Se completó la tercera versión de la temporada de verano con gran éxito artístico y de afluencia de público, una vez más se comprueba que la gente se quiere acercar a los toros pero quizás razones económicas lo impidan.
Sábado: Cuatro novillos buenos para una terna interesante
El sábado se lidio un encierro de Santa Rosa, de los hijos de Jerónimo Pimentel, bien presentado. Con los dos primeros se temió que la cosa no iba a marchar, eran dos novillos en la versión de babosas rodantes por los suelos, sosos, sin emoción y sin fuerzas, pero afortunadamente todo cambió y salieron cuatro muy buenos novillos, con codicia y buen embestir. El cuarto parecía iba a ser muy alta nota pero se quedó un poco en la muleta, el quinto tuvo calidad y son.
En Juan Solanilla se advierte un gran torero para el futuro, tiene andares de torero, torea con gusto y lo más importante, se muestra en la plaza con gran solvencia, como si llevara un montón de tardes encima, con gran claridad de ideas frente a los novillos, cualidad esta que se le cantó siempre a las grandes figuras del toreo que desde novilleros sin picadores mostraban una amoblada cabeza frente a los toros. Muy buena su actuación en su segundo novillo, porque en el primero le tocaba era estar pendiente que el flojísmo novillo de Santa Rosa se mantuviera en pie. Entusiasmó con unas lopecinas floridas y dio excelentes muletazos con un empaque y con un son propios de un torero hecho, podría cargar más la suerte y dar más verdad al muletazo. Toreó bien pero mató mal, sin embargo se le concedió una oreja que se pidió con fuerza.
A "Leandro de Andalucía" se le nota que tiene tentaderos encima. Lo más importante de su actuación fue que no se dejó ganar la pelea del compañero que le antecedió, a pura raza no quiso quedarse atrás y salió dispuesto a triunfar, llevó bien al toro por la derecha, muy toreado y largo, pero por la izquierda no lució tanto porque dejaba el brazo muy corto, no corría la mano. Cortó una oreja. En su primero no lo vio tan claro y estuvo a merced del toro en varias oportunidades.
Oscar Torres se presento muy digno en la Santamaría, a pesar de evidenciar falta de experiencia mostró valor y coraje. En su primero debió cortar una oreja, si se compara que luego a Solanilla le dieron una después de matar de mala manera. Estuvo correcto y se llegó a estirar en algún derechazo, bajando bien la mano. Dio la vuelta al ruedo. Ya en el sexto no lució tanto pues el novillo tenía más raza y más motor, le vino ancho a Oscar que no supo como plantearle la faena.
Domingo: Un espadazo que puede valer mucho
Se lidiaron seis toros de "El Aceituno", serios y con presencia aunque se podría poner algún pero a lo escobillado que salió el primero y alguno otro que al rematar en los burladeros perdía la parte más fina de los pitones. Lo de Rocha parece salir del bache de hace unos años, no con sobresaliente, pero sin con atisbos de volver a tener toros de calidad. El mejor, el cuarto que tuvo raza y picante aunque lo picaron poco. El primero se quedó muy pronto, el segundo se dejó con bondad, el tercero embistió a media altura, el quinto tuvo dulzura y el sexto, que salió como un tren, se quedó en la muleta.
Pepe Manrique tenía una actuación aseada, profesional y correcta que le permitía solventar la tarde pero que no le estaba sirviendo de a mucho para su carrera – pensando en volver a las ferias – hasta que recetó un estoconazo impresionante a su segundo, una estocada fulminante que derribó al toro de forma espectacular y que no solo valió una oreja sino que puede traducirse en su entrada a algún cartel de la temporada bogotana. Una estocada que puede valer mucho. Ya había matado muy bien a su primero al que pasaportó de manera correcta, mostrando su largo recorrido en la profesión, aunque abusando del pico cuando lo llevó al natural.
Ramiro Cadena dio para mi gusto los mejores muletazos de la tarde pero se le fue de las manos un triunfo grande. Los muletazos fueron en el segundo de su turno, un toro dulce que aprovechó y con el que habría podido cortar trofeos, que le habrían valido mucho para su carrera. Le aguantó dos parones al toro y se hizo con él, le obligó y lo pasó elegantemente por ambas manos, pero Ramiro no está confiando a la hora de matar – puede ser secuela de una cornada que recibió en Cali – y esto le privó de rematar al toro en el primer envite. En su primero estuvo ganoso con el capote, desangelado con la muleta y fatal con la espada, saliéndose mucho de la suerte, muy desconfiado a la hora del embroque. Escuchó dos avisos después de pinchar demasiadas veces.
Cristóbal Pardo tuvo claros y oscuros, se mostró con ganas de borrar la mala impresión de su última tarde en Bogotá, llegó al público con mucha facilidad por la forma en que clavó banderillas y la variedad en el capote, pero de toreo fundamental poquito, poquito. Prefirió el toreo accesorio, con el que sin duda se encuentra más a gusto y con el que sabe que le llega más fácil al público. En el tercero de la tarde parecía que iba a lograr trascender porque inicio bien, recentando tres derechazos largos que fueron coreados pero bajó la intensidad de la faena y pasó a los rodillazos y cabezazos que encandilaron a la masa pero no a los aficionados. Mató mal, de metisaca, pinchazo y un bajonazo infame. Estuvo bien la presidencia en abstenerse de dar la oreja a pesar de la petición. En el sexto de nuevo la voluntad y la enjundia pero nada más, el toro se quedó y pinchó hasta doce veces antes de acabar con el de Rocha y escuchó dos avisos. Cristóbal quemó otra baza en la Santamaría y vemos que por ahora hay otros toreros colombianos que merecen una oportunidad en la plaza más importante del país antes de que vuelva Cristóbal.
