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Un día emotivo el vivido en Barcelona con el acto de por la mañana y la corrida de la tarde. Si por la mañana se ha vibrado con la presencia de tantos aficionados, incluidos los toreros y gente del mundo de la cultura y del toro, que han querido mostrar así su apoyo a la que consideran una Fiesta suya, en contra de los perseguidores de cuanto huele a español; por la tarde ha sido la sensibilidad a flor de piel para poder vivir intensamente la fiesta en su esatdo natural: la lidia de una corrida de toros. El ganado ha fallado estrepitosamente y no se ha sumado a lo que debería haber sido una apoteosis total pero, al menos, ha servido para encontrarnos con un torero catalán comprometido y motivado para estar donde hay que estar. Ha cortado tres orejas y no se ha podido redondear nada más, como hemos dicho, por culpa del ganado. Al final, ese luchador que es el presidente de la Plataforma para la Defensa de la Fiesta, Luis Corrales, ha puesto también sus hombros para llevarse a Serafín Marín, entre las ovaciones de esos más de dos tercios de plaza que decían muy claro, y de esa forma: SI A LA FIESTA, no a los que quieren erradicar algo nuestro. Se han lidiado seis toros de Los Chospes, muy desiguales en todo y de poco juego. Serafín Marín, en solitario, obtuvo: oreja, oreja, vuelta al ruedo, silencio, aplausos y una oreja. Salió en los hombros de todos los que aman la Fiesta. Hoy más que nunca. |
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