Cebrián, también para la ocasión, le recuerda que se meta la Z en donde le quepa y que no asesine la ortografía para ganar unas elecciones... captando a bobos, añado yo. Amigos por todas partes.
Se hace amigo de el del jersey, Evo Morales, y a los pocos días entra el ejército boliviano a saco en la empresa Repsol; cuestión de buena amistad. Así podríamos seguir hasta el infinito. Todos los amigos de ZP son para las ocasiones. Ocasiones que casualmente no son las que defienden o benefician a España. Esos amigos, elegidos por él y la pandilla de amigos que tiene de ministros/as que también son para las ocasiones, día a día, van dejando esto como un erial.
No olvidemos que también, sus amigos de Europa, por ejemplo Prodi el socialista italiano, expulsa a los rumanos para que los vaya recogiendo, eso sí con todo el talante del mundo, nuestro benefactor Zapatero en España. La Unión Europea le quita peso en lugar de agradecerle el entusiasmo juvenil con el que quiso ser el primero en decirle sí a la inútil constitución que habían parido, van y lo cambian por un tratado que quita protagonismo a España. Con amigos así, no necesitamos enemigos en España.
A esto se le debe llamar hacer amigos con un par de cojones. A éste no le dejaba yo ni ser el presidente de mi comunidad de vecinos. Eso sí, también, dado los seguidores que tiene, lo haría... con dos cojones. Para preservar a mis vecinos, de verdad y con eficacia, de un "buen amigo" para las ocasiones. Menudo peso y lastre que les quitaba.
Será cuestión de la amistaz, con Z de Zapatero.