Una tarde sin fuerzas, sin aplomo o sin fuste. Una tarde que pasa en una feria de la que se pasa. Del Arte y la Cultura en una etapa en la que el Arte y la Cultura apenas asoma su inspiración en un país poco inspirado. Para llegar al Arte en este mundo escénico es necesario un texto-toro profundo, con fuste y enigma; de ahí en adelante el actor-torero podrá interpretar el texto-toro de una manera u otra según su personalidad, su técnica y experiencia. Pero si no existe texto, si no existe toro, el actor nunca despegará de su posición en el ruedo-escenario. El Puerto de San Lorenzo sólo trajo un toro propio de este honor y hasta este pinchó en las postrimerías. Nobleza a raudales y embestidas que planeaban hasta que se fundieron los plomos y acabamos buscándolos en tablas. El resto de la corrida fue un fiasco. El Cid está mas fuera que dentro, mas atrás que adelante, más saliendo que entrando, más en miedo que en valor, más menos que más, huyendo de los postulados minimalistas que abogaban por el menos es más. El Cid simplemente no está y Madrid tampoco está con los vacuos Espacios de El Cid. Daniel Luque miraba la Puerta Grande con ansia pero el arrebato de un manso de libro se la ha cerrado. Con su primero cuajó dos tandas que hicieron cumbre. Luego, afectado y camino de tablas tras el noble acabó con un susto que podía haber sido trágico pero que por la escasez de brutalidad del toro sólo quedó en el espasmo. Mató de buena estocada y paseo una merecida oreja. Su segundo era el rajado, la nada. Y no ocurrió nada como era de esperar a pesar de los impulsos del torero por intentar comerse al animal en toriles. Confirmó Dufau y tuvo una actuación muy digna Thomás Dufau confirmaba alternativa y mostró dos caras, la ofuscada o abultada y la clarividente y cristalina. Esta segunda con su segundo toro. En los medios frente a un burraco manso y sin ganas pero con peligro. Se lo ha metido en el saco con valor y ciencia torera. Lo más limpio de la tarde. Robando muletazos con sentido y sensibilidad. Sorprendiendo porqué no. Con despaciosidad y sentido. Con toreo en las manos y en la cabeza. Con mérito y mi admiración. Thomas Dufau.
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