Sebastián Peñaherrera: Palmas y saludo desde el tercio.

Juan Francisco Hinojosa: Palmas y saludo desde el tercio, aplausos y saludo desde el tercio.

Antonio Nazaré: Leve petición de oreja, vuelta al ruedo y, dos orejas.

David Galván: Aplausos y saludo desde el tercio, una oreja.

La segunda y última de la edición 2014 de la feria ambateña, fue una corrida marcada por la nula calidad del ganado y el afán y voluntad de triunfo de todos los alternantes.

Apenas si se llegó a la mitad del aforo.

David Galván mostró un coraje y pundonor toreros dignos de ser mencionados.  Sebastián Peñaherrera dio muestras de una gran inteligencia y madurez sorprendente para su juventud, asimilando sus fallos del primer día y corrigiéndolos en su segunda presentación.  El poder de la muleta de Antonio Nazaré fue magistral y la tarde de ayer ser recuperó al Juan Francisco Hinojosa de sus mejores tiempos.

La presencia de Sebastián Peñaherrera no estaba pautada en los carteles iniciales, pero; fue una grata sorpresa, no solamente por la magia indiscutible de tener un rejoneador en el cartel si no, por su capacidad de superarse a sí mismo; algo más asombroso en un muchacho tan joven.

Su toro se llamó “Guajiro”, pesó 456 kilos y perteneció al hierro de  “Vistahermosa” y lo brindó a los empresarios de Ambato, Juan Fernando y Pablo Salazar.  Un negro listón, amorrillado que ignoró absolutamente al caballero en plaza, desde el inicio mismo de la faena.

Mostró algo de codicia, únicamente en los capotes de los auxiliadores  que necesitaron actuar repetidamente, hasta que Peñaherrera logró colocar un único rejón de castigo del que por cierto, se dolió.

Puso tres pares de banderillas, arriesgando mucho su cabalgadura, en un intento de lograr al menos una arrancada, pero; el toro no tenía calidad, ni casta y Sebastián necesitó hacerlo todo.  El mejor par de banderillas fue el cuarto, al quiebre; cabe anotar que se dolió en cada banderilla.

No colocó cortas y cuando intentó poner la roseta, el animal terminó de cantar su mansedumbre acunándose en tablas; donde tuvo que ir Peñaherrera para intentar colocar el rejón de muerte.

Tras un pinchazo y un pinchazo hondo que no bastó, echó pie en tierra para intentar descabellar pero, los arreones del toro y la falta de experiencia del rejoneador, tras llegar el segundo aviso; hicieron necesaria la presencia del sobresaliente, José del Rio, quién dio fin con la vida de este manso de libro.

La faena se saldó con palmas de apoyo y algún que otro pito para Sebastián Peñaherrera y pitos sonoros para el toro que, algún trasnochado tuvo la ignorancia de aplaudir.

Juan Francisco Hinojosa se mostró seguro, con recursos, solvente; recordándonos al Hinojosa más poderoso de otros años.

El primero de su lote fue “Mañoso” de 420 kilos y del hierro de “Vistahermosa”, un negro muy rápido de pies que entró derrotando en los burladeros, dando esperanzas.  Con el capote estuvo bien, mejorando y acoplándose gradualmente a la embestida del toro.

En varas se deja dar al principio, humillando y metiendo riñón; más tarde.

Inicia con la mano derecha, en una tanda de prueba, la segunda fue ligada, con temple y mando dando al o sumo, tres muletazos; comprendiendo que el toro no tomaba la cuarta.

Lo toreó con mucha clase, comprendiendo a su enemigo, dándole la lidia que pedía; oreando sin toro, estructurando y ligando sus tandas.

El toro fue muy noble, con recorrido más bien limitado pero; que dejó hacer al torero.

Tras tres manoletinas para cerrar la faena, cobra una media estocada desprendida que escupe.  Pinchó luego una vez más y lastimosamente el asunto no quedó ahí, necesitó hasta seis descabellos y un aviso para dar fin a su primera faena.

Fue lamentable el fin de una faena pulcra, meritoria y valiosa que pudo haber tenido premio.

El segundo de Juan Francisco fue el único del hierro de “Mirafuente”, un precioso jabonero que, lo único que aportó fue el trapío de sus 475 kilos.

No mostró la más mínima codicia por lo que, en el capote se vio poco o nada.  En varas, sale suelto del primer encuentro, en el segundo, dejándose en un principio, humilló y se empleó hacia el final.

Tras un gran par de banderillas de “El Patatas”, se duele y raja hacia tablas.

Juan Francisco inició doblándose toreramente con él y a fuerza de tener la muleta siempre en la cara del toro, logró estructuran tandas cortas de a lo sumo tres muletazos ligados.

Entendió, las pocas cualidades del toro y le dio la lidia que requería, siempre con la mano derecha.  Por naturales, no tenía un solo pase.

Ya clamorosamente rajado a tablas, termina la faena con ayudados por alto y tras un resbalón en la cara misma del toro que puso los pelos de punta, aunque; sin consecuencias.

Desgraciadamente, no encontró su camino con el estoque, pincha; un bajonazo inmisericorde y un nuevo pinchazo dan fin a su faena.

Sonoros pitos al toro y aplausos a Juan Francisco que, saluda desde el tercio.

El primero de Antonio Nazaré, fue “Geniecillo” de “Vistahermosa” un castaño chorreado de 437 kilos, al que recibió muy bien con el capote, siendo lo más logrado la media con la que cerró.

En varas, el varilarguero más señaló que picó al toro que, se enceló en el caballo, costó sacarlo del peto.

El toro mostró al inicio gran tranco y una embestida franca; pero, esto duró solo la primera tanda porque, ya en la segundo comienza a rebrincar, a levantar las manos y la cabeza; a defenderse.

Por naturales fue franco en su recorrido pero, le costaba arrancarse en cada muletazo.

Las condiciones del toro tuvieron un solo punto positivo, el poder apreciar el poderío de la muleta de Antonio Nazaré que, a fuerza de tener poder logró arrancar lo que se vio.

Terminó con cuatro manoletinas y desgraciadamente el estoque emborronó todo, tras un pinchazo hondo que no bastó, el segundo intento fue una estocada casi entera, ligeramente delantera.   Llegó el primer aviso antes de un certero golpe de descabello.

La petición de oreja no cuajó y terminó con una merecida vuelta al ruedo.

El segundo de Nazaré fue “Marginado” del hierro de Vistahermosa” que pesó 440 kilos, un negro incierto y avanto de salida.

A la vista de los capotes se repucha y ya, en manos de su matador; sale suelto del primer capotazo, es Antonio a fuerza de envolverlo en los vuelos de su capote el que logra embeberlo.

En varas fue realmente bravo, se arrancó con clase, metió riñón; su rabo abanicando el aire. ¡Que gusto da ver un toro bravo en el caballo!.

Ya con la muleta su comportamiento era desconcertante por momentos se arrancaba con claridad y profundidad y en seguida, se volvía en un pañuelo, rebrincaba.

Hacía falta la muleta poderosísima de Antonio Nazaré para enseñarle a tomar los muletazos, y lo hizo, ¡vaya si lo hizo!

Gradualmente los muletazos fueron tomando profundidad, poco a poco la muleta fue arrastrándose más y más sobre el ruedo y el toro; fue tomando cada muletazo con más claridad, con largura.

Por naturales no logró nada por lo que, volvió a la mano derecha y tanto y tanto bajó la mano que, más de una vez, los pitones del toro se clavaron en la arena.

Una faena apasionante, en la que más que simplemente torear, lidió y lo hizo con clase, con mando; con la planta firme.  Un placer poder ver una faena tan completa, tan estructurada.

Cerró con hasta cuatro estatuarios con la quijada hundida en el pecho y los pies soldados a la arena y se vuelca sobre el morrillo con decisión para cobrar un estocadón hasta los gavilanes que, pareció estar algo desprendida pero; que bastó para tirar al toro sin puntilla.

Cortó dos orejas merecidísimas.

David Galván mostró un pundonor y valor toreros pocas veces vistos.  Su coraje, su valentía, su afición desmedida, quedaron evidenciados en una tarde marcada, para él, por los malos ratos, las volteretas y los porrazos.

El primero de su lote fue “Injuriado” de “Vistahermosa” de 440 kilos, un négro rápido de pies y poco fijo de inicio.

Amoldó los muchos pies del toro con su capote, pero; no logró evitar que saliera suelto.

Poco se vio en varas, apenas podríamos decir que cumplió.

Al toro le costaba tragar cada muletazo, medía, miraba mucho, cortaba el viaje; un bicho al que Galván exprimió cada muletazo a fuerza de tesón y voluntad.

En un extraño, lo prendió y le propinó una violenta voltereta que congeló al público en sus asientos.  Se levantó casi sin mirarse y volvió a la cara del toro, logró dos muletazos más y lo volvió a prender, esta vez con mucha más furia, destrozándole completamente la taleguilla.

Asustó y mucho ver como el toro, tropezaba con la cabeza de Galván, al ser sacado por los toreros y subalternos empeñados en alejar al bicho, de David.

Puesto que en Ambato no se otorgó pase a callejón a Opinión y Toros, desde el graderío nos fue difícil ver si llevaba o no cornada, creemos que sí.

¡Caramba, es que con mansos peligrosos como este, los percances duelen doblemente!.

Con la taleguilla en trozos y evidentemente mareado tomó el estoque y tras dos pinchazos, cobró un estocadón hasta los gavilanes que, desgraciadamente no basto.

Cayó el primer aviso y tras una infinidad de descabellos, logró dar muerto al primero de su lote.

El público agradeció la valentía, el pundonor torero, el coraje y la voluntad de triunfo del joven matador con un fortísimo aplauso y el grito de “torero-torero”.

Pasó a la enfermería y debemos reconocer que nos temimos que no pudiera salir para el séptimo de la tarde; sin embargo lo hizo.

La tarde, la feria y la presencia de Galván en la plaza ambateña, se llamó “Semillero”, de “Vistahermosa” y con 445 kilos.

Apareció cubriendo su destrozada taleguilla con un pantalón adaptado con cintas bajo las rodillas y en su cintura.

Poco se vio en el capote, no se prestaba el animal para cadencias.

En varas, tras tres viajes siempre hacia el caballo que guardaba puerta; quedó casi sin puya.  La Autoridad cambia el tercio y, justamente en ese momento el picador nacional Braulio Almeida le da la única vara que podía denominarse así, ¿no escucharía el aviso de cambio?, luego, tras despedirse de la Autoridad con el castoreño en la mano, cortó camino y sin dar la vuelta al ruedo, dio la media vuelta y se marchó, sin más.

¡Sorprendente actitud en un varilarguero de la trayectoria de Braulio!.

“El Bille” y Juan José San Martín pusieron muy buenos pares de banderillas.

¡Antes de comenzar la faena de muleta, la Banda se despide de la afición! Por lo que, en este último toro, a música fueron las palmas del público.

Este toro, a más de manso fue un toro malo, con malas ideas.  Embistió siempre al paso, mirando constantemente al torero, tragándose los muletazos con la mirada puesta en las pantorrillas de Galván y con esas nulas capacidades, no podía esperarse una faena, era imposible.

Lo que si llegó fue una espeluznante voltereta, lo levantó por los aires dando con su cuerpo contra la arena con fuerza, vuelve a la cara del toro pero; si en el inicio de la faena era poco lo que se podía exprimir de este manso peligroso, a estas alturas; solo le quedaba pasaportarlo.

Lo logró tras un pinchazo, esto no evitó que el público pidiera la oreja, con fuerza creciente ante lo que el Palco, concedió la del público.

Emociona ver la capacidad de sobreponerse de un muchacho tan joven, su torería y su valor que, podríamos denominar como “titánico”.  Es un torero de apariencia frágil pero, con un alma, un corazón y una afición ilimitados, inmensos

Nos encantaría volver a verlo pero, con toros; no con los dos bichejos que le tocaron en suerte en Ambato.

El balance para los ganaderos es lamentable, en catorce toros lidiados en dos días; apenas un par que, se podrían denominar como “rescatables” y que, si algo valieron fue; por todo lo que por disimular sus defectos, hicieron sus lidiadores.