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 Vicente Osuna saliendo de un par comprometido Una vez que pasara el huracán que azotó Madrid la tarde anterior, parecía que el deseo de todos era volver a la calma, ir a la plaza, ver cómo salía la corrida del Puerto de San Lorenzo, nada extraordinaria, pero que se dejaron pegar pases sin pestañear. El Fandi a lo suyo, eso que unos llaman espectacularidad con los palos y otros chabacanería taurina, con los palos y con las telas, con todo. Un Ureña con predicamento en esta plaza, que a base de exageraciones y un toreo que si llega al aprobado quizá sea más por esa misma exageración en poses y maneras y que a veces, hasta remata algún muletazo detrás de la cadera. Y López Simón, que da la sensación de estar demasiado aburrido de todo. Entusiasmos los justos, pero como ya es más que frecuente, fueron los de plata, Vicente Osuna, en el tercero de la tarde, que dejó primero un par con mucha habilidad y a continuación uno con riesgo, con muchas apreturas, clavando en lo alto del morrillo. Que ya saben tras la tempestad, dicen que viene la calma, pero por encima de todo y con lo que todavía queda de ciclo, que no decaigan los ánimos.
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