Novillada de Montealto barroca de capas pues se vieron muchas y muy diferentes; alguno de los protagonistas como por ejemplo el jabonero Bombero que hacia tercero traía pinta y musculatura de toro y hasta 522 kilos. Con respecto al juego todos apuntaron a mansos y a los espacios de vergüenza ganadera.

Góngora decía que él mismo era el mejor fiscal de sus obras y yo me pregunto si los novilleros de hoy aprueban tal frase. En caso afirmativo más de uno debe estar tirándose de los pelos mientras el apoderado se sube por las paredes porque espaciaron así:

Thomas Duffau y su cuadrilla recrearon en el ruedo mil y una constelaciones con su primero debido a una caótica lidia que dejó siempre suelto al novillo. En la muleta Duffau lo logró parar pero nunca torear. Así mismo con su segundo los pases se sucedían pero las emociones se escondían. Y un espacio, el perineo del torero que a punto estuvo de quebrarse tras una extraña caída y la posterior colocación del asta en dicho espacio mientras Duffau permanecía tumbado a la espera del tiempo.

Sergio Flores apunta a ser un novillero cuyas aptitudes son más bien de domador que de torero. No parecía estar verde sino carecer por completo del concepto de toreo pues nada de lo que hacía miraba hacia un fin profundo sino más bien hacia una forma de espectáculo superficial. Su primero era un novillo de bandera que provocó la caída del caballo y picador y nos enseño espacios brutos y secos pero del que no pudimos disfrutar en la muleta porque el novillero bebe de fuentes de relumbrón y tras unas generaciones de agua contaminada al final el barroco degenera en neoclasicismo y creamos obras vulgares y feas. Con su segundo se hincho a dar pases y a domar al domable sin camelar al respetable.

López Simón citando de rodillas

López Simón tiene raza, ideas y querer y también tiene tiempo para no tener que demostrar nada y para dejar de comenzar las faenas de rodillas en los medios creando espacios más para diversión de los neófitos que para deleite del aficionado cabal que sí desea ver el miedo, pero por la barriga y despacito.