Ficha del Festejo.

Este año me ha dado por el refranero español, según la Iglesia Católica; hay tres jueves en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpuscriste y el día de la Ascensión. Y en la temporada madrileña, se apuntaba antes: Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol. La corrida de Beneficencia, la de la Prensa y la del Montepío; las dos primeras han cambiado de día, en la actualidad se celebran los miércoles y la última desapareció  cuando la Seguridad Social se hizo cargo de la mutualidad de los toreros, así como del sanatorio ya desaparecido.

Hoy era una de esas corridas extraordinarias; la de la Prensa, a la que asistió el Rey Emérito, presenciándola desde el tendido preferente, situado en la meseta de toriles. Los tres espadas y como manda el protocolo brindaron sus primeros toros al primer aficionado de España como fue calificado en su momento dada su afición a los toros.

Abellán el primero en brindar al Rey Emérito D. Juan Carlos I

Pero vamos a lo que vamos. Con algo más de tres cuartos de entrada se lidiaron 4 toros de Jandilla y dos Vegahermosa, de la misma procedencia y del mismo propietario. D. Borja Domecq Solís, que envió a Las Ventas del Espíritu Santo, una auténtica mansada, del encierro medio, medio embistió el cuarto, que escuchó palmas camino del destazadero. Los tres primeros pitados en el arrastre y los restantes silencio cuando las mulillas se los llevaron, con esos mimbres pocos cestos se puede hacer, encima, acusaron no solo su falta de casta sino también sus pocas fuerzas midiendo más de uno la arena de la plaza, bonitos de estampa y con unas capas de mucho colorido, negros, castaños y hasta un jabonero bonito, pero de embestir nanay. El peso medio en la romana fue de 536 kilos.

Los tres alterantes estuvieron por encima de sus oponentes, sin lugar a dudas. Abellán como ya nos tiene acostumbrados, solvente y valeroso, El Fandi con su espectáculo propio en banderillas y Manuel Escribano, como su compañero Miguel, muy solvente y por encima de sus oponentes, por ello los dos coletudos recibieron sendas ovaciones, teniendo que saludar desde el tercio. Un día más sopló con fuerza el viento y las faenas tuvieron que realizarse en los tendidos de la solanera al abrigo del vendaval.

Miguel Abellán, sorteó uno más o menos bueno como fue el cuarto y otro manso como el cuatreño que abrió plaza con el hierro de Vegahermosa, un toro manso y flojo. En la puerta de chiqueros lo recibió a portagayola como los valientes, el lance afortunadamente salió limpio y de pie estuvo más que bien con el capote, escuchando los primeros aplausos de la tarde. Con la muleta inició faena por alto, siguiendo por el pitón derecho, en el tercer pase el manso hincó las manos, siguió por ese lado y algo consiguió pero sin llegar a los tendidos, otro tanto de lo mismo sucedió cuando intentó los naturales, pese a la voluntad la faena no remontó. Mató al soso y manso animal de un pinchazo sin soltar y de una estocada hasta las cintas, terminando con un certero descabello. Silencio para el toreo del barrio de Usera.  En el cuarto cambió el palo de la baraja y le salió el único cuatreño potable, en mis apuntes puse (no me disgusta) y de esas cosas que pasan, acerté. Nuevamente a la puerta de los sustos recibiéndolo a portagayola y sumó, una larga cambiada y unas buenas verónicas que se aplaudieron y con toda la razón. Con el trapo trató de fijarlo saliéndose de las rayas, dos derechazos y al intentar el tercero, el morlaco midió la arena, pero su labor fue a más con otros cuatro redondos rematados con excelente forzado, otra tanda de cuatro y la ovación afloró como la espuma convenciendo al personal; por el izquierdo que no era el pitón idóneo aun consiguió llegar a los tendidos, metiéndose al público en la buchaca. Con las armas toricidas, consiguió tres cuartos de espada, algo tendida que hace daño degollando al animal que cayó sin remedio, quizá eso le impidió tocar pelo; no quiso dar la vuelta al ruedo y se limitó a dar las gracias desde el tercio.

Ahí estaba, el único pitón bueno de toda la tarde

Con una larga cambiada saludó al primero de su lote el granadino David Fandila “El Fandi”, para luego mecer el percal lanceando a la verónica rematando con una media rodilla en tierra. Como ya es costumbre el de Granada encandiló a su público en el tercio de banderillas que es su fuerte, pareó al inicio haciendo la moviola, otro para dándole la cara y el último al violín y el delirio en sus partidarios. Pero como ya igualmente nos tiene acostumbrados su quehacer con la muleta bajó de tono por los dos pitones. Tomó la espada verdadera, se volcó con ella enterrándola hasta la bola aunque trasera, terminando con un descabello certero. Silencio.  El ritmo fue el mismo en el quinto. Una larga cambiada de saludo y otro espectacular tercio con los palitroques, la metralleta al inicio del tercio (tres palos en las manos), el del violín y el de frente para luego frenar la carrera de su oponente, poniendo al público en pie. De rodillas y en el tendido 6 dio comienzo a su labor muleteril e hizo lo que pudo y sabe por ambas manos, sus seguidores le batieron las palmas. Despenó al manso de una estocada entera trasera que fue sufí para que el cuatreño se acostara. Otro silencio para el granadino.

Podrán pasar muchas cosas, pero 'El Fandi" siempre lo hará en banderillas

Justito de presencia y de todo fue el tercero para el torero de Gerena (Sevilla) Manuel Escribano, que apenas brilló con el percal, no así con las banderillas, eso sí siendo menos espectacular que su compañero y siendo más clásico, llegando a los asistentes que le tributaron una fuerte ovación por su buen hacer. Se fue a los medios para ejecutar un pase cambiado por la espalda (pedresina); una tanda en buen son con la diestra pero hete aquí el burel empezó a defenderse y fue quedándose tras los naturales, en la siguiente tanda con la diestra el animal rodó por los suelos, desilusionado el sevillano pidió la espada, matándolo de media lagartijera de buena colocación, pero el mansito se aculó en tablas y en esa posición lo despenó de un certero golpe de cruceta. Silencio para el sevillano.  Un toro feo jabonero cerró festejo, pero que metió la cara en el último tercio; Escribano muy decidido se fue a la puerta de chiqueros para saludarlo a portagayola que le salió limpia. Nuevamente fue el matador el que cubrió el segundo tercio, con naturalidad clavo los dos primeros pares y finalizoó con el par al violín, siendo fuertemente aplaudido. Con la franela de menos a más, desde los ayudados por alto, bajando la mano en los redondos diestros e incluso ligándolos, superándose en la segunda tanda, con la izquierda un par de naturales de buena factura, un circular completo que no solo se aplaudió sino que se ovacionó, antes de matar, terminó por manoletinas pasándose cerquita a su oponente. Un estoconazo en el hoyo y rodó el animal. Ligera petición de trofeo. Saludando desde el tercio.

Con la pedresina intentó levantar el primer vuelo Escribano

De las cuadrillas: El varilarguero Juan de Dios Quinta fue despedido con aplausos tras picar bien al primero del lote de “El Fandi” y con los aretes destacó Ramón Moya a las órdenes de Miguel Abellán.

Momento de apuro

Mañana se espera un llenazo.

Como bien habrán podido observar la clásica corrida de La Prensa no resultó como todo esperábamos, más bien ha pasado sin pena ni gloria.

Cuando no hay toros, no hay fiesta.

*Fotos: Muriel Feiner