Segunda novillada de la Temporada Novilleril 2015 de la Monumental Plaza de toros México. En una tarde soleada y de clima agradable, se lidiaron seis novillos de la ganadería Jorge María, bien construidos aunque poco ofensivos por delante, que de juego resultó sobresaliente. Destacaron los corridos en segundo, quinto, y sexto lugar. El último fue premiado con arrastre lento, y el quinto debió serlo también. La entrada, mala, rondó los dos mil quinientos espectadores. Actuaron cuadrillas completas comandadas por los novilleros:

Orlando Mirafuentes de Anda: pitos tras aviso, y pitos tras aviso.

Ángel Espinoza Platerito: ovación, y división de opiniones tras aviso.

Manuel Gutiérrez: pitos tras aviso, y división de opiniones tras aviso.

Los picadores, excepto por César Morales, tuvieron una pésima tarde. A la brega, destacó Juan Ramón Saldaña, y un quite de Ángel Martín Gonzalez Lupillo. Saludaron en el tercio al finalizar el festejo Rafael y Joselo Herrerías.

Jorge María se lleva las palmas.

Vueltas da la vida. Hace ocho días, la empresa ofreció un espectáculo triste, que cegó las aspiraciones de los novilleros más cercanos a un puntero que tenemos. Pareció como si no fuese una prioridad organizar festejos taurinos. Este domingo, por el contrario, la empresa se mantuvo en los parámetros que exige el espectáculo para funcionar con cierto decoro. Por si fuera poco, le pusieron en suerte a tres chavales inexpertos, en bandeja de plata, en cama con mantas de seda, una buenísima novillada del hierro propiedad de la misma empresa. Con los dividendos arrojados por el desempeño del hato de Jorge María en la Plaza México, no faltará quien afirme que, a pesar de veintidós años de experiencia en ese rubro, la especialidad de la casa no es organizar festejos taurinos. En cambio, vaya que lo es criar toros de lidia.

Tras la catastrófica apertura de temporada, el listón subió, al menos en el renglón ganadero. Un encierro que, en el video que facilita la empresa a media semana, prometía muy poco en cuanto a trapío. Sin embargo salió una novillada bastante mejor rematada de carnes de lo esperado, aun cuando hubo novillos, como el cuarto, bastante escurridos. Hace falta señalar lo poco ofensivo de las cabezas del encierro. Sin embargo, creo que, en términos generales, la novillada respondió al tipo esperado del encaste de don José Chafik, base de la ganadería de la sociedad Herrerías/Alemán Magnani.

El fin de semana taurino, en el panorama internacional, abrió con una corrida de pésima suerte del hierro de José Escolar Gil en Pamplona el sábado pasado. Por el mismo camino anduvo la del Conde de la Maza el domingo en la mañana. Y como no hay dos sin tres, el achafikado encierro de La México tuvo el infortunio de ir a caer en manos de Mirafuentes de Anda (y sus compañeros).

El capitalino lució muy escasos avances a tres largos años de su presentación en el coso monumental. En descargo suyo, cabe mencionar que la embestida del primero, David –no. 90, de 427 kilos- tenía mucho que torear, y no fue nada fácil. Por el derecho tendía a quedarse corto, y por el izquierdo, lo mismo daba una embestida larga, humillada, completa, y sabrosa, que una colada. Nadie pretende exigirles a los chavales lo que no vimos en los matadores de toros en la pasada Temporada Grande (y si me permiten extenderme un poco, que no hemos visto ni siquiera en la presente Feria de San Fermín de Pamplona), es claro que las complicaciones de un novillo como este están fuera de las posibilidades de su nivel técnico. Y el aficionado no tiene más remedio que comprenderlo. Sin embargo, los muchachos también deben preguntarse: ¿y el que paga qué culpa tiene de mis carencias? En fin, algunos pocos momentos por la derecha, mal con la espada, y un aviso. Aplausos en el arrastre y, hasta aquí, 1-0 favor el ganadero, con buena pelea en varas incluida.

Mirafuentes, a reflexionarlo bien.

La misma reflexión, integra, dejo al respecto de la labor de Orlando Mirafuentes en el cuarto. Un animalillo de menos condiciones y menos trapío, aunque más claro (Novillero - no. 48, de 408 kilos). Otro aviso, y aplausos de su porra, ubicada en el primer tendido, a la altura del burladero de matadores, que además pitaron al novillo. Pitos del resto y a pensar en el futuro.

Platerito volvió a la Plaza México tras cerrar la campaña anterior, en un festejo en el que se mostró mucho más verde que sus alternantes. Ángel Espinoza vio la cara y la cruz. Se llevó el mejor lote, y fue quien estuvo más cerca de aprovechar las condiciones de uno de sus novillos-el segundo-. Sin embargo, cayó en sus manos uno de los boletos de lotería premiados que se repartieron este domingo en el embudo monumental, y que el zacatecano decidió no cobrar.

Platerito antes de intentar lo mismo que hacen todos.

Vamos por partes. Atrevido-no. 15, 466 kg.- salió tocándose hacia los adentros, dando violentos hocicazos contra las tablas. El novillero intentó recibirlo de rodillas en tablas, y lo único que consiguió fue salvarse de un cate espantoso. Su disposición lo sacó adelante, y le redituó en un vistoso tercio de banderillas que jaleó la escasa concurrencia. Dada su conformación física -bajita- al novillero le costó trabajo embarcar cabalmente la embestida del novillo por ambos pitones. Pero con base en ponerse en el sitio y correr la mano aprovechando el viaje del novillo, logró los mejores momentos de toreo de la tarde. La gente lo respetó mucho, y quizás le hubiera pedido la oreja, de no ser por sus problemas con la espada. Incluso se llevó dos feos arropones, uno en la ingle, y otro en el torso. Ovación.

El quinto, a mi gusto, fue el mejor de la novillada. Soñador -no. 55, 402 kg.-. Bueno, pronto, emotivo, pronto, de embestida larga, y por sí fuera poco, con una calidad enorme. Platerito estuvo delante y poco más. Sin ideas, ni planteamiento, sin hallar la distancia, ni el toque, ni los tiempos. Le sacó algunos pases buenos (especialmente los remates por alto) únicamente porque le salió uno de los billetes de lotería premiados que se repartieron este domingo, y que no se cobraron. La concurrencia lo respetó mucho, pero un sector acabó por manifestarse en favor de la res. Aviso, saluditos, y palmas al toro en el arrastre. Don Gilberto Ruíz Torres, ante tanto petardo, no podía quedarse atrás, y le pasó de noche el superior juego de Soñador. Ni arrastre lento, ni nada. Puso banderillas en ambos novillos, en uno invitó a Gutiérrez.

El zacatecano se llevó el mejor lote.

Manuel Gutiérrez se presentó en la Plaza México con pocas referencias. Alguna novillada en Cinco Villas, y una pomposa introducción en El Programa, que destacó su estancia en España, incluyendo su estancia en la academia del Juli, en Arganda del Rey, y una novillada sin caballos en la Plaza de Las Ventas de Madrid, fue lo poco que se supo de este novillero previo al festejo.

Triunfador-no. 80, 439 kilos-, tercero en el orden de lidia, fue, ciertamente, uno de los menos del festejo. Gutiérrez lució escaso de confianza, sitio, firmeza, y muchas otras cosas más. Estuvo muy a merced del novillo durante toda la lidia, incluyendo un desastroso tercio de banderillas. Poco más que contar. Aviso y pitos.

Manuel Gutiérrez,una presentación desafortunada.

El sexto fue otra historia. Maletilla-no. 57, de 413 kg.- fue otro novillo de grandes cualidades. Menos boyante y emotivo, menos encastadito y emocionante que el quinto, pero de una calidad extraordinaria, repetidor y noble. El nobel hidrocálido incluso consiguió pasajes de calidad y lucimiento tanto en banderillas como en la muleta. Algunas tandas por el derecho destacaron, si bien por debajo de las condiciones del toro, pero aceptables considerando lo que había mostrado el novillero con el primero de su lote.
 

Algún buen momento logró, pero no remató su labor.

Poco a poco el trasteo se fue apagando, y Gutiérrez se quedó sin ideas y sin recursos. La faena se perdió en desplantitos-qué bien que se los enseñan en la Academia de Aguascalientes-, que levantaron protestas cada vez más airadas, hasta que el novillero intentó pegar manoletinas y la concurrencia no lo dejó, y lo obligo a seguir toreando por derecho. Ya para entonces el naufragio estaba consumado, la concurrencia estaba con el novillo, e incluso surgió algún curioso pañuelo por ahí. El sector de toriles le aplaudió a rabiar inexplicablemente, aún después de las fallas con la espada, por lo que su balance quedó en división de opiniones tras aviso. También puso banderillas en sus dos novillos sin gran lucimiento. 

Ovación para el utrero, que ya hacía un rato había ganado la partida, y que fue premiado con el arrastre lento. También hubo exhibición con banderillas en ambos novillos por parte de Gutiérrez.

El balance final es que el listón quedó por arriba del nivel técnico y taurino del cartel, que simplemente no pudo con lo que se le puso en la mesa. Hasta allá arriba, los chamacos no pueden llegar. Pero es un asunto meramente coyuntural, es un asunto íntimamente ligado con el declive de la fiesta brava en México. ¿Qué más puede pedir un torero que el bravo quinto, o que el noble sexto, o que el buen segundo para triunfar? Si no se le tumban las orejas a estas condiciones de ganado, no se las van a tumbar a nada.

La empresa que censuramos hace ocho días, esta vez no solo trajo de vuelta a los percherones, sino que puso lo que hay que poner a un cartel de novilleros con hambre, de muchachos con algo en sus almas para expresar, para decir. Ellos deben procurar que se repita cada ocho días la excelente oportunidad de este domingo. A todos los demás nos concerniría comernos las uñas todas las semanas, en la espera de una tercia de novilleros capaces que honre a la estirpe del ganado bravo. Seguro que más de uno se vería tentado a volver a los tendidos, aunque la falta de toreros llevase la expectación a la nada.

*Fotos: Luis Humberto García