Desde que se anunció Curro Díaz para matar esta corrida, un grupo de amigos teníamos señalada la fecha para asistir a ella. Muchos linarenses se han desplazado hasta Villarrobledo para verle estoquear la corrida de Miura. Han pasado muchos años ya desde su alternativa y Curro sigue arrastrando a sus paisanos; lástima que este año no esté puesto en Linares… Una pena.
Los dos primeros toros de Miura fueron flojos, el segundo tanto que fue devuelto.
Rafaelillo sorteó en primer lugar un toro badanudo, guapo, impropio de este encaste, que lució buen tranco y bondad. El torero murciano estuvo aseado, hubo incluso algunos destellos de cierto gusto, pero la bondad y tardanza del toro aniquilaron emoción alguna. Su segundo fue más complicado. Le saludó garboso a la verónica citando dando el pecho. Reservón llegó el miura al último tercio, cortó el viaje siempre que pudo; el torero murciano se defendió sobre las piernas y lució su maestría ante este tipo de ganado; porfió mucho Rafaelillo, expuso y consiguió los trofeos.
El tercero de la tarde fue un toro de comportamiento espectacular, derribó dos veces al caballo propinándole dos batacazos de aúpa al varilarguero; se arrancó como un tren en banderillas cruzando el pequeño ruedo con escasos trancos. Se dobló con él Tendero en el inicio de faena muleta y le bajó los humos, estuvo firme el torero ante un interesante comportamiento del toro que vendió cara su piel y que fue muy aplaudido al arrastre. Con el sexto estuvo voluntarioso y entregado, muy dispuesto, en una faena a un toro que se dejó.
El segundo de la tarde fue devuelto por flojo y se corrió un sobrero de Hermanos Garzón; un toro cortejano, airado, de un trapío muy inferior a los miuras. Embistió indeciso y con la cara alta. Hubo pinceladas de Curro en una faena de altibajos en la que no faltaron muletazos sentidos y de mérito, sobre todo al natural.
Se cortaron nueve orejas y un rabo, pero lo verdaderamente reseñable fue la Faena de Curro Díaz al quinto de la tarde. Todas las tardes no se torea, se torea de tarde en tarde y aquél que puede; Curro en la tarde de ayer toreó.
Ese quinto lucía pelo sardo y buenas hechuras; largo como un mercancías. El torero de Linares le lanceó con oficio a derechas y dejó derramarse la verónica a izquierdas, los lances por ese pitón fueron extraordinarios. El inicio de faena de muleta hizo presagiar algo gordo. Tanteó con gusto al inicio para pasarle primero por el derecho que era el pitón menos claro, sobre la colocación eterna -dando el medio pecho- y la planta talonada, llevó cosido al miura en cuantas tandas quiso con cadencia y largura, pasándoselo por la faja y rematando las series con pases de pecho de pitón a rabo unas, y otras con el clásico desmayo del torero de Linares. Tras el toreo profundo y clásico sobre ese pitón brotaron varias series de naturales cadenciosos, largos, ligados, arrastrando la bamba por la arena que enloquecieron a los asistentes. No faltó el epílogo gitano, que a petición de un aficionado que espetó: “Curro, torea por bajo”. Curro respondió al reclamo, se ayudó, y erguida la plata llevó al toro a tablas con desmayo y guapeza con cinco o seis muletazos que resultaron verdaderos carteles de toros. Una verdadera obra de arte fue la faena de Curro al quinto miura de la tarde.