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La tarde del sábado 28 de noviembre se realizó la novillada picada dentro del abono de la Feria Taurina del Señor de los Milagros, con la participación en solitario del joven novillero Joaquín Galdós Moreno, quien no salió por la puerta grande por su honestidad y profesionalismo en el ruedo del viejo coso limeño.
Con tarde nublada y tres cuartos de plaza, se lidiaron seis novillos de la ganadería peruana de Santa Rosa de Lima, bien presentados, pero disparejos en bravura.
Joaquín Galdós, silencio, ovación, silencio, oreja, silencio y oreja protestada
Joaquín Galdós con la primera oreja cortada en Acho La actuación en solitario del novillero Joaquín Galdós pudo haber sido más exitosa de haber estado fino con el acero. Su primero novillo no tuvo transmisión, si bien se dejó aplaudir con el percal bajo mucho el ritmo con el percal, ya que el novillo buscó el abrigo de las tablas descaradamente, su labor se silenció. Con el que hizo segundo de lidia ordinaria y que tuvo mayor codicia y movilidad que el primero, el novillero Galdós logró endilgarle lances jaleados y posteriormente muletazos de gran factura, pero en tandas muy cortas, lo que no terminó de llenar la vista del respetable, por lo que su labor recibió de premio una sonora ovación. El tercero de la tarde era el novillo más cuajado del lote, tras una serie de lances a la verónica que dejaron buen sabor se fueron diluyendo. La faena de muleta la inició de hinojos en los medios, pero el animal se fue recostando por el pitón derecho, y terminó sacando las complicaciones que inicialmente no presentaba. No estuvo acertado con la espada y así nos fuimos a un receso.
Un baile de marinera entre tercer y cuarto novillo, fue el intermedio para un pequeño descanso. Saltó al ruedo el cuarto al que toreó por chicuelinas que hicieron echar humo las palmas de los asistentes. Con la muleta dejó el precedente que la voluntad se sobreponía la bravura del novillo, tras los estatuarios y las series bien templadas con la mano derecha, pocos muletazos le pudo dar con la mano izquierda. Una estocada caída y de efectos rápidos acabó con el novillo, mientras que el público pedía la oreja. No hay quinto malo dice el refrán, pero éste resultó un novillo descastado que no permitió el lucimiento ni con el capote de brega, ni con la pañosa. Su labor se silenció. Sexto y último de la tarde un novillo resultó con cierta movilidad y algo más de tradición que sus hermanos del hierro de Santa Rosa de Lima, sin embargo, la corrida estaba cuesta abajo, por lo que Joaquín Galdós logro obtener buenos muletazos y una estocada rápida y que le valió el entendimiento de un sector del público que pidió la oreja y que el juez concedió, pero la vergüenza torera de Galdós hizo que el novillero lo dejara de lado. Por ello no fue paseado en hombros si salió por la puerta grande.De hinojos inició su labor al pupilo de Santa Rosa de Lima Un forzado de pecho con el cuarto de la tarde La vuelta al ruedo de Galdós en Acho Salió por su propio pie en señal de profesionalismo Fotos: Rafael Morán
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