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Octava novillada, cuarta con picadores, de la Temporada Chica 2016 “Soñadores de Gloria. Duelos
Taurinos” de la Monumental Plaza
de toros México. En tarde-noche lluviosa durante la lidia del primer
novillo, pero fresca y despejada el resto del festejo, y ante unas cuatro mil
personas, se lidiaron seis novillos-toros del hierro hidrocálido de Medina Ibarra. En cuanto a presencia
los seis cumplieron a cabalidad. En lo que respecta al juego, la novillada fue
brava y encastada con distintos matices. Sobresalieron los lidiados en primero
y segundo lugar, mientras que la segunda parte de la novillada prácticamente
pasó inédita. Actuaron cuadrillas completas lideradas por los siguientes
novilleros: Héctor de Ávila: pitos en su lote, aviso en el cuarto, y herido
durante la lidia del quinto. Román Martínez (presentación en esta plaza): oreja en el único que
mató. Pablo Mora (presentación en esta plaza): palmas, silencio en el
quinto, que mató tras los percances de sus compañeros, y ovación tras aviso.  El de Yahualica, Jalisco paseando su trofeo Saludó en el tercio Ángel Martín González hijo tras poner un soberbio par de
banderillas al quinto de la tarde.
El ganadero Jorge
Medina dio una vuelta al ruedo al terminar el festejo. Anteriormente
recorrió el anillo en compañía de Román
Martínez. Durante la novillada se examinó el picador Carlos Domínguez. El jaliscience Román
Martínez sufrió una cornada de dos trayectorias en la cara posterior del
muslo derecho, una de veinte centímetros hacia arriba y adentro que lesionó aponeurosis, músculos de la región, y contundió nervio ciático y femur; la otra trayectoria, de quince centímetros y hacia abajo, contundió músculos de la región según informó el cuerpo médico del doctor Rafaél Vázquez Bayod. El percance le imposibilitó lidiar al segundo de su lote. Por su parte, mientras toreaba con la muleta al quinto, Héctor de Ávila, mexiquense, sufrió una voltereta espeluznante,
tras de la que perdió el conocimiento. Sufrió una fractura en la clavícula
derecha y otras lesiones menores en la cara. La lidia del sexto novillo quedó en suspenso por
algunos minutos puesto que todos los novilleros se encontraban en atención
médica. Finalmente, el español Pablo
Mora pudo salir a pasaportar al sexto. De la tierra de la gente buena, buenos toros de Medina
Ibarra. Román Martínez, es de Jalisco y no se raja. ¿Por qué maldita sea tardamos tanto en volver a ver
a Medina Ibarra? Don Jorge Medina y sus toros dijeron hola y
adiós en esta plaza, hace casi una decena de años, regresándose a un novillo a
padrear al rancho. Los criterios de la nueva empresa trajeron de vuelta a una
ganadería que desde hace años apetecía ver, y de la que nos vimos privados por miopía
deliberada y cizañosa del empresario anterior. Este domingo cumplieron con
enviar una novillada brava, encastada, y muy bien presentada que colaboró a la
frustración del escaso público presente en el embudo de Insurgentes tras ver
como uno por uno, excepto por el segundo, se fueron al desolladero con las
orejas puestas y con mucho por torear adentro. No obstante, el agradecimiento
de la afición se manifestó en la atronadora ovación que hizo salir al tercio al
ganadero antes de arrancarse a dar una vuelta al ruedo. Pero vayamos por partes. El primer espada mexiquense
Héctor de Ávila tuvo una tarde dura
y difícil en tono descendente. Solo el terrible percance que sufrió durante la
lidia del quinto detuvo la bola de nieve de una actuación monótona con el
público en contra, y que pudo terminar en un auténtico desastre para sus
aspiraciones taurinas.  Héctor de Ávila, momento de susto Tomó los trastos toricidas en tres oportunidades, y
mató a dos novillos. Su lote se conformó por Nechín –n. 116, 440 kg.- un novillo tirándole a toro muy bravo,
largo, con motor, brío, y repetición, codicioso, un animal de lío gordo, con el
que el novillero fue un mar de dudas. Robespierre
–n. 5, 426 kg.- otro toro con disposición para embestir aunque suelto, con
el que el chico francamente naufragó. Escuchó
abucheos tras un aviso perdido por ahí, que Jesús Morales, con su acierto habitual, mandó a las mil quinientas horas. Quino –n. 86, 422 kg.-, quinto de la tarde que lidió por Román Martínez, lo mandó a la
enfermería tras una espeluznante cogida que lo dejó inconciente. Pablo Mora se limitó a matar a pesar de
las buenas condiciones que apuntaba el novillo, y que bien merecía algún
esfuerzo.
Ángel Martín González pareó de forma extraordinaria al quinto de la tarde,
con toda exposición y verdad, poniendo de pie a la concurrencia entera tras
asustarla con su valor temerario.  Al tercio Ángel Martín Gonzalez hijo Se presentó en esta plaza Román Martínez, del taurino estado de Jalisco, y de la taurinísima
región de los Altos, tierra de bellas mujeres, toros, charros, luchadores,
mariachis, músicos, y carnavales. Ratificó su valor a toda prueba y las ganas
de ser torero que ya había manifestado en sus interesantes intervenciones en la
reciente temporada de la Plaza de toros Arroyo. Sin embargo, en esta tarde
puso un ingrediente extra, mostró el germen de un muy buen torero en ciernes
más allá de su disposición y su actitud. Su verdor es manifiesto, pero también
su buen ojo para quedar bien colocado, o para reponerse cuando no lo está,
además de su buen trato con las telas. Hizo el toreo delicado, suave, fino, con
mucha calidad, aunque entre ciertos altibajos lógicos por lo nuevo que está.
Por el derecho vimos poco, pero al natural firmó momentos excepcionales, largos
y templados, con personalidad y un incipiente sello. Tiene, además, los
recursos necesarios para salir de aprietos y no dejar caer su labor a la vez.
Cortó una oreja meritoria pero cuestionable, en el entendido de que en su único
intento por estoquear, del que salió herido, dejó apenas un pinchazo, y la
labor de enterramiento hizo doblar al burel, mientras que el puntillero
pasaportó con cierta maña, eficacia, experiencia, y conocimiento de su oficio.
 Hasta allá metieron la cabeza los de Medina Ibarra El novillo se llamó Enrique –n. 94, 432 kg.- y de su lidia también cabe destacar,
además de su salto sesgado al callejón por la zona del burladero de la porra
cuando ya estaba picado y banderilleado, el sobresaliente quite por gaoneras
que instrumentó Román. Simplemente soberbio, quieto como un poste, muy toreado,
rematado con una bella revolera, que calentó el cotarro. El propio novillero le
puso banderillas echando mano de quiebros y galleos para resultar muy
aplaudido. El utrero tuvo características similares al primero de la tarde, también
de triunfo gordo, aunque su embestida fue más corta, y manseó un poco. Fue
ovacionado en el arrastre, y el ganadero dio su primera vuelta al ruedo de la
tarde acompañando al herido Román Martínez y a los niños toreros de la puerta
de toriles.
 Sobresalientes gaoneras de Román Martínez De ultramar llegó el madrileño Pablo Mora, joven con mucha escuela que hizo honor al academicismo
con un toreo pulcro pero frío, correcto pero sin conectar con los tendidos,
técnico pero sin reventar a los novillos. Lidió en primera instancia a Ponchín –n. 82, 438 kg.- el menos de
trapío, noble pero soso, con el que instrumentó algunos buenos trazos, pero la
labor fue fría en términos generales. Mató muy bien y se tapó entre aplausos.
Con el quinto, el ya mencionado Quino se
limitó a matar, aunque la vida de un toro bravo bien vale el intento de hacer
algo.
 Pablo Mora, debut desangelado Hizo sexto Quique
–n. 51, 430 kg.- que era un toro hecho y derecho, y que le dio una paliza a Pablo Mora en un recibimiento de capa
más que atrabancado. Fue conducido a la enfermería y el festejo quedó en
suspenso. La autoridad anunció por la megafonía que la lidia continuaría sin
matador, y que terminado el primer tercio se determinaría el procedimiento a
seguir en caso de que no saliera el novillero. Finalmente, y tras una lidia muy
accidentada que incluyó dos fuertes tumbos, salió a cumplir el originario de El
Boalo. La gente le tomo a bien el gesto de salir a pesar de la paliza, que
estuvo firme sin lograr mayores resultados ante un animal que se resabió en
todos los minutos que lo dejaron pensando solo en el ruedo. Recibió palmas tras
un aviso.
El próximo domingo se ofrecerá la última novillada
en domingo y con cartel anunciado de antemano. Partirán plaza Javier Castro, el francés Andy Younes, y el poblano Héctor Gabriel para despachar un
encierro de Golondrinas.
Posteriormente se definirá la culminación del certamen novilleril, que constará
de tres novilladas nocturnas en sábado, y que seguramente se compondrá de
carteles muy interesantes. Ojalá y la afición responda como merece el esfuerzo
de todos los involucrados en montar el serial. Foto: Luis Humberto García "Humbert".
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