A la corrida de hoy le ha faltado de todo un poco; en primer lugar el trapío que corresponde a esta plaza; en cuanto al poder, ningún toro ha movido los caballos con brío; y la casta y la bravura, no podemos pasar de suponerla…

Diego Urdiales lidió los dos toros más manejables del encierro. Su primero de nombre Mulillero II, de pelo cárdeno como corresponde a esta estirpe, mostraba una aparatosa arboladura, era bajo y de buenas hechuras. Repitió templado en el capote de Urdiales. No le castigaron demasiado en la primer entrada de la que salió dormido, entró por segunda vez al paso para recibir otro puyazo medido. Soseó y esperó en banderillas. A la muleta llegó noble, algo tardo, le faltó casta y por lo tanto prontitud y entrega. Fue más claro por el pitón derecho, aunque las embestidas las sirvió sin continuidad.

El segundo de la tarde era cinqueño de guía, no de apariencia. Repollito, también cárdeno ha sido el toro más terciado del encierro; por hechuras parecía pertenecer más a la línea Santa Coloma, muy justo de trapío. No se desplazó en el capote de Castella. Para tomar dos varas, una buena y otra de la que se repuchó, hizo dos regates antes de llegar al caballo -¿probado para semental?- buscándole las vueltas. En banderillas se hizo el amo, cortó por los dos pitones y puso a prueba a los banderilleros. En la muleta embistió arreando, bronco y con poco recorrido por ambos lados. Le faltó bravura, y, aunque mostró casta, la empleó para defenderse. Fue difícil y reservón.

El tercero de la tarde respondía a Mulillero I. De salida quiso saltar al callejón sin conseguir nada más que estrellar sus belfos contra los tableros y, después, embistió rebrincado en el capote de Manuel Escribano. Poco ofensivo y bizco del izquierdo, de poco trapío para Las Ventas. Le cuidaron en varas por flojo. En banderillas mostró fijeza y cumplió sin más. En la muleta se sumaron la falta de fuerza con la de casta, se quedó sin viaje, y como su hermano anterior, se puso complicado.

Aviador fue el cuarto de la tarde, un cárdeno oscuro, de buena lámina, pitones casi vueltos, rasgo característico del encaste saltillo. Muy dormido embistió en el capote de Diego Urdiales, por abajo y templado. Empujó arriba y no le castigaron en exceso en la primera entrada y manseó en la segunda. En banderillas se dejó sin más. A la muleta llegó soso pero muy noble, con poca transmisión. Fue manso y descastado, todo lo hizo Urdiales, subiéndose sobre la nobleza y toreando con un gusto exquisito. 

El quinto fue un toro muy basto, bajo, cuajado, con pitones cornipasos. Cinqueño. Que respondía a Buscador. Humilló mucho de salida y embistió muy templado en el capote de Sebastián Castella. Empujó fijo haciendo buena pelea en varas pero le faltó poder en ambos puyazos. Fue fácil de banderillear, esperó sin apretar. Fue noble en los tres tercios y llegó a la muleta muy apagado, casi sin recorrido. Duró muy poco y terminó hecho un marmolillo. Le faltó casta y bravura.

'Baratero' le ofreció a Escribano una oreja y al público la emoción

Baratero cerró y levantó la tarde. Negro entrepelao, bragao y meano; veleto, con hocico de rata  y degollado de papada. Largo como un expreso. Muy en tipo. En el saludo no mostró demasiadas virtudes. En varas empujó fijo en las dos veces que acudió al jamelgo sin hacer una pelea brillante. En banderillas galopó y creó la emoción, fue el mejor toro de la tarde en este tercio, en el tercer par esperó peligrosamente. Vibrante fue el inicio de Baratero en la muleta. Comenzó a mostrar casta y bravura creando la emoción en la plaza. Aunque no fue generoso en la largura del viaje -nunca sabremos si siempre es culpa del toro- brindó suficientes embestidas para que Manuel Escribano cortara la única oreja de la tarde.

La tarde estuvo muy próxima al desfiladero del aburrimiento total, de no haber sido por Baratero y Diego Urdiales, cada uno por su lado, que nos despertaron de la modorra. De todas maneras no creo que hoy hayamos captado a nuevos aficionados.