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Ficha del Festejo
Con el titular prácticamente queda dicho de todo lo que ocurrió hoy, en tan esperado festejo. La encerrona de Alejandro Talavante con seis “Victorinos”, fue un estrepitoso fracaso; contentos deben estar aquellos aficionados que se vieron obligados a pagar astronómicas cifras en la reventa por una entrada, para ver al mago de Badajoz ante seis toros de la antigua y mítica ganadería de Victorino Martín. Ambos dos defraudaron a los asistentes que colmaban todos los tendidos del coso de la calle de Alcalá.
Era el segundo día de Feria que no había entradas para presenciar tan magno espectáculo, que a la postre fue una birria; los orejeros del clavel en la solapa, no pudieron hacer huso del moquero blanco que lo llevaban preparado para pedir los trofeos de su ídolo.
Decepcionante por presentación y comportamiento Cinco pequeñajos saltaron a la arena, ya que el tercero fue el único toro que peso 576 kilos, que embistió dando oportunidad a su matador para que al menos consiguiera un mediático triunfo y que también sacó la cara por el resto de sus hermanitos de camada. Exceptuando este tercero que fue aplaudido en el arrastre, los otros cuatro, pitados camino del desolladero y el que cerró plaza, abroncado, pagando el pato las consecuencias de sus hermanitos. Al parecer los buenos se quedaron en la dehesa y eso que fueron escogidos y remirados por los ganaderos, padre e hijo.
Con seis toros, sólo unos naturales No encuentro justificación alguna a la actitud del “mago” de Badajoz, debió dejarse en el armario del hotel, la chistera y la varita mágica ya que desde el primero al último de sus oponentes les recetó la misma faena anodina y deslavazada. Lo único destacable fue esos naturales de buen trazo al tercero o esas sentidas verónicas al quinto coreadas no solo por sus paisanos que llegaron a montón sino también por gran parte de los espectadores, pero eso no justifica ni el gesto ni la gesta. Con la espada: Al primero una estocada que haciendo guardia, al segundo entera arriba en sitio y un certero golpe de cruceta, al tercero, menos mal que entró por derecho volcándose sobre el morrillo, pero le hizo falta utilizar el descabello hasta en tres ocasiones, al cuarto acertó con el alfanje, saliendo el morlaco muerto sin remisión, por segunda vez la espada asomó por el costillar contrario haciendo guardia, hasta que finalmente logra tres cuartos de espada y un golpe certero con el de cruceta, tras matar al sexto de entera desprendida y otro certero golpe de descabello. La bronca estalló en todos los tendidos.
Así de simple terminó tan esperado festejo, con bronca sonora pera el ganadero de Galapagar y almohadillas con música fuerte de viento para un desfondado Alejandro Talavante.
Con los aceros también estuvo desacertado Miguel Martín fue aplaudido en el segundo tercio y José Antonio Carretero con los palos y su buen hacer en la brega.
Cortita ha salido la crónica, pero no había más cera que la que ardió en tan nefasto festejillo.
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