Ficha del Festejo

Hoy se cerraba el largo ciclo de San Isidro 2015, con los legendarios toros de Miura, que consiguió casi llenar las aposentadurías de la plaza de Madrid; durante 31 días a los que hay que sumar los tres días de la mini Feria de la Comunidad, los aficionados y los juntaletras como el que suscribe, no solo hemos aguantado estoicamente todos ellos, sino que hemos presenciado de todo como en botica, malo, regular y bueno, de esto último con cuenta gotas. Pero como todo tiene su principio, también toca a su fin, siendo una pena el broche no tuviera un final más digno.

El encierro de los Hermanos Miura, con altibajos, la primera parte un desastre mejorando en la segunda. Bien presentada con demasiado volumen, con los pitones característicos del encaste, altos de agujas y zancudos, como se dice en el argot taurino agalgados, aunque no fueron esos toros tan difíciles de su leyenda, eso sí más listos que el hambre, pero que no se comían a nadie, aunque si tenemos que lamentar la cogida y cornadas del banderillero Marco Galán en el 5º de la tarde. Peso medio del encierro 596 kilos, esto nos da una idea de los muchos kilos que traían. Solo dos toros destacaron: el 4º ovacionado en el arrastre y el sexto palmas camino del patio de arrastre; pitos para el 1º, silencio al 2º, pitos al 3º y silencio para el 5º. 

Rafaelillo, un torero... macho, lloró desconsoladamente tras su fallo a espadas

El murciano Rafaelillo, como siempre en su estilo, es decir, pundonoroso, valiente y profesional ya que bien conoce a este encaste, se le fue un clamoroso triunfo en el cuarto, pero vayamos por partes. Poca fuerza tuvo el primero de Rafaelillo, que perdió las manos en la suerte de varas, tras el segundo tercio los aficionados protestaron y con razón al Usía. Al tercer muletazo de tanteo, el morlaco midió la arena cuan largo era, defendiéndose descaradamente en cada muletazo y el murcianico se fue por la espada, despachándolo de un pinchazo sin soltar y de una media estocada atravesada que produjo un fuerte derrame bucal. Silencio.

El murciano no estaba dispuesto a perder su única oportunidad en la feria

Su segundo fue el toro más potable, al que Rafael lo saludó con una larga cambiada rodillas en tierra, el bicho intentó saltar al callejón. Muy decidido venia el de Murcia y se fue al platillo a brindar a la concurrencia, tras el brindis enjaretó cuatro pases de hinojos por alto, de pie, derechazos de buen trazo y sonaron los primeros aplausos dada su firmeza, con más fuerza sonaron en cada tanda de naturales importantes que terminaron en un adorno torero y el desplante con una rodilla en tierra, torerísimo abaniqueo por la cara, su actuación con la franela colmó de felicidad a esos más de 23 mil espectadores. Cuando todos cantábamos el triunfo, la suerte no acompañó al murciano ya que con la tizona falló, pinchando sin soltar en dos ocasiones hasta que pudo conseguir enterrar la espada en buen sitio, perdiendo uno o dos trofeos según se mire. Vuelta emocionante al ruedo, con los ojos llenos de lágrimas, por no haber podido lograr el triunfo que se le fue de las manos, pero también por el disgusto que llevaba dentro. Ánimo torero que todos también nos disgustamos.

Javier Castaño con la diestra mano

Peligrosillo, sin humillar y tardo fue el tercero de la tarde y que correspondía a Javier Castaño. Un susto pasó el torero cuando el burel le arrebató el percal en el saludo capotero al primero de su lote, ya desde el principio el miura lo marcó y le puso los pitones en la barriga y lo mismo le hizo por el pitón izquierdo, muy dispuesto Javier, pero nada era posible y tomó el arma toricida dejando un pinchazo, una estocada entera arriba y un golpe de descabello. Silencio para el torero.  Aún más difícil resultó el quinto que pronto se enteró. Nada más empezar faena el toro le avisó por ambos pitones, pero Castaño no se arredró y pisó terrenos muy comprometidos, tragando estoicamente cada embestida por ambos pitones. Había que quitárselo de encima y lo hizo de dos pinchazos siendo más hondo el segundo, tuvo que utilizar el de cruceta de forma acertada. Otro silencio.

Serafín Marín al natural

Otro de los toros con problemas fue el tercero que le tocaba a Serafín Marín, que dadas las condiciones del miura, nada pudo hacer el catalán, primero porque el toro se paró y cuando embestía a medias se quedaba en la mitad de cada pase, inútil era el empeño del de Montcada. Tampoco tuvo suerte con los benditos aceros. Silencio.  Y llegamos al último toro del festejo y de feria, un toro muy alto, problemático de principio, pero que cambió notablemente en el último tercio por el pitón derecho y que aprovechó Serafín, toreando al animal con pases de buen corte, lo intentó con la otra mano, pero por ese el toro amagaba; no entendí las protestas de los aficionados, el catalán estuvo más que aseado y digno en ese toro, pero mató mal, es verdad, y por ello otro silencio.

Ángel Otero y Fernando Sánchez saludaron en el segundo

De los miembros de las cuadrillas: lograron saludar montera en mano Ángel Otero y Fernando Sánchez de las filas de Javier Castaño y aplaudido Curro Robles a las órdenes de Serafín Marín.

Bien mis queridos y respetados lectores, espero haber informado fielmente de lo que fue este largo y agotador San Isidro 2015. Un año más me voy satisfecho de haber cumplido mi deber y si Dios no dispone otra cosa los espero el domingo próximo día 14 de este caluroso mes de junio.