Este fue el clamor que estalló en el 7 durante la lidia del tercer inválido y anovillado del marqués de Domecq, al que el señor del palco, don Manuel Muñoz Infante, que dice ser aficionado (?) no quiso devolver a los corrales, tal como había hecho con el primero ¿Por qué la diferencia de trato? Porque el primero se derrumbó mientras que los segundo y tercero se mantuvieron en pie como “zoombies” o muertos vivientes. Cualquier aficionado, incluso cualquier espectador no muy entendido, podía ver que eso no eran toros de lidia (que quiere decir de combate), porque eran incapaces de luchar, al no tener ni casta ni fuerza para ello. Por tanto se imponía la devolución a los corrales. Pero no. Un presidente se ponía a defender a la empresa en vez de a los aficionados una vez más.

¡¡Manos arriba, esto es un atraco!! en la imagen, no es literatura

Pero en el 7 también se oyeron más tarde gritos de ¡Ladroooones!, dirigidos en general hacia la empresa y a las autoridades. Y varias veces más aquello de ¡Fuera del palco!, sobre todo porque los toros siguientes fueron igual de porquería y basura que los tres primeros. Sólo el último de la tarde aguantó más o menos una lidia normal. Y gritos también de ¡Fuera, fuera! a la empresa Taurodelta, la primera responsable del fraude y ÚNICA BENEFICIADA ECONÓMICAMENTE de todo esto.

A los del Centro de Asuntos Taurinos de la CAM, que aprueba los carteles, también se les increpó como culpables, porque estos señores tan listos e importantes (o eso se deben creer ellos) sólo se han preocupado en esta vergonzosa feria de “lucir palmito” (o fazzoletto) en sus privilegiados asientos del callejón y practicar el tancredismo mirando para otro lado, en vez de exigir a la empresa, señalada por ellos como la más adecuada para gestionar la plaza, espectáculos acordes a su supuesta categoría. Y si no, don Ignacio González, el que puso a esta empresa y a los carteles de la feria por las nubes que nos explique por qué se fue hoy del callejón mucho antes de acabar la corrida ¿Pensaba en una asonada y se fue a esconder cual cobarde en un zulo antinuclear? ¿Es que su “carguete” político no le obliga a dar la cara y aguantar el tipo?

Y qué decir de los periodistas, si ni siquiera en la corrida de su Asociación fueron capaces de cumplir el reglamento, con la connivencia de las autoridades que permitieron un fraude en toda regla. Y el señor González Urbaneja sonreía y sacaba pecho por estar junto a un miembro de la familia real, viendo cómo se ROBABA públicamente a veinte mil personas. Los aficionados hace dos meses lo denunciamos a los cuatro vientos y ninguno de los periodistas nos hizo caso. Sólo al ver el fracaso del fraudulento e ilegal festejo y a toro pasado, una vez acabado el bochornoso espectáculo de las “figuritas con torillos”, intentaron salvar su culo y defender nuestra postura.

A pesar de todo, en esta MIERDA de feria hubo varios toros, pocos, menos que otras veces, que se fueron sin torear, porque los toreros cada vez lo hacen peor e intentan engañar más. Y no lo digo por los tres de esta tarde que, en cuanto se dieron cuenta de cómo eran los sustitutos de los de Adolfo, no nos hicieron perder el tiempo y abreviaron con dignidad.

Qué bien has hecho Adolfo, en no dejar que unos veterinarios malos aficionados te hayan descabalado la corrida, llevándotela entera. Si todos los ganaderos hubiesen hecho lo mismo la mitad de las corridas de la feria o no se habrían celebrado o se habría tenido derecho a la devolución de las entradas. Pero eso hubiese ido contra la avaricia de la empresa.

Y otros grandes culpables del fracaso son esos ganaderos manipuladores que ponen fundas a sus reses decastándolas y torturándolas al tenerlas que inmovilizar. El toro tiene que estar íntegro y sin manipular, según dicen ley taurina y reglamento. ESTO DE LAS FUNDAS HAY QUE PROHIBIRLO YA.

Como puede verse, no sólo hay un culpable, sino muchos otros y en cadena. Y nosotros, los aficionados sólo...a pagar y no protestar. Y algunos GILIPOLLAS nos llaman reventadores, pero no defienden nuestros derechos a manifestarnos cómo y cuándo queramos. Pues que sepan que en siglos pasados, con esta MIERDA se habría quemado la plaza o se habrían arrancado asientos para arrojarlos a los culpables. En esta feria hemos sido más pacientes y educados.

En resumen, deberían caer cabezas ya. Pero no una sino muchas ¿Para cuándo una REVOLUCIÓN y una buena guillotina? Si todo sigue igual, no hacen falta antitaurinos para acabar con la fiesta de los toros. Aunque siempre nos quedará París...digo Francia.