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La tarde de éste domingo, se celebró en la plaza El Nuevo Progreso, la tercer corrida de la temporada. Menos de media entrada en tarde soleada y agradable. La mayor parte de los toros de Bernardo de Quirós, fueron protestados al saltar a la arena, por su falta de trapío. Jorge Gutiérrez: Saludó en el tercio y una oreja con dos vueltas en el toro de la despedida. Morante de la Puebla: Ovación y una oreja con gran bronca al juez (presidente) por no conceder un segundo apéndice. Alejandro Amaya: Salida al tercio y ovación. El diestro de Hidalgo, Jorge Gutiérrez, de berenjena y oro, actuó por última ocasión vestido de luces en ésta plaza, después de 28 años de alternativa. El torero, fue recibido con ovaciones. Su primero, Altivo, de nombre con 495 kilos, delantero de cuerna, fue protestado desde su salida, por su aspecto anovillado. Gutiérrez, con la muleta, templó con ambas manos, pero falló con la espada, quedando todo en salida al tercio. Con el de la despedida, Jorge Gutiérrez, toreó aseadamente a Adiós amigo, de 530 kilogramos. Aseado con el capote. Brindó a los aficionados, pero el burel, se le acabo pronto el gas. Mató pronto, obligando los aficionados al juez de plaza, a que le otorgara una oreja. En dos ocasiones recorrió el anillo, recibiendo los reconocimientos de la afición. El hispano, José Antonio Camacho Morante de la Puebla, de blanco, plata y remates en negro, prácticamente nada pudo hacer con Anda solo. Toro lidiado en segundo lugar y que también fue ruidosamente protestado por la manifiesta falta de trapío. El triunfo grande, vino con Noche Blanca, que pesó 496 kilos. Con el capote, al hilo de las tablas lo veroniqueó hasta en seis ocasiones, para levantar a los más exigentes aficionados, cuando lo remató, con una extraordinaria media. Con la muleta, obligó a Noche Blanca, a que pasará por ambos lados, sin permitir José Antonio, que le tocará la muleta. Templó, como si estuviera acostumbrado al toro mexicano. Instrumentó redondos, dosantinas, pases por alto y larguísimos pases de pecho . Con el acero, dejó un pinchazo hondo, que rápidamente provocó que el animal doblará, para que el puntillero de inmediato lo rematará. Exigió el público las dos orejas para Morante de la Puebla, pero el juez (presidente), solo sacó un albo pañuelo. Se suscitó entonces la bronca contra el palco de la autoridad, pero la decisión no fue cambiada. José Antonio, recorrió en dos ocasiones el anillo, devolviendo sombreros y prendas de vestir, sin haber recibido del alguacilillo, el trofeo otorgado. El de Tijuana, Alejandro Amaya, de salmón y oro, demostró que puede convertirse en una figura del toreo. Con el tercero, Bufón, de nombre, el mexicano, lo templó con la muleta, instrumentando pases con ambas manos. Falló con la espada y todo quedo en una salida al tercio con el reconocimiento de los aficionados. Con el último de la tarde, bautizado como Poema, Amaya, lanceó a la verónica y con la muleta, trató de alcanzar un triunfo, sin lograrlo. Al concluir su faena, el público, reconoció su labor. Entusiastas aficionados, sacaron a hombros a Jorge Gutiérrez, mientras que Morante de la Puebla, se negó a ser paseado de idéntica forma que el hidalguense, ya que aseguró el español, que para lograr salir de esa manera, necesitaría haber cortado dos orejas. A excepción del quinto de la tarde, todos los toros fueron pitados a la hora del arrastre. |
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