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Hoy en la plaza de Madrid no cabía un alfiler, el cartel de no hay billetes en la taquilla, los señores del clavel en sus localidades habituales y prestos para sacar los blancos pañuelos en cuanto medio medio las figuras hagan algo y metan las espadas en “buen sitio” y la cosa para ellos en la 9ª del abono les salio redonda, tres orejas en la tarde, con una Puerta Grande y todos contentos. Baile de corrales, ¡cuando no!, estando las figuras. El hierro titular, es decir, los de Núñez del Cuvillo no paso entera. Teniendo que ser remendada con dos toros de Ortigao Costa que hicieron 1º y 5º, siendo devuelto este último por inválido, el sustituto de Carmen Segovia un mulo con cuernos. Total tres hierros en corrida de máxima expectación por lo menos en el papel. Mansos y faltos de casta los siete toros que salieron por la puerta de chiqueros, salvándose de la quema el sexto del festejo, que metía la cara humillando y repitiendo cada vez que Manzanares lo citaba; también hay que anotar la falta de presencia de la corrida, la suerte de varas inexistente, faltos de clase. En resumen, el torito justo para el llamado toreo “moderno“. Eso si con el peso suficiente para ésta plaza, 551 de media. Para Julián López “El Juli”, una oreja de regalo en el cuarto y dos orejas en el sexto para José María Manzanares, la segunda por la rapidez que D. Julio Martínez sacó su albo pañuelo. Castella sin cambiar el guión y siempre con su toreo característico del arrimón. En el toro que abrió plaza, El Juli, no apretó el acelerador y la faena no tuvo nada fuera de lo común, parecía que el madrileño tenía prisas en quitárselo de encima al manso lusitano. El Juli con la derecha En su segundo si apretó el acelerador, pero a medio gas, logrando pases de buena caligrafía, pero en tandas muy cortitas por el pitón derecho, al igual que por el contrario, eso si bajando la mano en los naturales; todo ese conjunto gustó y llegó a los abarrotados tendidos. Al culminar con el julipié de una estocada hasta los gavilanes pero defectuosa. Aparecieron los pañuelos pidiendo el trofeo que el Usía le regalo.
El segundo de la tarde era un toro impresentable para Madrid. El torero de Beziers, digamos que estuvo aseado en su quehacer y siempre dentro del guión ya conocido por todos, lo mejorcito fue a la hora de entrar a por uvas, dejando una estocada delantera del que el cuatreño salió sin puntilla. Silencio. Castella interpreta el pase cambiado Como ya comentaba en líneas anteriores, el quinto bis era un mulo con cuernos, que no quiso saber nada ante el caballo, galopó de lejos al cite de Castella situado en la boca de riego y dos pases cambiados por la espada que te endiño, el ¡OH! en los tendidos, citó por ambos pitones pero nanay, todo con el dichoso piquito y fuera de cacho. El 7 cansado ya de tanto pase sin más, soltó su clásico bum, bum, petardo. Silencio.
Manzanares exhibe los trofeos que le concedieron Con ganas venía el torero de Alicante y a rubricar su último triunfo de Sevilla, pero ante el primero de su lote no pudo acoplarse, dadas las condiciones del animal, pero el buen ánimo de Manzanares, pudo más y arrancó al bóvido algunos pases sueltos por los dos pitones, quizá alargó la faena, perdiendo tiempo. Entró a matar en la suerte natural, dejando una estocada entera en buen sitio, (aviso) antes de que doblara el toro.
Manzanares con la diestra Sentimiento y donaire imprimió su quehacer en el último de la tarde, arriesgando y por ello en un momento dado, voló por los aires sin mayores consecuencias que la taleguilla rota; muy torero estuvo con la franela, llegando al público que le premió con aplausos toda esa labor, toda la faena fue en los medios y en ese mismo terreno entró por derecho con la toledana, dejando una estocada entera en el mismo hoyo de las agujas. La plaza entera sacó los albos pañuelos pidiendo los trofeos que la autoridad inmediatamente concedió, dos orejas, la vuelta parsimoniosa al anillo y en hombros de los capitalistas por la Puerta Grande, camino de la calle de Alcalá.
Creo que todos salimos contentos del festejo, en especial los del clavel que vieron salir a un torero por la tan ansiada Puerta. Al final la cosa no salió tan mal, en el cartel más rematado del ciclo. |
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