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Hoy los del tendido 7 han salido satisfechos por primera vez en la feria. Y es que consideraban que ya era hora de que la empresa cumpliese el contrato que significa el pago de una entrada para ver una corrida de toros. Porque hoy, aunque los dos últimos eran de Hernández Plá, que completaban la corrida de José Escolar, salieron al ruedo toros de lidia, tal como se anunciaba en los carteles. Toros de lidia antigua, que requirieron ser picados de verdad, nada de simulaciones y que incluso hubiesen necesitado más varas. Duros de pezuña, muriendo casi todos de pie y con la boca cerrada, resistiéndose incluso a los descabellos y puntilleros, requerían lidiadores y hombres de verdad. De los de antes. Unos toros fueron mansos, otros menos, llegando a tomar hasta tres y cuatro varas. Hubo un instante durante el primer tercio del sexto, un manso de libro y con peligro, con el que Fundi estuvo muy bien dirigiendo la lidia, en el que estaban casi todos los toreros de a pie, con la faz pálida, moviéndose por el ruedo, persiguiendo e intentando que el manso no se escapase y entrase al caballo. Además había dos capotes caídos, procedentes de desarmes anteriores. Sólo faltaban un par de caballos muertos tapados con lonas para que hubiese sido una estampa de LA LIDIA, la famosa revista taurina del siglo XIX. En cuanto a los toreros, decir que estuvieron con ganas y hechos unos tíos y que su principal mérito fue que todos salieron por su pie de la plaza (incluso Domingo Navarro, aunque éste cojeando, debido al puntazo recibido al intentar apuntillar al moribundo tercero). La mayoría del actual escalafón creo que no lo hubiesen conseguido. También es cierto que, con esta misma corrida, toreros de no hace tanto tiempo, como Manili y Ruiz Miguel, por ejemplo, creo que hubiesen salido a hombros ¿Por qué? Porque estos sabían cómo lidiar con brillantez y conocimientos. Los de hoy estuvieron casi siempre a la defensiva y a merced de los astados. Tiene una explicación. Que quedan muy pocos toros de verdad como éstos, que acometan sin avisar ni necesidad de citarles y los toreros hoy están acostumbrados a los que sólo van y vienen cuando se les llama, es decir toros bien educados. Los de los bodegueros. Sin embargo, los de la corrida de esta tarde eran maleducados, como debe ser una fiera, pues para eso se la cría. Fundi pudo haber estado mejor con su primero, al que tardó en descabellar escuchando dos avisos. A su segundo no quiso ni verlo. En banderillas fatal. Sin embargo, como ya hemos dicho, estuvo bien dirigiendo la lidia. Ramos mejor con los palos y muy bien con la espada, aunque peor y muy afligido y tosco con las telas. Robleño volvió a ser el torero valiente y animoso de sus comienzos. Muy jaleado por sus vecinos del corredor del Henares, que abarrotaban hoy los tendidos de los isidros, lo intentó con ambos oponentes aunque nunca consiguió dominarlos, estando casi siempre a su merced. Mató defectuosamente aunque arriesgando y al caer el sexto hubo petición minoritaria de oreja, parecida a la de ayer. Pero hoy estaba en el palco el señor Muñoz Infante, que se comportó como debe hacerlo quien ocupa la presidencia de la plaza de Las Ventas y velar por mantener su categoría. Robleño dio la vuelta al anillo, un justo premio a su valiente labor en general. Al final de la corrida nadie se consideraba defraudado. Nadie se había dormido ni bostezado, en cualquier momento se mascaba la tragedia que afortunadamente no llegó y siempre hubo emoción en el ruedo. Seguro que la mayoría de taurinos y periodistas pesebreros dirán que los toros eran imposibles...”para hacer el toreo güeno” de ahora, pero los aficionados veteranos seguro que recuerdan muchas tardes gloriosas, no hace muchos años, con corridas similares a ésta. Hoy, los de El 7, sí que amortizaron el precio de su entrada. Por eso no protestaron ni sacaron pancartas por primera vez en lo que llevamos de feria. Sólo abroncaron con fuerza a los mullilleros trincones al hacer el paseíllo. *Foto: Luis |
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