|
Con cielo despejado ha tenido lugar la 8ª de abono; la plaza registró un casi lleno, no solo concurrieron los abonados sino muchos isidros vestidos con sus mejores galas, era lógico había que festejar al Patrón de todos los madrileños y madrileñas. El ambiente era de fiesta tanto en las explanadas aledañas como dentro del coso.
Se lidió un encierro de Puerto de San Lorenzo, para una terna del gusto de Madrid. El granadino El Fandi, el murciano Paco Ureña y madrileño López Simón, los tres espadas no solo cumplieron sino que hicieron pasar una divertida tarde a los parroquianos; aplaudieron a rabiar al Fandi en el segundo tercio que es su fuerte, sacaron los albos pañuelos para pedir el trofeo para premiar la excelente actuación del lorquino Ureña y no faltaron las ovaciones y los olés para el torero de Barajas, como tampoco faltaron las palmas para dos toros del Puerto. La corrida finalmente fue entretenida aunque larga en duración.
El encierro de hoy por lo menos tuvo movilidad, de presencia impecable con astifinas defensas y como se dice modernamente, se dejaron, fueron aplaudidos camino al desolladero, los lidiados en segundo y quinto lugar, silenciados el tercero y el sexto y ligeros pitos para el primero y el cuarto –no está mal el balance final- el peso medio del encierro fue de 580 kilos.
Abrió el festejo un toro negro bragado con poca fuerza para El Fandi, que no estuvo mal en el saludo capotero. Lo mejor y como ya es habitual y dadas sus facultades, fue ovacionado tras cada par de avivadores, haciendo las delicias de la concurrencia. En el último tercio, bajó en intensidad su actuación toreando por los dos pitones y eso que alargó los brazos intentando, redondos y naturales con gran disposición. Mató y pasaportó a su oponente de una estocada casi entera en lo alto y sin puntilla el morlaco. Silencio en los tendidos para el granadino y pitos para el toro. Poco pudo hacer con el cuarto un animal andarín y rajado, pero una vez más puso de pie a sus fans con las banderillas, tras cada par fue ovacionado. Cortito estuvo con los trebejos a tal punto que en varios de los pasajes con la muleta fue pitada su labor. El cinqueño se puso andarín a la hora de la suerte suprema, cuando logró pararlo le recetó una estocada entera desprendida, pero que fue más que suficiente para entrégarlo al tiro de mulillas. Otro silencio para el torero y pitos para el cinqueño.
 Paco Ureña iniciando faena. Foto: Plaza1 Algo mansurrón fue el primero del lote de Paco Ureña, pero terminó embistiendo con nobleza y claridad; la primera ovación de la tarde la escuchó el lorquino con el percal tras unos lances largos y cadenciosos, el quite tras la primera puya se coreó con sendos olés. En el último tercio, las tandas de naturales que fueron hasta tres cada una mejor que la otra, siempre rematadas con el forzado de pecho, fueron fuertemente ovacionadas, más aun el epílogo. Pero penosamente no remató con los aceros; pero fue ovacionado. Lo bueno y mejor de la tarde llegó en el quinto, donde su actuación fue de menos a más primero con el percal ganándole los terrenos los aplausos sonaron con fuerza; sin probaturas inició faena primero por alto, luego siguió unos interminables olés, tras cada tanda ya sea por derechas o por izquierdas, rematando ya sea con los de pecho como con los forzados, su toreo fue, seco y recio como es el torero, terminó tan excelente trabajo con unas manoletinas erguidas que fueron fuertemente ovacionadas, al perfilarse con la espada fue feamente cogido afortunadamente sin mayores consecuencias, contundente con la tizona, los pañuelos aparecieron en todos los tendidos y una oreja de mucho mérito y peso para el lorquino, que paseó con seriedad y respeto.
Pocas fuerzas tenía el toro tercero que le tocó al madrileño López Simón, que con el capote de saludo, nada de nada, brindó con cierta parsimonia al público iniciando labor con doblones más que buenos, con la mano diestra dos redondos muy buenos en los mismos medios, pero la segunda tanda con menos fuste, con la otra mano fue a más, estando en torero, inteligentemente pidió la espada, antes de perfilarse y como colofón, manoletinas apretadas y ovación para el de los madriles. Envió al burel al otro barrio de media estocada y certero descabello. Silencio para el de Barajas. Leznas por pitones tenía el sexto, que fue apenas recogido con la capa. Inició labor con la pañosa frente al tendido del 6 en buen son, ya fuera de rayas, logró ligar con la diestra mano más el de pecho, los demás pases siempre con el piquito, terminados con el doble remate por alto, con la otra mano fue a menos. Con el acero de entrada fue cazado en el embroque y la espada por los aires, luego una estocada que penetró ¾ en las carnes del animal pero cayendo más bien tendida. Tardó en caer el toro haciendo muerte de bravo, que no lo era. Silencio para el de Barajas como para su oponente.
Con la puya fue aplaudido Tito Sandoval al picar al sexto. Con los garapullos: Vicente Osuna y Jesús Arruga de la cuadrilla de López.
Hoy se merece destacar a la banda, que interpretó varios aires madrileños. Seguro que mañana se pondrá el cartel de no hay billetes.
|
|