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Con tiempo frío y poco más de media entrada, se ha celebrado la primera corrida de toros de la feria de Valdemorillo; feria que, como cada año, despierta el interés de los aficionados por ser, sin lugar a dudas, la primera feria de cierto relieve que se celebra en España. Se han lidiado toros de Antonio San Román, bien presentados y noblotes, destacando el segundo y el cuarto. La pena de todo es la falta de espectadores que, con un cartel muy atractivo, como antes hemos dicho, ha congregado a poca gente y, justo es de reconocer que, los toreros, muy del gusto de la afición de Madrid y por aquello de celebrarse la corrida en la provincia madrileña, en justicia para la empresa y los actuantes, la gente debería de haber acudido en masa; no ha sido así y tendremos que esperar a mañana. Luís Francisco Esplá ha dado todo un curso de voluntad desmedida en todos los tercios de la lidia; nada ha dejado por hacer y, ciertamente, ha pechado con el peor lote. Si ha quedado patente su tremenda disposición y sus imperturbables ganas por agradar. Al final, el balance del alicantino resultó ser el de, palmas, silencio y silencio. El mejor lote de su terceto, se lo ha llevado Luís Miguel Encabo que, ilusionado como Esplá, ha brillado en la medida de sus posibilidades, hasta el punto de salir a hombros de la plaza, no obstante, reglamentariamente, los trofeos obtenidos, le permitían salir de la plaza en volandas. Oreja, oreja y palmas, ha sido el resultado final a la muerte de sus enemigos. Este ha sido el resultado escueto, cinco minutos después de haberse celebrado la corrida. Esta noche, por supuesto, analizaremos en profundidad el festejo con la consiguiente crónica al efecto.
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