En esta vida hay que reconocer lo que sucede y decir todo. Si en la pasada feria de San Isidro dijimos que al murciano Paco Ureña, se le fue un gran toro de Fuente Ymbro, sin torear y con las orejas puestas. Hoy debemos de decir que en el sexto toro, dio una de las mejores series con la mano izquierda. Naturales poniéndose muy de frente, a pies juntos y corriéndole maravillosamente la mano, al único toro de Adolfo que se prestó un poco mas de todo el encierro.

Uno de los naturales de Paco Ureña al sexto

Digo eso de que el sexto fue el mas toreable del festejo, porque el resto de la corrida salio muy áspera y con bastantes complicaciones. A la mínima que le hicieras las cosas mal, los toros desarrollaban muchísimo sentido y se orientaban bastante. Algunas de ellas parecían las conocidas como “alimañazas” pero en este caso de Adolfo. También destacar lo mucho que expuso y dio la cara, otro murciano como Rafaelillo. Si el pasado San Isidro vimos la versión mas estétita, hoy hemos visto su perfil mas batallador y luchador, sobreponiéndose a las dificultades de sus oponentes.

Destacar también el comportamiento que hoy ha tenido el público madrileño. Sabiendo reconocer las actuaciones de los toreros, valorándolos en función de los toros que tenían delante. En muchas ocasiones, cierto sector del público venteño, en estas tardes de ganaderías conocidas como “toristas”, se ponen en varias ocasiones de parte de los animales.

Ya para finalizar y haciendo una reflexión de todos los festejos de la Feria de Otoño. Me ha gustado muchísimo la gran afluencia de público, que se ha registrado en los tendidos venteños, la peor fueron dos tercios en la novillada del pasado jueves. Hoy había mas de tres cuartos de plaza, en una tarde en la que en la capital había un importante partido futbolístico. Esto es un motivo mas de que los toros siguen interesando en la sociedad, por mucho que algunos políticos lo nieguen. Si el público que ha asistido a esta feria, supiera que hay festejos todos los domingos, otro gallo nos cantaría.

Foto: Muriel Feiner