Esta plaza ya no es lo que era. Cada vez más orejeros de pueblo acuden en masa a las ferias, tanto de San Isidro como del Aniversario, haciendo valer su ignorancia mayoritaria para manifestarse y solicitar trofeos, dar ovaciones y premios según les dé. Ni siquiera mantienen un criterio fijo. Esta tarde ocurrió que se volvían locos por el arrimón que se dio Castella con un anovillado medio-toro, manso, casi inválido y descastado segundo de la tarde (sin haber dado ni un sólo muletazo de verdad, con multitud de enganchones y hasta un desarme). Todo lo que hacía estaba bien. Tras matarlo de una estocada trasera y atravesada pidieron frenéticamente una oreja que fue concedida e incluso una segunda que el palco no consideró mayoritaria. Menos mal. Poco después, El Fundi sorteó un cuarto, el de más poder de la corrida, también manso y descastado, pero que tomó tres largas varas (caso único en las dos ferias, creo) y a pesar de ello llegó con fuerza al último tercio. El de Fuenlabrada hizo más o menos lo mismo que había hecho el francés, incluso con muchos menos enganchones y sin embargo sólo recibió indiferencia y fue pitado constantemente (y no digo que no tuvieran razón). Pero, sin embargo, me pregunto ¿por qué no habían protestado al de Béziers? ¡Ah, el marketing! Se ve que la propaganda de ciertos juntaletras pesebreros influye en el criterio de ciertos espectadores. Si no se juzga por igual a unos y a otros se deja de ser justo. De eso se acusa en general a los del 7, de que tenemos prejuicios contra ciertos toreros. Tal vez sea cierto, pero y los locos ignorantes del resto que casi llenaban la plaza esta tarde ¿que? Ya veran ustedes como ningún narrador trincón dice nada en contra.

Los tendidos enloquecían con la actuación de Castella que apenas toreó

Pero es que aún hay más. Castella en el quinto, un manso descastado que escapaba y casi no fue picado, por lo que llegó a la muleta con galope y emotivas embestidas iniciales, sólo mostró al principio de faena ese valor (que nunca le hemos negado los del 7), convirtiendo la plaza en un manicomio. Sin embargo, en cuanto quiso empezar a “torear a lo moderno” mostró por qué no nos gusta a los del 7. Tirando líneas, retorcido hasta extremos insospechados, echando al toro hacia fuera, rectificando posiciones en cada cite, con constantes enganchones, metido entre los pitones (justo la zona ciega del toro) y además hoy descubrimos otro defecto más. A mitad del muletazo le quitaba la muleta de la cara, dando sólo medios-pases y se quedaba en la oreja del manso y descastado y éste ni rechistaba. Para luego te quedas en la oreja de un toro encastado. Sales por los aires, vamos. El toro se fue apagando y terminó marmolillo, con lo que Castella aún se regodeaba más, metido en la zona ciega. Menos mal que pinchó (en los bajos) antes de agarrar otra defectuosa, si no le dan otra oreja de pueblo y hubiese mancillado la Puerta Grande de Las Ventas otro año más.

Otra demostración de la injusticia de los locos ignorantes. A Ambel por dos pares de banderillas  simplemente correctos en el quinto le jalearon y obligaron a desmonterarse y a Joselito Gutiérrez que puso otros dos pares similares o mejores en el sexto ni puñetero caso.

El Fundi, que entró en este cartel porque Tomás exigió uno más antiguo por delante, tuvo que matar al primero de la tarde, inválido completo y sin medio pitón, mantenido en pie con alfileres, porque el del palco se negó a cambiarlo. Así no se defiende a los aficionados, señor Muñoz Infante. Así sólo se lucra la empresa.

El tercer espada, que sustituía a José Tomás, era Perera, otro que había fracasado en sus anteriores comparecencias, pero esta vez no circularon SMS's para boicotearle. Se ve que tras el fiasco de lo de El Cid han comprendido que al 7 no se puede manipular. Está claro que a Perera incluso los ignorantes locos le han descubierto sus trucos de “toreo moderno” y ya no engaña a casi nadie. O se vuelve a poner vertical (no retorcido y en alcayata), se pasa los pitones por la faja (no tirando líneas hacia fuera), no rectifica posiciones entre pase y pase (rematar los pases para ligarlos y cargar la suerte) o lo va a tener difícil para ganar de nuevo el favor de esta plaza. Por mucho que los trincones le adulen, aduciendo que ahora está en horas bajas. Pues no, porque siempre lo ha hecho así. Para colmo hubo un detalle que demuestra su penosa actuación. El tercer toro, otro inválido, había entrado por vez primera al montado pero antes de ser picado se metió por los adentros, se dió una vuelta alrededor del caballo y escapó a la carrera sin que el picador hubiese podido ni siquiera clavarle la puya. Luego entró por segunda vez y ahora se le picó, pero al escapar le hizo el quite Fundi y Perera hizo gestos ostensibles a los alguaciles para que cambiasen el tercio (así de moribundo veía ya al toro). El palco no atendió a Perera y le dieron un segundo picotacito ¿Se creía que estaba en Andalucía?

Del cartel inicial faltó José Tomás; dicen los expertos que sus veedores habían escogido varios de los toros que hoy saltaron al albero venteño y aunque en sus manos hubiesen parecido distintos, no nos gustaron en absoluto. Porque todos fueron mansos, alguno incluso galopaba escapando de los capotes, descastados, tenían las fuerzas muy justitas (sólo el cuarto mostró poder) y a casi todos se les simuló la suerte de varas. El remiendo de Cortés, que hizo sexto, no fue muy distinto, a pesar de que su encaste es otro. En resumen, el prototipo que eligen las figuras, de medio-toro, chochón y que deja estar en la oreja. Cierto que una distinta lidia puede cambiar el comportamiento aunque las características de los toros hubiesen sido las mismas.