Tarde soleada con algunas ráfagas de viento. Alrededor de 2 mil aficionados. Toros de Garfias, tres bien presentados, tres con apariencia de novillos, diferentes en tipo, débiles y descastados, sólo tercero y sexto tuvieron recorrido. Mariano Ramos, pitos y pitos tras dos avisos; Manolo Mejía, silencio y silencio; Alfredo Gutiérrez, saludos y oreja tras aviso. Al tercero del festejo no terminó de someterle. Fue un astado que en un principio hizo cosas de manso pero que con la muleta sacó recorrido. Alfredo toreó muy despegado con algunos pasajes destacados, pero quedando muy por debajo del toro. Después de un bajonazo saludó en el tercio benévolamente. Manolo Mejía no le cogió la distancia a su primero. Su muleta resultó punteada en gran parte de su labor y sufrió un fuerte golpe en el muslo derecho al colarse el toro por pitón izquierdo. Pinchazo y entera caída par retirarse en silencio. En su segundo estuvo aseado y técnico, pero sin llegarle al público. Muchos pases por ambos lados sin decir nada. Estocada entera muy trasera para retirarse en silencio. Mariano Ramos tuvo una tarde para el olvido. Abrió plaza ante un toro que tenía cierto recorrido por el pitón derecho. Una breve mirada de la res bastó para que Mariano desistiera y abreviara escuchando pitos. Su segundo fue un toro andarín y soso. El público le recriminó a Mariano sin darse cuenta de las complicaciones que presentaba el astado. Pasó fatigas con la espada, fue arrollado al confiarse cuando el toro parecía herido de muerte. El toro se echó de cansancio escuchando dos avisos y fuertes pitos. Alfredo Gutiérrez al que cerró el festejo lo toreó despegado. Trazos largos pero con falta de verdad echando la cadera hacia atrás al momento de citar y ya que pasaba el toro le embarraba el vientre aparentando arrimarse. Faena larga que poco a poco se fue enfriando. La estocada fue entera y desprendida para cortar una oreja tras escuchar un aviso. |