Con tres cuartos de entrada se han lidiado toros de Luis Terrón, manejables.
Hermoso de Mendoza, silencio y oreja
Diego Ventura, ovación y dos orejas
Oscar Borjas, oreja y oreja. Foto archivo El festejo de
rejones, que consiguió juntar a los dos máximas figuras del momento
y completando cartel el joven rejoneador burgalés Óscar Borjas,
servía para poner broche a una feria altamente positiva. Tanto en
lo que a afluencia en los tendidos se refiere como en el plano
artístico.
La corrida de Luis
Terrón resultó manejable en líneas generales.
Buena actuación de
Diego Ventura, por su parte Óscar Borjas en una entregada tarde no
quiso quedarse atrás acompañando en el triunfo a Ventura.
Gris actuación de
Hermoso de Mendoza con el que abría plaza, el toro más deslucido
del encierro rajado y de escaso celo, varias pasadas en falso y la
falta de acierto en algunas ocasiones hicieron que la faena no
tuviera relieve.
Sin embargo en su
segundo turno, estuvo más entonado, mostrándose por encima de su
oponente. Destacó sobre “Dalí” en banderillas y llegando mucho
al toro con “Pirata” en las cortas. Mató de un rejonazo.
Ventura con el
segundo protagonizó una labor intermitente en la que hubo momentos
muy lucidos, con otros más atropellados, resultó cogido por los
pechos “Milagro” pero sin mayores consecuencias. Se lució sobre
“Remate” poniendo las cortas al violín. Deficiente con el rejón
de muerte.
En el quinto
llegaría lo mejor de la tarde, en una faena que brindó al
empresario Carlos Zúñiga. Tuvo mucha intensidad la lidia destacando
algunos quiebros inverosímiles. Mató de un rejonazo trasero.
Óscar Borjas dio la
cara toda la tarde, supliendo su falta de rodaje con altas dosis de
entrega y ganas de agradar, espoleado por un cariñoso público.
Brindó su primer toro a Hermoso de Mendoza.
Borjas se encontró
más a gusto con el que cerraba festejo y feria, un animal manejable
y de buen juego. El burgalés logró rápidamente la conexión con
los tendidos derrochando entrega, hubo espectacularidad y vibración
en varios pares al violín. Dejó un contundente rejonazo tras
pinchar en la primera pasada.
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