Con casi tres cuartos de plaza se han lidiado cuatro toros de “Torrestrella” y dos del “Marqués de Domecq” (4º y 6º). Conjunto muy desigual de presentación. Sin trapío y anovillados 1º y 2º, una “vaca” el 4º y con remate pero chicos 3º y 5º. 6º, un toro de excelente presentación. Complicados y sosos pero toreables. Destacó el quinto, bravo de viaje largo. Miguel Abellán, oreja y ovación Antón Cortés, división y oreja con petición de la segunda, con división de opiniones para el presidente Salvador Vega, silencio y silencio. La buena línea de trapío de la Feria de Albacete ha finalizado a la llegada de la corrida de la prestigiosa ganadería de “Torrestrella” cuyo ganadero ha enviado a Albacete reses de saldo, muy desiguales de presentación. Sólo el sexto toro, un ejemplar excepcionalmente presentado, se salvó de la quema. Pero éste, como el cuarto, fue del Marqués de Domecq. Y fue excepcional de trapío en el sentido etimológico. Fue la excepción. Y de juego, complicadillos todos aunque con faena, más manejable el quinto, que tuvo viaje largo y resultó bravo una vez ahormada su embestida. Un toro chico aunque armónico con el que Cortés tardó en acoplarse, lo que no fue óbice para que el gitano ligara un buen puñado de pases destilando arte enjundioso. Tres tandas al final de la faena -de menos a más- que levantaron el listón de la tarde del albaceteño, que presentó sus maneras de gusto aunque sin apreturas. Mató de estocada desprendida y cortó una oreja. Lo defectuoso de la espada y dos desarmes fueron elementos negativos de la labor creciente del gitano. En su primer turno, frente a un animal anovillado, anduvo entre distancias y no concluyó nada, motivo por el cuál el respetable se dividió a la hora de mostrar sus opiniones. La misma división de opiniones que se expresó en el segundo toro de Cortés una vez que se concedió la oreja. El presidente escuchó cómo parte del respetable le recriminaba racanería en la concesión mientras que otros le aplaudieron por estimarla justa. Una oreja, de peso si se quiere, pero una. Es la medida apropiada. Y la segunda nota de interés de la tarde corrió a cargo de Abellán. El torero de Madrid estuvo muy valiente entre los pungitivos pitones de su segundo toro, mal presentado ejemplar de “El Marqués de Domecq”, que pareció una vaca para correr en los pueblos. Relevancia de un arrimón importante al final de su labor con el que elevó el tono de su faena. Pinchó y no cortó nada. No pinchó y sí cortó en su primer turno. Con otro anovillado estuvo digno aunque sin agobiarse con las cercanías puestas en práctica en su segundo toro. Oreja para Abellán, que mantiene su nivel en la Feria. Es uno de estos matadores de toros que siempre visitan Albacete por septiembre. Y de Salvador Vega poco se puede decir porque poco fue lo que hizo. Con dos toros complejos pero no imposibles, sólo estuvo delante, recetando tandas de las que nadie se acordará pasadas unas horas. Salvador Vega, inédito esta tarde en Albacete. Pero lo que sí se editó esta tarde en Albacete fue una mala gestión de todos los que tienen que ver con el espectáculo. Presidente, ganadero, empresa y público no estuvieron a la altura, manejando sin despeinarse una corrida de Torrestrella remendada con reses del “Marqués” que olió a broma. Sí, mal el público también, porque decir aficionados es pasarse. Nadie protestó ninguno de los cinco toros, aquellos que jamás debieron salir por toriles. |