Ficha del Festejo.

Así como suena, después de tantas orejas cortadas en lo que va de feria, hoy los orejeros tuvieron que guardarse sus blancos pañuelos ya que en el día de hoy habían toros que torear, pero solo uno de la terna pudo con ellos y éste fue el madrileño Fernando Robleño, muy experimentado en estas lides, para el de Madrid, ovación con saludo en el que abrió plaza, en el cuarto saludó desde el tercio, el catalán de Montcada Serafín Marín, silenciado en su lote y el caleño Luis Bolívar igual que el catalán, silencio en ambos.

Hoy se lidiaban toros de Baltasar Ibán, ganadería de las llamadas duras, cosa que no lo fue, eso sí encastada, que pelearon en el caballo, acudieron prestos en banderillas, pero nobles en el último tercio, ninguno de los cinco lidiados llegaron a la altura del célebre “Bastonito” que mató el maestro César Rincón allá por los años 90; de los cinco que salieron por la puerta de chiqueros, tres fueron aplaudidos en el arrastre, pero yo creo que el único que de verdad se lo merecía, fue el tercero, los otros dos con unas palmitas era más que suficiente, lo mismo diría del sobrero sexto con el hierro de Torrealta. El peso medio en la romana 524 kilos.

Fernando Robleño ante su primero, uno de los toros potables, estuvo como ya es habitual en él, bien con el percal y bien con la franela, aunque el morlaco se le quedaba en medio de cada pase, toreó por ambos pitones con galanura instrumentando pases de buena factura, estuvo seguro y digno, preparó al cuatreño para la muerte como se hacía antes. Se perfiló en la suerte natural, dejando una estocada entera un pelín desprendida. Hubo ligera petición que no terminó de cuajar; fuerte ovación con saludo. El cuarto fue un cinqueño que escarbó pero que se comportó bien en varas incluso llegó a romanear; muy dispuesto y valiente en su labor, aunque bajó el son del diapasón al torear al natural, por el contrario que era el de mejores embestidas, los aficionados no le negaron las palmas; con los aceros, recetó una estocada entera algo trasera y la cosa se enfrió cuando el morlaco tras doblar la primera vez se levantó hasta que en la segunda ya no levantó cabeza. Palmas para el madrileño.

Algún momento toreando por el lado derecho con el primero albergó esperanzas

Al que no le rodaron bien las cosas fue a Serafín Marín, el por qué quizás podemos achacarle lo poco que ha toreado, eso le quita el ánimo a cualquiera y eso se nota mucho cuando transcurre el tiempo. Algo frío y difuminado estuvo en su lote, pero eso si en profesional. Al primero lo mandó al otro mundo de una estocada entera trasera y desprendida pero mortal; hay que anotar que entró en la suerte natural. Silencio para el catalán, desilusionado con su segundo toro, los despachó con prontitud, con dos pinchazos en hueso y tres cuartos de espada en buen sitio que fue más que suficiente. Otro silencio para el de Montcada.

El catalán no levantó augurios

Luis Bolívar, tampoco logró estar a la altura de otras ocasiones y digo esto porque le tocó en suerte el mejor de los ibanes, como fue el tercero de la tarde, al que saludó con tres buenas verónicas. Algo le vio a “Provechoso”, que se fue a los medios para brindar a la afición, e inició en ese terreno con el cartucho de pescado en la mano sacándoselo por la espalda, continuando con pases por alto, sumando tres buenos redondos con la diestra, con la otra mano cuatro naturales, uno de ellos de bello trazo, la trincherilla consiguiendo una ovación; fue una lástima que el toro se fuese apagando. Tomó la tizona, de primeras un cuarto de espada que escupió el animal, pinchó en hueso de segundas y al final consiguió enterrar el estoque en buen sitio matando al cinqueño. Silencio en los tendidos. El sexto titular regresó al corral por romperse la mano izquierda, saliendo el sobrero con el hierro de Torrealta. Inició labor por derechazos que se ovacionaron tras el remate de pecho, con la mano zurda no dijo nada, retornando al pitón contrario, pero el morlaco le robó el paño en dos ocasiones, (eso del robo no es mío, sino de una gran aficionada que se encontraba detrás de mí). Para terminar con el colombiano diré que tuvo una buena y limpia actuación. Con el acero, un pinchazo y una media lagartijera que fue más que suficiente para entregarlo al tiro de mulillas.

Ni al sobrero Bolívar pudo cortarle alguna oreja

Sobresalió con los rehiletes Raúl Adrada en el tercer toro, teniendo que saludar montera en mano.

De retorno al patio de cuadrillas. Fernando Robleño ovacionado, Serafín Marín con pitos y Luis Bolívar con palmitas. No dando más de si el vigésimo tercer festejo del serial.

*Fotos: Muriel Feiner